El dulce abandona la Casa Blanca

El 2 de julio de 2009, el presidente Barack Obama había declarado en una entrevista con The Associated Press que uno de los secretos mejor guardados de la Casa Blanca era su pasión por el pastel que le preparaba su Chef de Repostería: "la mejor tarta que he probado nunca, y que ha causado grandes problemas entre Michelle y yo".

A lo que luego agregaba: "Y por eso, vamos a tener que encontrar la manera de resistirnos a pedir pastel todas las noches."

Casi cinco años después, William "Bill" Yosses, responsable de los desenfrenos por el azúcar del presidente, acaba de anunciar que abandona la Casa Blanca.

Implicado en el departamento de pastelería del célebre restaurante neoyorkino Tavern on the Green, además de haber fungido como Pastry Chef en el exquisito Montrachet, de la misma ciudad, donde hizo estallar paladares con su soufflé de frambuesa y pera, Bill Yosses fue contratado en enero de 2007 por la misma Laura Bush para que se ocupara de las delicias más dulces de la casa presidencial: pastel de coco con glaseado de siete minutos, pudín de limón al vapor con capas de natillas, mousse y pastel…, entre otras maravillas.

Con la llegada de los demócratas a la Casa Blanca, Michelle Obama implantó una política de saneamiento de la alimentación que en el sector de la repostería puso el acento en una disminución considerable del uso del azúcar y las grasas.

Menos mantequilla y menos nata, ha sido la consigna. Menos esculturas tradicionales de azúcar, menos galletas a la vieja usanza de la familia norteamericana. Y como contraparte, más trabajo con variedades antiguas de trigo, con la miel de agave, como sustituto del azúcar común, o con miel natural extraída de las propias colmenas de la Presidencia.

Todo lo que fuera postre, además, debía servirse en porciones más pequeñas, según se supo a medida que Michelle se hacía notar en la casa.

"Para los nostálgicos y ocasiones especiales –aclaró el Chef Yosses--, todavía hacemos 20 por ciento de los postres tradicionales".

¿Tan solo un 20%?, exclamarán algunos. Estas sanas resoluciones las aplicará Bill Yosses, de 60 años, hasta junio próximo, cuando cierre la última de sus valijas, guarde un par de instrumentos de trabajo y regrese a Nueva York. Hasta esa fecha, se mantendrá la orden que utilizar puré de frutas en lugar de mantequilla, lo que quizás le ha dado más consistencia a los dulces, aunque seguramente no el mismo sabor.

"Es una decisión agridulce" –ha confesado a la prensa, según un reporte de New York Times. Su nueva misión consistirá en el trabajo con niños y adolescentes en aras de una mejor “alfabetización culinaria”.

En fin, el hombre que ideó la ganache de chocolate malteado a la hawaiana para la cena de Estado de la Casa Blanca en honor al presidente francés y que en 2001 hizo las delicias de la Canciller alemana Angela Merkel con una versión muy suya de un strudel, se despide de Washington.

Si bien Yosses se refirió a la esposa del presidente como una persona inspiradora, de buen humor, que sabe combinar “espontaneidad y seriedad”, muchos en el entorno de la presidencia consideran que en ella radica la verdadera causa del cansancio del Chef de Repostería de la Casa Blanca (“parte de la culpa”, según New York Times), y su decisión de emprender nuevos caminos profesionales.

La primera dama, por su parte, se ha mostrado "increíblemente triste de ver a Bill Yosses partir”, según un comunicado reciente.

De cualquier manera, ya el mismo presidente Obama había adelantado hace cinco años que tanta azúcar encima de la mesa le traería algunos problemas…