La brutalidad con que viven y mueren los pollos usados en productos de McDonald’s
Desde hace unos días, cada vez que una persona pruebe pollo de McDonald’s posiblemente le llegará a la mente una historia horrible y perturbadora que podría amargarle el bocado.
Un video divulgado por la organización Mercy For Animals ha denunciado las condiciones de extrema crueldad, violencia y sufrimiento que padecen miles y miles de pollos criados en la granja T&S Farm, en Dukedom, Tennessee, que cría aves y las vende a la corporación Tyson, que a su vez provee a McDonald’s la carne que es utilizada en los famosos McNugetts y otros alimentos con pollo de esa cadena.
El video, como señala el periódico USA Today, fue grabado en secreto por activistas de Mercy For Animals, quienes lo publicaron en YouTube y en un sitio especial llamado mcdonadlscruelty.com. En él se observa el grave maltrato que sufren las aves: hacinamiento y condiciones de gran suciedad; violencia y muerte de modos espantosos –apuñalamiento, por ejemplo, con largos clavos colocados sobre varas con los trabajadores del lugar golpean a los pollos hasta matarlos–; y largas agonías sin atención veterinaria ni misericordia.
En general, el video muestra un total desinterés por la vida de los animales. Esto en agudo contraste con la campaña de transparencia que McDonalds lanzó recientemente sobre la calidad y humanidad de sus procesos y productos.
De acuerdo al USA Today, el video fue tomado por activistas que pidieron empleo y trabajaron durante cuatro semanas en T&S Farm, tiempo en el que habrían presenciado multitud de situaciones de crueldad hacia los pollos. El video, así, solo sería la punta del iceberg.
Los efectos inmediatos de ese video, además de producir consternación e indignación en el público estadounidense, fueron que la corporación Tyson, dedicada a la comercialización de productos cárnicos, y MacDonalds cortaron su relación con T&S Farm y declararon inaceptable el trato a los animales que se da en esa planta, según informó el portal Food Safety News.
El vocero de Tyson, de acuerdo al USA Today, indicó que su empresa está investigando el contenido del video pero que "basado en lo que sabemos actualmente" ha cancelado el contrato con T&S Farm. Un comunicado de McDonald’s indicó que apoya la decisión de Tyson, quien le provee productos de pollo para sus restaurantes que a su vez le son proveídos por muchas granjas en el país, entre ellas T&S Farm. Ello implica que McDonald’s también ha roto sus lazos con la granja en cuestión.
En ese sentido, si bien la relación de McDonald’s con los pollos de T&S Farm es indirecta, pues es Tyson quien interactúa con ella, el golpe ante la opinión pública para las tres empresas es severo.
Además, de acuerdo al periódico The Wall Street Journal, un fiscal de distrito en Tennessee indicó que se investiga ya la situación en T&S Farms para dilucidar si se impondrán cargos legales contra sus propietarios (quienes, hasta la fecha, no habrían hablado con los medios).
Y queda la duda, aunque el vocero de Tyson implique lo contrario, de si lo sucedido en T&S Farm es más que un caso aislado y si tanto Tyson como McDonald’s no estaban al tanto de ello. Tampoco es claro si la conducta de los empleados de T&S Farm mostrada en el video es una suerte de infame vicio específico a ellos o si es parte de un esquema tolerado, o incluso propiciado, por los administradores de esa granja.
En todo caso, el mensaje de los activistas que tomaron el video es potente, como lo reproduce Food Safety News: “el ingrediente secreto en los Chicken McNuggets de McDonald’s es un brutal abuso de los animales”, según declaró el presidente de Mercy For Animals.
Un bocado amargo e inquietante.
Las denuncias sobre brutalidad y abuso en la avicultura y la ganadería no son nuevas y, por el contrario, han sido frecuentes, sobre todo en el caso de animales criados para satisfacer la ingente demanda de productos cárnicos a bajo precio que pululan en restaurantes de comida rápida y supermercados del país. El Journal comenta, por ejemplo, que en 2000 la organización PETA denunció que huevos usados por McDonald’s eran producidos con técnicas crueles en contra de las gallinas, que eran sometidas a condiciones de hambruna para que empollaran más huevos. McDonald’s, entonces, presionó para que se suspendiera esa práctica. Y la propia Mercy For Animals en 2001, indicó el Journal, ha denunciado prácticas crueles de otra empresa productora de huevos que era proveedor de McDonalds y, muchos otros casos de crueldad hacia los animales.
Probar una pechuga o unas alitas de pollo, como otros productos animales, son delicias que millones de personas consumen y que, desde luego, resultan recomendables en general (salvo para quienes se abstienen de ello, lo que es igualmente respetable). Pero al margen de otras polémicas, el consumo de carne a gran escala no justifica que la cría y sacrificio de los animales que abastecen esa demanda se realice de modos extremos, horrendos, empapados de crueldad y sadismo.
Realizar esas actividades con “humanidad” es lo mínimo que cabe exigir ante ello.