Ocho claves de las elecciones en Estados Unidos

Obama y los demócratas han recibido un vapuleo y tienen difícil buscar excusas

El edificio del Empire State iluminado de rojo para representar la victoria de los candidatos republicanos por encima de los demócratas en las elecciones de medio término en Estados Unidos, el 4 de noviembre de 2014 en Nueva York
El edificio del Empire State iluminado de rojo para representar la victoria de los candidatos republicanos por encima de los demócratas en las elecciones de medio término en Estados Unidos, el 4 de noviembre de 2014 en Nueva York

El 4 de noviembre de 2014 fue un gran día para el Partido Republicano. Recuperó el Senado tras ocho años de mayoría demócrata, amplió su mayoría en la Casa de Representantes y consiguió un puñado de nuevos gobernadores. Estas son ocho claves.

1. Fue un palizón y punto. Estas son las elecciones al Senado que el New York Times daba como empate según su modelo basado en sondeos y otras variables. El color rojo es victoria republicana; azul, demócrata.

Resultados de las elecciones al Senado de Estados Unidos en 2014.
Resultados de las elecciones al Senado de Estados Unidos en 2014.

Solo han ganado en New Hampshire y han perdido en Carolina del Norte -donde las encuestas daban algo de ventaja a la senadora Hagan- y en dos estados que Obama ganó en 2008 y 2012: Colorado y Iowa. Además, en Virginia, donde el senador Mark Warner debía ganar sin mayores problemas, deberán contar hasta el último voto para ver quién gana.

Esta es la resolución momentánea de los empates en la Casa de Representantes. Aún quedan algunos por resolver por lo ajustado.

Resultados de elecciones a la Casa de Representantes de Estados Unidos en 2014.
Resultados de elecciones a la Casa de Representantes de Estados Unidos en 2014.

Si nada cambia en recuentos definitivos, los republicanos han ganado también en tres elecciones donde debían perder por poco (en tres distritos de Maine, Texas y Nevada) y en una donde debían perder por mucho (en California).

En las elecciones a gobernador ha ocurrido más de lo mismo: dominio rojo en las carreras equilibradas.

Resultado de elecciones a gobernador en Estados Unidos en 2014.
Resultado de elecciones a gobernador en Estados Unidos en 2014.

El resultado más inimaginable ha sido en Maryland. El nuevo gobernador es el republicano Larry Hogan, que el 31 de octubre tenía un 7 por ciento de opciones de ganar. Esta elección puede tener otras consecuencias. El candidato derrotado, Anthony Brown, era el designado por el gobernador saliente, Martin O’Malley. O’Malley quiere ser presidente en 2016. Tenía pocas opciones, ahora tiene menos. Los impuestos crecientes en Maryland fueron un problema para los demócratas.

Otros estados demócratas como Illinois, Massachusetts o Michigan han escogido a gobernadores republicanos. Florida, Maine y Wisconsin reeligen a los que ya tenían.

2. El mapa y la maldición del sexto año cuentan, pero no tanto. Las últimas cuatro elecciones han sido dos grandes victorias demócratas -en 2008 y 2012, con Obama en juego- y dos grandes derrotas -en 2010 y 2014, con Obama de presidente pero sin participar.

El presidente tiene dos excusas a mano. Los senadores que iban a reelección este año eran 36: 21 eran demócratas. De esos 21, en tres Estados republicanos se retiraban viejos senadores demócratas: Virginia Occidental, Montana y Dakota del Sur. Eran presa fácil para los republicanos.

Otro puñado de reelecciones de senadores demócratas eran Estados eminentemente republicanos: Arkansas, Luisiana, Alaska, Carolina del Norte. Era un mapa por tanto difícil. Los demócratas estaban a la defensiva. Su esperanza es que en 2016 será justo lo contrario: habrá 34 reelecciones y los demócratas solo defenderán diez. Pueden llegar a recuperarlo de nuevo.

