Un milagro que no querrás perderte: de cómo Jamie Ogg resucitó gracias al amor de sus padres
Esta es la historia de un niño que nació muerto, y de cómo el amor de sus padres consiguió devolverlo a la vida. Así es su vida cinco años después.
Tu bebé acaba de nacer, trece semanas antes de lo previsto y con apenas un kilo de peso. No lo ha conseguido, te dicen los médicos. Jamie no lo ha conseguido.
Mientras su hermana melliza, la superviviente, va camino de la incubadora, la madre de Jamie se lo pone sobre el pecho, piel con piel. Su padre se tumba con ellos, en la cama. Lloran. Quieren despedirse de ese niño que nació clínicamente muerto. "Mi marido David se derrumbó. Le dije que se metiera en la cama conmigo para darle calor al bebé porque estaba frio. Le puse con la cabeza pegada a mi pecho para que pudiera escuchar los latidos de mi corazón"

Lo que iba a ser una despedida, un adiós para siempre, se alargó. Ni Kate ni David podían desprenderse de ese cuerpecito. Jamie estuvo dos horas piel con piel en brazos de su madre. Kate comenzó a hablarle. "Le dije que se llamaba Jamie, que su hermana estaba bien, y que teníamos grandes planes para él."
Entonces el bebé comenzó a emitir extraños sonidos. Los médicos dijeron que estaba muerto, que no se hicieran ilusiones, que no podía estar vivo. Pero de repente, Jamie empezó a moverse, se agarró al dedo de su padre, y abrió los ojos.


Hoy Jamie está a punto de cumplir cinco años, y sus padres han grabado un video para recordar su historia, y lo afortunados que son. Para contarnos su milagro, y cómo, el amor de unos padres, y el calor de sus cuerpos, consiguieron devolver al pequeño a la vida.
A veces, a los periodistas, nos toca contar buenas noticias. Y esta es una de ellas.