Las razones por las que Jeb Bush podría ganar o perder la candidatura presidencial

Ha sido puntero desde hace meses en las encuestas republicanas, y finalmente ha formalizado su candidatura, pero el exgobernador de la Florida enfrenta una encrucijada

Finalmente, Jeb Bush oficializó lo que, desde hace meses, ha sido su principal actividad: la búsqueda de la candidatura presidencial del Partido Republicano rumbo a las elecciones de noviembre de 2016. Así, su campaña ya tiene nombre pero curiosamente no tiene apellido: aunque de resultar triunfador en los comicios primarios y luego en los generales sería el tercer presidente Bush (luego de su padre y su hermano) su identidad de campaña ha omitido esa genealogía y se anuncia simplemente como "Jeb! 2016”. No es la primera vez que lo hace, pues años atrás ya había usado solo el nombre en su propaganda de campaña para gobernador de Florida, como recuerda el periódico The New York Times  en un análisis previo al anuncio formal de Bush.

Jeb Bush al formalizar su campaña por la candidatura presidencial republicana. (AP)
Jeb Bush al formalizar su campaña por la candidatura presidencial republicana. (AP)

Bush, de 62 años, ha sido el puntero entre los aspirantes republicanos desde hace tiempo y es previsible que el arranque formal de su campaña lo impulse un poco más. Encuestas difundidas por el portal RealClearPolitics, no obstante, muestran claroscuros.

Bush es líder con 21 puntos (y ocho de ventaja a su más cercano contendiente) en la intención de voto con miras a la primaria clave de New Hampshire, pero logra solo 10 puntos (8 puntos abajo del puntero, Scott Walker) en una encuesta con mira al también clave caucus de Iowa. En el promedio general de encuestas de ese portal Bush va a la delantera con 10.8 puntos, nariz con nariz con Walker (10.6 puntos) y muy cerca de Marco Rubio (10 puntos), Ben Carson (9.4 puntos), Mike Huckabee (8.6 puntos) y Rand Paul (8.2 puntos).

Sea como sea, la carrera aún está en sus inicios y se trata de todo un maratón político. Las posiciones actuales no necesariamente reflejan el empuje y la capacidad en el largo trecho de los candidatos.

Así Jeb Bush será presumiblemente uno de los referentes en esta campaña, por ser en gran medida un candidato atractivo para el establishment tradicional republicano, no tan extremos como otros y con credenciales conservadoras de peso. Además, en ciertas cuestiones, como inmigración, Bush es mucho más abierto que la gran mayoría de sus rivales republicanos, aunque esto no es necesariamente algo favorable durante el proceso primario como sí lo sería durante la elección general. Y, guste o no y se use o no, el apellido Bush tiene su peso específico y eso le confiere a Jeb una carga y una fuerza singulares que ningún otro candidato, salvo Hillary Clinton, posee.

Los analistas se han dado a la tarea de dilucidar por qué Bush resultará ganador o por qué saldrá derrotado, según la línea del análisis. Así en el periódico Washington Examiner se afirma que Jeb será el próximo ocupante de la Casa Blanca porque su estrategia de atraerse el voto moderado y de los indecisos le permitirá ampliar su base de votantes.

Añade que mientras los otros republicanos se mueven hacia la derecha y Clinton hacia la izquierda, Bush es el más capaz de cubrir el espacio intermedio y con ellos lograr un soporte amplio para ganar. En cambio, la revista conservadora The American Spectator señala, no sin una fuerte dosis de histeria, que Bush no ganará la candidatura por sus posiciones favorables a una reforma migratoria, por su apoyo a los criterios educativos conocidos como Common Core, por haber condecorado a Hillary Clinton en 2013, porque ya han pasado sus mejores años y no ha competido electoralmente desde 2002, por su apellido y, en particular, por su deslinde de la política de su hermano George hacia Irak.

El expresidente George Bush padre, al centro, con sus hijos: el expresidente George W. y el candidato Jeb. (AP)
El expresidente George Bush padre, al centro, con sus hijos: el expresidente George W. y el candidato Jeb. (AP)

En cambio, The Upshot de The New York Times afirma que Bush en realidad enfrenta problemas para atraerse a los moderados e indica que, en comparación, Jeb arranca en esta ámbito en una situación incluso más débil que la que enfrentó su hermano Bush en 1999 o Mitt Romney en 2011. Y añade para ilustrarlo los malos resultados en encuestas con miras al caucus de Iowa y al hecho de que, al encararse en las encuestas con Clinton, no le va mejor que a Walker o Rubio. Además, aunque Bush posee una poderosa maquinaria de recaudación de fondos (con un objetivo de 100 millones de dólares), se estaría quedando detrás de sus estimaciones para la etapa temprana de la campaña y no estaría convenciendo a los votantes conservadores.

En contrapartida, como indica Politico con acidez, la trayectoria de Bush como gobernador tiene múltiples ejemplos de una actitud punzantemente conservadora: redujo impuestos a los más ricos y achicó el gasto público y la burocracia estatal, impulsó medidas en pro de la posesión y portación de armas y emprendió el primer programa estatal de vouchers para la educación como una alternativa a las escuelas públicas. ¿Qué más conservador y menos moderado que eso?, se pregunta Politico.

En todo caso, aún es pronto en el proceso y falta mucho por definir. La propia mamá de Jeb, Barbara, en alguna ocasión dijo que ya habían pasado suficientes Bush por la Casa Blanca, a lo que podría añadirse que también ya han pasado suficientes Clinton. Seguramente los Walker, Rubio, Carson, Paul (que tiene en menor escala su dinastía), Cruz y demás les gustaría tomarse un tecito con ella. Pero serán los aparatos partidarios y los votantes quienes al final decidirán al respecto.