Pero el mapa no explica el vapuleo ni la caída de gobernadores ni en la Casa de Representantes. También es cierto que los votantes eran blancos, pero los demócratas no han logrado que el peso hispano en Colorado les hiciera sobrevivir allí.

La segunda excusa es que el sexto año del mandato de un presidente es sinónimo de cansancio y ganas de renovación: Bush tenía la guerra de Irak, Clinton vivía los peores días del escándalo Lewinsky, Reagan afrontaba el Irán-Contra. Es una razón más lógica. Vamos a verla.

3. ¿El problema solo es Obama? El viejo senador de Kansas, Pat Roberts, estaba en problemas en su reelección en septiembre. El independiente Greg Orman, cercano a los demócratas, tenía opciones de robarle el escaño. Los republicanos en Washington se alarmaron y le obligaron a recomponer su campaña.

Un asesor de la capital fue a Kansas para preparar a Roberts para un debate al día siguiente. El viejo senador le sacó su carpeta llena de apuntes y datos. El asesor, que nunca había estado en Kansas, ni lo miró. Según esta magnifica historia interna de la campaña del Washington Post, solo le dio una hoja y le dijo que la estrategia era simple: relacione a [su rival] Orman con Obama y [el líder demócrata del Senado] Reid.

A la mujer y la hija de Roberts no les gustó la nueva agresividad del senador. Pero el asesor les dijo que no iban a cambiar: “Esto es sobre Obama. Así es como vamos a ganar”.

Toda la campaña está llena de pruebas de este esfuerzo republicano por atar a los candidatos demócratas al presidente. El plan era directo: “No cometer errores y hacerlo todo sobre Obama, Obama, Obama”, dice el Post. La economía, el ébola, Estado Islámico, la reforma sanitaria, lo que sea. Los anuncios se encargaban de recordar que tal o cual candidato había votado en un 97 por ciento de veces -o las que fueran- junto al presidente. Era su sentencia.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama. EFE/Archivo
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama. EFE/Archivo

Por si fuera poco, Obama dijo en un discurso el 2 de octubre: “Yo no voy a estar en las papeletas. Pero que nadie se equivoque: estas políticas sí que lo estarán, cada una de ellas”. Los estrategas republicanos se frotaron las manos.

4. Pero el electorado es complicado. Los norteamericanos creen que el país no funciona: 7 de cada 10 creen que la economía va mal y 8 de cada 10 creen que irá peor. Pero el déficit se ha reducido la mitad -el déficit fue uno de los grandes temas en 2010 y ahora nadie se acuerda-, el paro ha bajado del 6 por ciento, la gasolina ha bajado y la economía crece.

Otra prueba de que el electorado es complicado son los cinco Estados en los que se consultaba si los votantes querían subir el salario mínimo. En cuatro de esos Estados los republicanos ganaron sin problemas -Arkansas, Dakota del Sur, Nebraska y Alaska-, pero los ciudadanos votaron también a favor de subir el salario mínimo en distintos porcentajes. Este tipo de derechos laborales son territorio demócrata. ¿Por qué esta separación? Ya harán teorías.

Massachusetts fue por ejemplo el martes el tercer Estado en votar a favor de ofrecer bajas pagadas a los trabajadores -los otros dos son California y Connecticut. Son tres Estados muy demócratas que aprueban medidas progresistas para Estados Unidos.

5. Los candidatos no deben ser penosos. Los republicanos aprendieron de 2012. En aquella elección varios candidatos malos impidieron que recuperaran el Senado. Los demócratas además usaban sus declaraciones para ligar sus opiniones estrambóticas a todo el partido. ¿Quién no se acuerda de Todd Akin, Richard Mourdock, Ken Buck, Christine O’Donnell o Sharron Angle? Eran buenos amigos del Tea Party.

Esta vez, los republicanos de Washington trabajaron desde las primarias para evitar que ninguno de estos se colara. Y lo consiguieron. En la única elección al Senado que han perdido -New Hampshire- se enfrentaban con un buen candidato -Scott Brown- a una mejor senadora, Jeanne Shaheen. En el resto, han ganado y nadie ha desentonado. La llamada a filas funcionó.

