Por qué tantos adolescentes se suicidan en Palo Alto

En los últimos seis años, 11 estudiantes de secundaria se han quitado la vida en la pequeña ciudad de Palo Alto. Allí, muy cerca del famoso Silicon Valley, centro neurálgico de la tecnología y la informática, residen unas 66.000 personas en un ambiente de tranquilidad y sobre todo de mucho confort.

Se trata sobre todo de técnicos, ingenieros, especialistas en complicadas materias, muchos de ellos inmigrantes que han labrado sus carreras a pulso, con doble esfuerzo. Y como ocurre en todas partes, a Palo Alto estos abnegados profesionales han venido a instalarse con sus hijos, de manera a que estos también se impregnen del espíritu de triunfo que el lugar pretende emanar.

Pero paradójicamente, lo que debería ser un espacio de vida y de éxito, últimamente se ha convertido en un sitio de cierta manera oscuro donde hay anécdotas que no se cuentan, sobre todo las de los adolescentes que un mal día optaron por lanzarse a las vías del tren de East Meadow.

De manera que detrás del éxito e incluso del glamour se esconde el lado oscuro de nuestras existencias, el que prefiere huir de todo para adentrarse en el trágico camino de la muerte.

Inmersos completamente en un mundo de élites abocadas a la competitividad extrema, no pocos de los adolescentes que se preparan para el éxito en Palo Alto High School (más conocida como “Paly”) y en Gunn High School, han aportado una cuota considerable a la ya alarmante tasa de suicidios de los Estados Unidos.

En los últimos seis años, 11 de estos alumnos se han quitado la vida, pero –más alarmante aún-, cuatro de estos suicidios han tenido lugar en los pasados seis meses. De las aulas de estos dos exigentes centros de estudios han salido los hijos de buenas familias que han muerto; la gran mayoría de ellos aplastados bajo las ruedas del tren conocido como Caltrain.

Palo Alto High School (Captura de video de CBS5)
Palo Alto High School (Captura de video de CBS5)

¿Cómo puede explicarse que, además, entre agosto de 2014 y abril de 2015, nada menos que 52 estudiantes del Paly y del Gunn han sido hospitalizados o sometidos a tratamiento por causa de preocupantes ideas de suicidio?

Si bien el suicidio representa la tercera causa de mortalidad en el país detrás de los accidentes de tráfico y de los asesinatos en el segmento poblacional de los 10 a los 24 años, no deja de ser un fenómeno alarmante, además de triste. Que alrededor de 4600 jóvenes mueran por esta vía al año no debería esconder la singularidad del asunto en un espacio poblacional pequeño, como Palo Alto.

¿Cómo explicar lo sucedido a Qingyao Zhu, un chico de 15 años que apeló a la muerte por sus propias manos a inicio de marzo pasado? ¿Cómo entender el fallecimiento de Cameron Lee, un chico abierto, amigo de todos, el rey de las conexiones, quien no pasaba un minuto de su vida fuera de Twitter o de Snapchat? ¿Y los de Will Dickens, de JP Blanchard o de Sonya Raymakers?

Un extenso reportaje publicado en la revista The Atlantic se detiene en los pormenores de este fenómeno. Entre sus tantos aportes, sobresale que un 12% de los estudiantes de enseñanza media en Palo Alto encuestados en el año escolar 2013-14 aseguraron haber contemplado seriamente la idea del suicidio en los últimos 12 meses.

Gunn High School (Captura de video de CBS5)
Gunn High School (Captura de video de CBS5)

¿La razón? En un mundo poseído por el afán de éxito profesional y material, los miembros más pequeños de la familia son concebidos como piezas de una notable ingeniería, abocados a repetir y sobre todo a sobrepasar el triunfo de los padres. De ahí el lado oscuro, atormentado, del emprendimiento a ultranza.

Vivir a las puertas de la Universidad de Stanford, pero sobre todo de cara al núcleo de la inventiva y la tecnología en todo el mundo ha conllevado a una carga de estrés y de responsabilidad poco usual en otros sitios.

En 2014, Gunn fue clasificada por el US News & World Report como uno de las cinco mejores escuelas STEM (especializadas en ciencias y tecnología) del país; y cada año, una veintena de sus graduados ingresa en Stanford, que está a sólo dos millas de distancia, mientras otro grupo es aceptado en la Universidad de California, dos de los centros más competitivos de la nación.

A raíz del incremento de estos suicidios, muchos padres mostraron su inconformidad hacia los planes de estudio, la secuencia con la que los exámenes son concebidos, los complicados deberes que los adolescentes deben arrastrar hasta sus casas y la presión ejercida por las universidades que tocan continuamente a las puertas de los centros de enseñanza que las abastecen de mentes privilegiadas.

Sin embargo, otros comentaristas focalizan el problema en los mismos hogares, básicamente a partir de la presión que los progenitores ejercen sobre los hijos, en la desconexión de los primeros con los sentimientos y las incertidumbres propias de la adolescencia, así como en el aislamiento a que los menores se ven sometidos.

Unmasked: Video sobre suicidios en Palo Alto

De acuerdo con Roni Gillenson, quien desde 2006 ha colaborado en la supervisión del programa de salud mental en Gunn, los consejeros se han visto “abrumados y sobrecargados” a partir de la avalancha de suicidios y de crisis nerviosas en no pocos de sus alumnos. No por gusto el Gunn High School es llamado por muchos de manera macabra “la escuela del suicidio”.

Para Kim Diorio, el director de Palo Alto High, parte de la responsabilidad estaría en el uso indiscriminado de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, la sensación de actualización permanente de las páginas de Facebook, Instagram o Twitter, y el lado morboso que estas redes le aportan al suceso mismo de la muerte.

Por último, estaría la visión global, que abarca todo Palo Alto. Según Kathleen Blanchard, madre de uno de los adolescentes suicidados, mientras en la ciudad, en sus centros científicos “la gente intenta retrasar el envejecimiento y hasta probablemente algún día lograr el fin de la muerte”, Palo Alto se ha convertido en un lugar habituado a los funerales de los adolescentes.

La opinión pública local, como era de esperar, hizo sonar aún más las alarmas. Palo Alto Online, un sitio de noticias de la comunidad, trató de mantener el decoro en las secciones de comentarios, pero la angustia y la culpa terminó por desbordarse. "Creo que tenemos que observar la actitud de todos los adultos en esta comunidad", escribió una persona. "Somos nosotros los que tenemos la culpa de presionar a nuestros, de cara al éxito”. Otro comentarista acotó: "Hay modos de hacer que los estudiantes aprendan, siempre que no los torturemos."

Por parte de los estudiantes, también ha habido reacciones: el pasado verano un grupo de alumnos del Gunn realizaron un documental titulado Unmasked, no tanto como homenaje a los colegas que han muerto, sino como un mensaje de apoyo a quienes les han sobrevivido, a quienes se sienten solos en medio de su adolescencia, a quienes tienen dudas que no pueden contar a sus familiares más cercanos. "Haz lo que te haga sonreír", se escucha en un momento del tráiler.

Tal vez tras los esfuerzos renovados de padres y educadores, y tras la puesta en tela de juicio del culto excesivo a la excelencia que reina en las instituciones educativas de Palo Alto, el silbido del tren de Caltrain deje de ser emparentado con una muerte violenta y prematura.