Joseph Clancy, el veterano agente elegido para salvar al Servicio Secreto de EEUU

Quien escuche el apellido Clancy vinculado a asuntos de seguridad y agente secretos quizá imaginará argumentos de acción y maravilla, de espías que tratan de frenar graves atentados o neutralizar amenazas mayores. Y en buena medida acertará, en el emocionante ámbito de la literatura de acción e intriga.

Pero, desde ahora, otro Clancy está asociado, de una manera mucho más tangible, directa y crítica, a la unidad de protección del personaje más importante que esas instancias pueden cuidar: el presidente de Estados Unidos.

Joseph Clancy, veterano agente y ahora director formal del Servicio Secreto de EEUU. (EFE)
Joseph Clancy, veterano agente y ahora director formal del Servicio Secreto de EEUU. (EFE)

Joseph Clancy –no Tom, el singular autor de novelas de espías– fue nombrado por Obama como el jefe del Servicio Secreto, un puesto que ya asumía de facto desde hace varios meses pero al que, ahora, llega de modo formal.

Clancy llegó inicialmente al liderazgo del Servicio Secreto, una entidad de la que él es agente veterano, a finales de 2014, luego de que la entonces directora Julia Pierson renunció tras un incidente de seguridad en la Casa Blanca. De acuerdo a la radio NPR, Pierson dejó su cargo en medio del escándalo desatado luego de que un individuo escaló la reja exterior de la residencia del presidente, entró al edificio y recurrió buena parte de su planta principal sin que el Servicio Secreto lo detectara o detuviera. El individuo fue al final detenido por un oficial que estaba en ese momento fuera de servicio.

Pero eso fue solo la gota que derramó el vaso, pues el Servicio Secreto había sido ya golpeado por diversos incidentes y escándalos que, por un lado, crearon suspicacias sobre el grado de seguridad del presidente y su entorno cercano y, por otro, cuestionaron las capacidades y el profesionalismo de esa agencia y de algunos de sus elementos.

Clancy llegó, así, como una especie de bombero a una organización donde él ya había laborado en altas posiciones (incluso la jefatura de la unidad de protección directa del presidente) para apagar gracias a su experiencia y prestigio los incendios y reordenar las cosas. Obama se inclinó por él por la confianza que le tiene y su probada capacidad, aunque en su momento, como señaló el periódico ‘Washington Post’, voces críticas en el Congreso clamaron para que fuera designado alguien de fuera y así barrer con los problemas con una mirada ‘fresca’ o diferente.

Pero Obama prefirió a Clancy y ciertamente su labor será compleja y difícil.

Michaele y Tareq Salahi saludan al presidente Obama en una cena de estado a la que entraron sin invitación. (AP)
Michaele y Tareq Salahi saludan al presidente Obama en una cena de estado a la que entraron sin invitación. (AP)

Un resumen de algunos de los incidentes y escándalos recientes evidencian lo que el ahora director formal del Servicio Secreto tiene que limpiar en el ‘otro’ currículo, el indeseable, de esa agencia.

En 2012, tres empleados del Servicio Secreto perdieron su trabajo en la agencia y otros ocho fueron colocados en baja temporal luego de que estuvieron implicados en un caso ligado a la prostitución. En Colombia, donde agentes realizaban trabajo de preparación antes de una visita de Obama a ese país, al menos 10 agentes del Servicio Secreto y otros tantos militares en servicio habrían llevado prostitutas al hotel donde se hospedaban, según la cadena Fox.

En 2011, indicó ‘The Washington Examiner’, agentes del Servicio Secreto fueron movidos de sus asignaciones en el área de la Casa Blanca, reduciendo con ello la capacidad de protección de esa área, para acudir al domicilio privado de una integrante de su equipo directivo que tenía problemas con un vecino, una operación cuestionable a la que se le llamó "Operation Moonlight".

En noviembre de 2009, una pareja de actores de programas 'reality' se coló sin invitación a la cena de Estado que Obama ofrecía al primer ministro de India, sin que el Servicio Secreto lo evitara. Al final, aunque la cosa tuvo su lado cómico, incluso lograron acercarse a Obama, un hecho inquietante que puso de pelos de punta a las instancias de la Casa Blanca, relató ‘The Washington Post’.

Otra nota baja fue el caso de tres agentes del Servicio Secreto, que eran parte de la seguridad de Obama en una visita a Holanda en marzo de 2014, que fueron hallados borrachos, uno incluso en estado inconsciente, en un hotel en Amsterdam.

Y apenas en enero, un pequeño drone (aeronave no tripulada) se estrelló en la Casa Blanca. Su operador, según CNN, se situaba a unas 10 cuadras del edificio y no tuvo ninguna intención agresiva (al parecer el drone habría tenido una falla técnica). Pero el solo hecho de que un artilugio volador pueda penetrar en el área de la residencia presidencial sin que fuera detectada y sin que nada se hubiese podido hacer para evitarlo encendió focos rojos.

El pequeño drone que se estrelló en la Casa Blanca. (AFP)
El pequeño drone que se estrelló en la Casa Blanca. (AFP)

Y todo esto solo sería, quizá, la punta del iceberg o la cereza del pastel, pues también se ha criticado la falta de rendición de cuentas y la profusión de conductas inapropiadas entre el personal del Servicio Secreto, sin que ello desde luego merme o desacredite las muchas ocasiones en las que esa agencia ha realizado sus labores de modo impecable. Pero en cuestiones de esta envergadura, toda mancha o brecha resultan inaceptables y riesgosas.

Joseph Clancy cuenta con la confianza del presidente y necesitará de toda su experiencia para limpiar y reordenar el Servicio Secreto, algo en lo que probablemente no le venga mal un poco de imaginación creativa al estilo de Tom, el otro Clancy.