Los republicanos consiguieron el martes una contundente victoria al arrebatar el control del Senado a los demócratas en los comicios legislativos de mitad de mandato en Estados Unidos, un duro revés para el presidente Barack Obama que tendrá que lidiar con mayorías opositoras en ambas cámaras los próximos dos años. En la imagen, varias personas celebran la victoria de la senadora republicana Joni Ernst en unas elecciones para el Senado de EEUU, en Iowa, el 4 de noviembre de 2014. REUTERS/Brian C. Frank

6. Hay manzanas y hay naranjas. Obama fue por tanto el responsable de la derrota. Es un presidente impopular que no ha sabido explicar cómo algunas de sus decisiones hayan hecho que el país mejore. Pero Obama tiene su excusa buena, aparte del mal sexto año y el pésimo mapa electoral: él ganó sus elecciones en 2008 y 2012 de sobra.

“Hay básicamente dos Américas: la América de las elecciones de mitad de mandato y la América de las presidenciales. Son casi como manzanas y naranjas. La pregunta es: ¿podían convertirse los votantes de Obama en votantes demócratas?”, dice Dan Pfeiffer, asesor de la Casa Blanca. La respuesta es: de momento, no.

La maquinaria electoral de Obama, con sus herramientas digitales y ejércitos de voluntarios, que saca a votantes de rincones recónditos, no funciona sin el entusiasmo y el presupuesto de los años no presidenciales. Si además este año el tipo de votante de minorías y más joven ha sido menos llamado a las urnas, la combinación es penosa para los demócratas.

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Obama deja un país electoralmente roto, justo una década después de presumir de que no había unos Estados Unidos demócratas y unos Estados Unidos republicanos, sino que había “los Estados Unidos”. En realidad, no. El asesor electoral de Obama en 2008 y 2012 David Axelrod lo resume así: “Sí, [el presidente] iba a reunir el país, pero también dijo que iba a enfrentarse a problemas difíciles”.

Parece que los problemas -la reforma sanitaria, la crisis económica y su inyección de dinero público- han superado a la unidad. Su legado dejará dos cámaras más polarizadas que en 2008. Los demócratas moderados en el sur han dejado paso a republicanos conservadores. Los demócratas que quedan son de Estados más liberales.

7. Cambia poco pero importante. Esas dos cámaras más polarizadas son las que deben trabajar ahora. Después de cada elección, se oye la misma cantinela: ahora hay que entenderse, la gente quiere que trabajamos juntos. Pero los congresistas encargados están más alejados unos de otros.

La situación en Washington cambiará poco. Las iniciativas del presidente quedaban antes bloqueadas en la Casa de Representantes. Ahora quedarán bloqueadas también en el Senado. Pero las iniciativas legislativas del Congreso quedarán detenidas con el veto del presidente. El gobierno en Washington ya era poco activo. Si seguía igual, nada iba a cambiar. Ahora los republicanos tendrán al menos el incentivo de proponer y obligar al presidente a decirles que no.

También deberán consensuar, si eso es lo que quieren. Ya no podrán esconderse detrás de los demócratas. Ahora todo el poder legislativo estará en sus manos. El nuevo líder de la mayoría, Mitch McConnell, parece convencido de que podrá lograr más que su predecesor. Su capacidad de gobernar y de ceder será juzgada en 2016. Ese año hay presidenciales.

8. Ya han empezado las presidenciales. Los demócratas trabajarán desde ya para que Hillary Clinton sea la próxima presidenta. No tiene de momento rival -mañana hablaré de esto. Pero los republicanos tienen el campo más abierto de las últimas décadas, con el problema añadido de que desde 1992 solo han ganado el voto popular en unas presidenciales en 2004. Es un gran reto colectivo, y no será fácil. Vienen dos años apasionantes. En 2015 se verá quién se lanza a la carrera presidencial. En enero de 2016 empiezan las primarias.


Historia original: Yahoo España