Meggiorini, del Chievo, firma la mejor jugada de la semana en la Serie A
El mejor gesto técnico de la segunda jornada en la Serie A nació en el lugar más inesperado. En el límite del terreno de juego, casi rebasada la cal y en la bota de un futbolista imprevisto. La jugada más bonita por inverosímil en el arranque de temporada en el calcio no lleva la rúbrica brillante de Paul Pogba, Miralem Pjanic o Stevan Jovetic. Sucedió en Verona y la firma Riccardo Meggiorini, cromo modesto del calcio italiano.
La goleada (4-0) del Chievo a un Lazio en caída libre tras el desastre europeo, sirvió también para encontrar los mejores segundos en la carrera de un futbolista. Un balón llovido del cielo tras un centro alocado, una pelota imposible gobernada con fantasía y determinación. Meggiorini, en escorzo imposible, logra tocarla con el taco y la acrobacia acaba en un centro medido para que la cabeza de Paloschi concrete el gol. Un poco de Cruyff, un poco de Ibrahimovic en la acción más sorprendente de la semana en el calcio.
Meggiorini es un trotamundos a la italiana. Con once temporadas y 10 clubes distintos a la espalda, el veloz mediapunta del Chievo ha tenido que volver a casa para entregar una de las mayores muestras de talento que le hayamos visto durante toda su carrera. Porque Meggiorini es de Isola della Scalla, un pueblito de 11.000 habitantes a 19 kilómetros de Verona. En el Bentegodi, vistiendo la camiseta de uno de los dos equipos grandes de la ciudad, ha encontrado el éxito tras una década de cesiones y triunfos menores. Ya fue el mejor del Chievo la temporada pasada y esta lleva camino de repetir. Que sigue en forma lo demuestra a taconazos.
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