Así se ve el pensamiento de un pez

Uno de los objetivos principales de la neurobiología es poder visualizar los pensamientos y las ideas. Gracias a esto se podría entender mucho mejor cómo se forman los pensamientos, mediante qué mecanismos se pasa de percibir algo a entenderlo, y posteriormente a tomar una decisión y reaccionar. Un equipo de investigación japonés ha publicado recientemente un artículo explicando cómo lo han conseguido.

Esta es la primera ocasión en la que se ha conseguido visualizar un pensamiento. Que se podría traducir, en palabras sencillas, como “nada hacia allí”. Lo que se ha detectado, en realidad, es la actividad del cerebro de un pez cebra desde el momento en que percibe a una presa hasta que termina el movimiento para cazarlo.

Para conseguir esto, el primer paso que dieron los científicos fue el de generar una sonda fluorescente con alta sensibilidad. Siendo estrictos, lo que se ve en la fotografía es cómo estas sondas se distribuyen por las neuronas.

Pero para poder obtener las imágenes primero tuvieron que poner a punto otra técnica, que consistía en introducir las sondas en las neuronas con el animal vivo. Para ello pusieron a punto un mecanismo genético que permitía que dichas sondas se integrasen en las neuronas que resultaban de interés.

El siguiente paso fue conseguir aislar a los peces cebra de prácticamente cualquier estímulo, salvo el que se quería estudiar. Si el animal estuviese en un ambiente natural, estaría sometido a todo tipo de distracciones. O lo que es lo mismo, los investigadores redujeron al máximo posible el “ruido experimental”, simplificando el ambiente (pecera) en que se encontraban los sujetos de estudio.

Gracias a este diseño tan cuidado, han podido obtener imágenes muy claras de todo el proceso. Desde la detección de la presa hasta su caza. Pero lo que resulta más importante: también han captado el momento en que el animal toma la decisión de nadar hacia su presa.

Dicho de otro modo, el momento en que el animal pasa de un estímulo puramente biológico a un intelectual, el preciso momento de la toma de decisión sobre qué hacer.

Las aplicaciones que tiene este estudio son muy importantes. Como explican los propios investigadores, el cerebro de un pez cebra no se diferencia tanto del de los seres humanos. Al menos no en los patrones fundamentales. Y la técnica que han utilizado para insertar las sondas puede ser empleada en seres humanos, aunque para eso hagan falta más experimentos y pruebas en animales cada vez más cercanos a los humanos.

Pero no solo serviría para tener imágenes de pensamientos. Cuando se haya puesto a punto puede ser una herramienta muy interesante a la hora de probar medicamentos que ayuden a paliar enfermedades como el Parkinson, la degeneración senil o el Alzheimer. Con esto no solo se reduciría el tiempo desde que se crean los fármacos hasta que se comprueba su utilidad, sino que se podrían tener tratamientos personalizados para cada tipo de enfermedad y para cada paciente. Aunque para ello aún falte mucho tiempo.


Fuente: Yahoo! España
Así se ve el pensamiento de un pez