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Cómo viven hoy las tribus y naciones indias originarias de EEUU

Cómo viven hoy las tribus y naciones indias originarias de EEUU

Fueron los pobladores originales del territorio que hoy es Estados Unidos, poseedores de una cultura y una interacción espiritual, económica y ecológica con su entorno singulares. Son las naciones indígenas nativoamericanas.

La colonización europea los confrontó rudamente y en el siglo XIX, durante la gran expansión estadounidense hacia el Oeste, fueron barridos por la fuerza (aunque ellos resistieron con las armas todo lo que pudieron), traicionados en muchas ocasiones luego de haber firmado ‘tratados’ con el gobierno que acabaron en papel mojado, en muchos casos casi exterminados y confinados a espacios restringidos en las llamadas ‘reservaciones indias’. Aunque son parte primordial y original de la cultura en Norteamérica, por siglos fueron perseguidos, discriminados y dejados en el olvido.

Hoy las cosas son algo diferentes, aunque la problemática de las llamadas naciones o tribus indias en Estados Unidos es compleja. Pero los nativoamericanos actualmente han logrado perdurar, incluso se han beneficiado de ciertas consideraciones especiales, y han mantenido un notable caudal de su cultura y tradiciones.

LA HISTORIA

Es difícil saber con precisión cuántas tribus o naciones indias existieron antes de la llegada de los europeos a América, ni cuál era su población (que se ha estimado en un amplio rango que va de 1 a 18 millones de personas). Es cierto que el desarrollo urbano y la organización sociopolítica de los pueblos originarios fueron, en lo que hoy es Estados Unidos, comparativamente menos complejos y estructurado que los de las culturas del México precolombino, pero prácticamente todo el actual estadounidense, incluidos Alaska y Hawaii, contó con pobladores indígenas desde los primeros tiempos de la presencia del hombre en América. Y aunque muchos permanecieron en un esquema seminómada de cazadores-recolectores, otros pueblos lograron elevados grados de sofisticación, con agricultura desarrollada, entornos urbanos amplios y estructuras sociopolíticas avanzadas.

Pueblo Bonito en Nuevo México, un destacado sitio arqueológico nativoamericano. (AP)
Pueblo Bonito en Nuevo México, un destacado sitio arqueológico nativoamericano. (AP)

Ejemplos de ello son los notables restos arqueológicos de Pueblo y el área del Chaco en Nuevo México (que datan de entre los años 900 y 1150) y la importante cultura del Mississippi de la que la ciudad de Cahokia (hacia los años 600 a 1400), frente a la actual ciudad de San Luis, es un notable sitio arqueológico de montículos y estructuras, el mayor en toda Norteamérica al norte de México.

La llegada de los europeos, españoles, franceses, ingleses, lo transformó todo y aunque los primeros en resultar afectados fueron los pueblos geográficamente más cercanos a los focos de colonización europea -la costa este de Estados Unidos, el este de Canadá y la Florida y el suroeste estadounidense (Texas, Nuevo México, California)- para mediados del siglo XIX los pueblos indios en todo el territorio continental de Estados Unidos sufrieron el empuje y la devastación de los colonizadores de origen europeo. La guerra, el exterminio, las enfermedades, la pérdida de sus tierras ancestrales y el exilio y el desplazamiento forzados fueron, en gran medida y trágicamente, los resultados, aunque los indios no se rindieron sin antes resistir (y en muchos casos sucumbir antes de aceptar la dominación) como lo ejemplifican las guerras de los líderes indios Tecumseh (de la nación Shawnee), Jerónimo (de los apaches) o la derrota mortal del general George Custer a manos de combatientes Cheyenne, Lakota y Arapaho.

La resistencia al final fue inútil, pues la actitud del gobierno y los colonizadores estadounidenses fue muy clara: desplazar y reubicar en reservaciones a las naciones indias para conceder el territorio y sus riquezas a la expansión de los anglos y sus empresas. Leyes como la ‘Indian Removal Act’ de 1830 y las ‘Indian Appropriations Acst’ de 1851 y 1871 dieron formalidad –la justicia es otra cosa- a ese proceso.

