La semana negra de Mourinho y un presente con muchas dudas
"Una victoria por la que la profesión médica al completo brindará". Así comenzaba la crónica del encuentro entre el Manchester City y el Chelsea que ha supuesto el tercer resbalón (segundo de alcance) de José Mourinho en la temporada, con referencia explícita a los problemas laborales del luso con la doctora Eva Carneiro. Escoger una frase tan ácida para abrir la crónica de un partido, arrancar precisamente por los extrafutbolístico, denota dos cosas: que Mourinho es una garantía vitalicia de jaleo y que el equipo ofrece pocas sobre el césped. Ni por asomo tantas como fuera del campo.
La semana ha sido especialmente convulsa para José Mourinho. Al pobre empate inaugural ante el Swansea, donde la potencia azulona fueron incapaces de contener a los centrocampistas de un equipo inferior en todas las facetas del juego, le siguieron el litigio con su cuerpo médico (que derivó en la exclusión de Eva Carneiro y el fisio Jon Fearn) y la dolorosa derrota contra el Manchester City, uno de los principales rivales en la pelea por el título y víctima habitual de los londinenses.
"El 3-0 es un marcador completamente falso", argumentó el entrenador del Chelsea tras la goleada. Mal momento para mostrarse evasivo cuando lo problemas del Chelsea sobre el campo son tangibles.
El Chelsea es un flan defensivo y tampoco consigue transmitir solvencia en la construcción del juego. Goleada por el City y muy vulnerable frente al Swansea, la zaga del Chelsea no está rindiendo al nivel acostumbrado. Ahí está la sustitución del intocable John Terry tras un primer tiempo nefasto en el Etihad para accionar cualquier alarma. Ni el capitán ni Ivanovic, Matic o Cahill ofrecen empaque ahora mismo. Ni contra rivales débiles ni, por descontado, contra delanteros de la talla del Kun Agüero. El argentino escenificó un abuso de poder en Manchester.
Pero la cosa no mejora en otras zonas del campo, exceptuando un arco muy bien cubierto con Courtois y Begovic. El Chelsea no genera juego, es incapaz de hacer fluir el juego en la fase ofensiva y de fabricar ocasiones para sus delanteros. Cesc no está encontrando socios en el centro para construir, algo sorprendente teniendo en cuenta el nivel de la plantilla en la zona, y el equipo sufre para sacar el balón jugado desde atrás.
La zaga nunca ha brillado en esa labor y salvo Hazard nadie parece capacitado ahora mismo para darle al juego la velocidad y variedad necesarias para desmontar defensas de nivel. En ataque, los eternos problemas físicos de Diego Costa y de Radamel Falcao, lejísimos de su nivel en el Atlético de Madrid, ponen la guinda a una situación alarmante.
¿Caras nuevas para revitalizar el equipo? Aunque el Chelsea viene ofreciendo los mismos síntomas desde finales del curso pasado, es pronto para hablar de crisis. Tanto la calidad de la plantilla y del entrenador como las fechas del calendario invitan a pensar en una mejoría del juego en las próximas semanas. Pese a todo, el equipo necesita reforzarse, bien en el mercado de fichajes (probablemente lo haga en la parcela defensiva) o bien mirando a la cantera. La competencia es enorme, Mourinho debe abandonar su política de excusas y mejorar al equipo con rapidez. El campeonato está en juego.
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