Perros del soldado asesinado en Canadá todavía esperan a su dueño

Tranquilos, pero atentos a todo lo que ocurre más allá de la cerca de madera que separa la casa del resto del mundo, los perros de Nathan Cirillo esperan por su dueño.

Pero el soldado de 24 años ya no regresará a su casa de Hamilton, en la ciudad de Ontario. Fue este el joven que cayera asesinado de manos del también canadiense Michael Zehaf-Bibeau, un “lobo solitario” del fundamentalismo islámico, mientras cumplía su deber como guardia de honor –armado pero sin municiones- en el National War Memorial, en Ottawa, Canadá.

Pues sus perros saben que algo raro está pasando en el extrarradio de casa: su amo no llega, algo les falta, y afuera no cesan de escucharse los pasos y las voces de las personas que se acercan y colocan un ramo de flores en la puerta de la verja.

Ellos pueden verlos por un espacio mínimo entre el suelo y la madera: son autos que se detienen, gente que murmura, banderas canadienses que son depositadas sobre la hierba…

De acuerdo con el diario británico The Independent, Cirillo, padre de un niño de 6 años y un gran apasionado de los perros, fue descrito por sus amigos como un “hombre amable y gentil”.

Justo un mes antes de su asesinato, el joven había rescatado de la calle a un cachorro abandonado y lo había llevado al veterinario, antes de encontrar para él un nuevo hogar.

De hecho, no pocas de sus imágenes en Facebook y en Instagram lo muestran en actitud amorosa con varios tipos de perros, incluido ahora estos pastores alemanes que esperan tras la cerca de madera.

Michael Zehaf-Bibeau, el asesino de Nathan, fue abatido a tiros unos minutos después por Kevin Vickers, Sargento de Armas y Jefe de la seguridad del parlamento canadiense, cuando este se internó en el edificio a todas luces con la idea de perpetrar una masacre.

Pero esto último lo desconocen los dos perros de Nathan Cirillo: ellos simplemente esperan, y la noche cae, y su dueño no llega a casa.