El Ku Klux Klan regala caramelos y busca adeptos

De acuerdo con el Southern Poverty Law Center, una organización no gubernamental dedicada a monitorear los movimientos de los grupos extremistas en los Estados Unidos, el Ku Klux Klan estaría en completa decadencia, roído por el anacronismo y la competencia con otras organizaciones racistas.

Pero si bien sus adeptos ahora mismo no pasarían de los 8.000 miembros, la organización no ha dejado de hacer mucho ruido.

Se ha sabido que vecinos del condado de Oconee, en Carolina del Sur, al noroeste de Columbia, han recibido en sus buzones un paquetito aparentemente inofensivo con caramelos tipo Smarties adentro. Y como acompañante, un plegable donde puede leerse “Salva a tu país, únete al Klan”; además de una dirección electrónica y un número de teléfono.

Pudiera parecer ingenuo, pero no lo es. Basta marcar el número indicado para escuchar la grabación de una voz firme de hombre con acento sureño y el siguiente mensaje: “Es hora en los Estados Unidos de endurecer las leyes sobre inmigración, de expulsar a los extranjeros y de desplegar tropas en la frontera con la orden de tirar a matar. Recuerde usted: si no es blanco, que se vaya. White Power”.

Según un extenso reportaje del magazine online Vice, Robert Jones, responsable de la sección local del Ku Klux Klan confirmó a la cadena Fox que la iniciativa de los caramelos entra dentro de una amplia campaña de la organización llevada a cabo este año con vista a sumar nuevos adeptos.

Y como algunas familias consideradas dentro del concepto de minoría (negros, judíos, homosexuales, inmigrantes...), que el KKK rechaza, también recibieron en su jardín la dulce bolsita cargada de sorpresas, la pregunta al líder no se hizo esperar.


“No podemos saber quién vive en cada casa -argumentó Jones-, no sabemos si es negro, blanco, mexicano o gay”. Según sus presupuestos, distribuir las bolsas de caramelos en función del color de la piel de los habitantes de cada casa sería un verdadero acto racista. Y él asegura que no representa a un grupo racista, sino a una “organización de derechos civiles basada en la Biblia”.

Seguidamente agregó que los vecinos no tendrían nada que temer del KKK, al no ser que “estén haciendo algo malo”.

Olvidó el hombre aclarar que para su organización “lo malo” abarca tanto las drogas, como la homosexualidad, la práctica del aborto o la mezcla de razas.

Fox daba cuenta de la aseveración de Robert Jones de que habían recibido unas 20.000 llamadas al día después de la distribución de sus bolsitas con caramelos.

Algunos ciudadanos manifestaron a la prensa su inquietud ante este tipo de fenómenos. "Hablé con varios vecinos que estaban muy enojados y muy avergonzados al mismo tiempo”, declaró una señora que prefirió el anonimato.

"Avergonzados de enfrentar a los vecinos que no tienen nuestro mismo color de piel", recalcó.

Se ha sabido que esta organización que se mueve bajo el amparo de la Primera Enmienda, se ha enfocado en varones entre los 13 y los 18 años, salidos todos de familias blancas de origen rural.

En Pennsylvania, la sección local del KKK anunció en abril la creación de un servicio de vigilancia del vecindario, a raíz de una ola de robos en el área de Ridge Road, en Fairview Township.

En cada buzón fue colocada una proclama: “Barrio vigilado. Usted puede dormir esta noche sabiendo que el Klan está alerta”.