La leyenda que dio origen a una popular expresión

Muchas veces tomamos alguna precaución y decimos que lo hacemos “por si las moscas”, que es lo mismo que decir “por si acaso” o “por lo que pueda suceder”. Es lógico pensar que el origen de esta expresión se debe solamente al hecho de que cuando dejamos comida al aire libre la tapamos para que las moscas no se posen en ella, o sea, por si acaso a estos insectos voladores se les ocurre husmear en la comida; pero esta no es la única explicación.

Según una leyenda muy antigua, en el año 1286 las fuerzas francesas de Felipe II de Borgoña asediaron la ciudad de Gerona, en Cataluña, de la que había sido obispo nueve siglos antes San Narciso, martirizado en el siglo IV.

Los residentes, comandados por el rey Pedro, no tenían fuerzas suficientes para resistirse a los invasores, y cuenta la leyenda que del sepulcro de San Narciso, que estaba cerrado con una losa muy grande y pesada, salieron como por arte de magia unas bandadas de moscas virulentas, que pasaron por sobre las murallas de la ciudad echándose sobre los invasores y cada francés que picaban caía muerto.

Los franceses, presas del pánico, se dieron a la fuga y la ciudad se salvó del ataque. San Narciso pasó a ser conocido por el llamado milagro de las moscas. En muchas imágenes se le representa rodeado de moscas.

El episodio dejó unos versos en catalán que dicen: “Per Sant Narcís, cada mosca val per sis”, o sea “Por San Narciso, cada mosca vale por seis”, o también “Les mosques, per Sant Narcís, a cada picada en maten sis”, que significa “Las moscas, por San Narciso, en cada picada matan a seis”.

El secretario de la ANLE, Jorge Ignacio Covarrubias, contribuyó con este artículo.