En todo caso, y si bien el resultado final fue la ubicación en reservaciones o, incluso, en pequeñas parcelas individualizadas, es indudable que los pueblos indios tuvieron participaciones cruciales en el proceso histórico estadounidense: desde la tradición benevolente de ‘Thanksgiving’ y las alianzas y conflictos militares que durante la etapa de la colonia y la Guerra de independencia llevaron a muchas naciones indias del este a combatir en uno u otro bando, hasta la participación de combatientes nativoamericanos en la Guerra Civil, tanto del lado de la Unión como de la Confederación, y el amplio compromiso mostrado por miles de jóvenes indios que se enrolaron en el ejército estadounidense para pelear en la Segunda Guerra Mundial.

Barack Obama con líderes de la reservación india Standing Rock en Dakota del Norte. (AP)
Barack Obama con líderes de la reservación india Standing Rock en Dakota del Norte. (AP)

LAS NACIONES DE HOY

Según datos del censo del 2010, en el país viven unas 2.9 millones de personas identificadas como de origen indio americano y de Alaska, cifra que sube a 5.2 millones si se considera a personas con combinación de etnicidad india y al menos otra más. De acuerdo a estimados de 2013, los grupos más numerosos son las 304,000 personas que se identifican como parte del pueblo Navajo, 279,000 del Cherokee, 126,000 del Sioux y 126,485 del Chippewa. Y aunque casi la mitad de todos los nativoamericanos residen en el oeste del país existen poblaciones en prácticamente todos los estados, destacando 363,000 que viven en California, 321,000 en Oklahoma, 296,000 en Arizona, 193,000 en Nuevo México, 171,000 en Texas, 122,000 en Carolina del Norte, 107,000 en Nueva York, 105,000 en Alaska y 103,000 en el estado de Washington.

A nivel federal, en 2013 el gobierno estadounidense reconocía la existencia de 566 tribus indias y, de acuerdo a la Oficina de Asuntos Indios en el país existen 326 espacios administradas como reservaciones, siendo la mayor la Reservación de la Nación Navajo con 16 millones de acres (en territorio de Arizona, Nuevo México y Utah) y la más pequeña la reservación de 1.32 acres donde se ubica el cementerio de la tribu Pit River en California.

El mapa actual de las reservaciones indias en Estados Unidos. (US Census)
El mapa actual de las reservaciones indias en Estados Unidos. (US Census)

 

Aunque todas las reservaciones indias están asociadas a una o más tribus, y algunas tribus poseen más de una reservación, existen tribus reconocidas federalmente que carecen de una reservación o espacio territorial. Y, adicionalmente, sólo alrededor de un tercio de todas las personas de este origen viven en reservaciones, aproximadamente un millón, mientras que casi el doble de esa cantidad lo forman personas que viven asimiladas en ciudades.

 Además, existen otras tribus solo reconocidas a nivel estatal y otras que alegan serlo pero que, por alguna razón, no han cumplido los requisitos para recibir ese aval legal que son, principalmente, comprobar que sus miembros desciendan de una tribu histórica, tengan una trayectoria larga de existencia como grupo, sean identificados externamente como indios y contar con una autoridad política formal.

EL PRESENTE LEGAL

Hoy, la ley estadounidense reconoce la existencia de comunidades indígenas históricas con peculiaridades culturales, políticas y legales específicas y, en muchas ocasiones, vinculadas a un territorio o reservación. Ese reconocimiento jurídico implica que las tribus que son reconocidas por la autoridad federal posean una ‘soberanía tribal’ y sean consideradas como ‘naciones’, lo que les confiere una condición bastante singular.  

Ciertamente, los alcances y atributos de esa soberanía y esa nación no son las que usualmente se atribuyen al moderno estado-nación, pues las naciones indias no son en realidad independientes ni poseen plena soberanía, aunque sí gozan de autonomía y autogobierno al margen, hasta cierto límite, de las instituciones generales. Las tribus indias son definidas como “naciones internas dependientes” y su soberanía es parcial y limitada en el marco de otras soberanías como son la federal, las estatales y, en el fondo, la del pueblo mismo. Muchos de los derechos constitucionales del ‘Bill of Rights’, pero no todos, están vigentes para las tribus indias y sus cortes propias tienen jurisdicción y capacidad de sanción limitada en ciertos asuntos penales.

Un simpatizante con la bandera del American Indian Movement. (AP)
Un simpatizante con la bandera del American Indian Movement. (AP)

 

Con todo, si bien se respeta en ese sentido ciertos modos y usos a la hora de impartir justicia, la ‘Indian Civil Rights Act’ de 1968 indica que valores como las libertades de religión, expresión y prensa, de reunión pacífica para atender peticiones y problemas, de salvaguarda de la propiedad y varias prácticas del debido proceso penal y legal  deben ser respetadas en las reservaciones y en los procesos de justicia tribal.  También limita a un año de prisión y a $5,000 en multas las sanciones que las cortes tribales pueden imponer.

Una peculiaridad adicional es que las cortes tribales tienen jurisdicción sobre asuntos relacionados con empresas y entidades que son prerrogativas específicas de las naciones indias, como la operación y regulación de casinos. Los casinos son, en este contexto, una de las actividades más peculiares de las naciones indias actuales. En 1988 se expidió la ley que regula específicamente las operaciones de juego en reservaciones indias, que generan cada año ingresos por miles de millones de dólares.

Esto es especialmente relevante dado que, por una determinación de la Corte Suprema de Estados Unidos, se determinó que los estados no tienen autoridad para imponer impuestos dentro de las reservaciones indias ni para regular las actividades de los nativoamericanos dentro de esas reservaciones. Así, se abrió la puerta para la libre operación de sitios de juego y apuestas en reservaciones indias, una actividad multimillonaria y distintiva, aunque en muchas ocasiones tales ingresos no se reflejen necesariamente en bienestar general para las comunidades indias.

 LA VIDA CONTEMPORÁNEA

Aunque el lugar común ha congelado la imagen de los indios americanos con los estereotipos de las épocas del viejo oeste del siglo XIX, en la actualidad se ha dado un proceso paralelo de asimilación y de mantenimiento de las tradiciones, cultura y lenguas indias que ha creado un panorama complejo y rico a la vez.

Hoy, para pertenecer legalmente a una tribu india reconocida federalmente se debe cumplir con ciertas reglas, que varían de acuerdo a la tribu pero que en general implica probar que se tienen ancestros de origen nativoamericano y un determinado ‘porcentaje’ de sangre india, lo que para ciertos casos de beneficios federales implica tener, al menos, un abuelo o abuela de sangre nativomericana.

Así, aunque las comunidades indias han enfrentado y enfrentan, como otras minorías, prejuicios, racismo y discriminación en paralelo han emprendido un proceso de revalorización de la identidad cultural nativoamericana.

Atrás quedaron épocas en las que, por ejemplo, se forzaba a los niños indios a educarse en internados manejados por misioneros cristianos para imponerles la asimilación a los usos occidentales y su conversión al cristianismo y, por ejemplo, muchas tribus indias operan hoy sus propios sistemas de escuelas en todos los niveles educativos, incluido el universitario.

Los Sioux que sirvieron en el ejército como oficiales de codificación recibieron la Medalla de Oro Congresional. (Getty Images)
Los Sioux que sirvieron en el ejército como oficiales de codificación recibieron la Medalla de Oro Congresional. (Getty Images)

Durante la Segunda Guerra Mundial, 44,000 nativoamericanos sirvieron en el ejército de Estados Unidos, una proporción enorme en comparación a la población india de la época, que supuso un cambio cultural importante por la exposición que esas personas tuvieron a otros modos culturales y por las transformaciones que ellos indujeron a su retorno tras el fin del conflicto armado.

Y desde la década de 1960 se emprendieron acciones de lucha por el reconocimiento y el respeto de la identidad y los derechos de los pueblos indios, con la Indian Civil Rights Act de 1968 y la creación de la controvertida organización American Indian Movement (que ha reivindicado los derechos y la legitimidad de los pueblos nativoamericanos) como dos elementos clave.

La reciente posibilidad legal de que los tribunales tribales puedan procesar a personas no indias si estas cometen violencia contra mujeres nativoamericanas dentro de las reservaciones ha ampliado su margen de justicia, pues antes esos agresores quedaban muchas veces impunes.

Esto no significa que las cosas sean fáciles para ellos: según un estudio del Pew Research Center, un tercio de los indios americanos viven en pobreza, y como lo explicó el propio presidente Barack Obama en un artículo publicado en ‘Indian Country Today’, en algunos casos esa cifra sube hasta dos tercios y la deserción escolar es también considerablemente alta para los nativoamericanos.

Y aunque se han dado algunos intentos fallidos, realizados por ciertos grupos políticos, tanto republicanos como demócratas, de eliminar las capacidades de autogobierno tribal e incluso de desconocer a ciertas naciones, la vitalidad de las tribus indias es innegable.