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Ten cuidado si él te quiere demasiado

Los mitos del amor romántico.

"Mi chico me quiere mucho”, me decía hace poco la hija adolescente de una amiga. “Qué suerte. ¿Y cómo lo sabes?”, pregunté. “Porque sé que le importo. Porque se pone celoso si me ve con otros chicos. Porque me llama a todas horas para ver si estoy bien”, respondió convencida.

Y porque él sabe sus contraseñas del móvil. "Para que no me meta en líos, cuida de mí". Y ella le deja el móvil cada vez que él quiere revisarlo.

Y porque él le revisa de vez en cuando su Whatsapp. "Para que nadie me acose".

Y porque él sabe quién le escribe en su muro de Facebook. Y a quién escribe ella.

Pero eso no es amor. Es poder. Y control. El primer paso de la violencia contra las mujeres. El inicio de una relación de terror machista. El mito del amor romántico. Del hombre que cuanto más controla más ama.

Y sí, está pasando. Ahora, en nuestros colegios e institutos. Y en un número mucho mayor de lo que imaginamos.

Una de cada tres jóvenes y adolescentes españolas considera aceptable que su pareja la controle.

Pregunte a sus hijos. A sus sobrinos. A los hijos de sus amigos.

¿Qué haríais por amor?, les preguntaron a jóvenes de instituto un grupo de investigadoras de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ellas no dudaron: “Lo haríamos todo”. ¿Cambiaríais de trabajo? “Sí, trabajos hay muchos”. ¿Y de ciudad? “Claro, lo importante es estar con la persona que quieres”. Preguntados por lo mismo, ellos pusieron más pegas. “Bueno, vamos a hablarlo con calma”, contestaron. ¿El trabajo? “Si ella me lo pide es que no me quiere”. ¿La ciudad? “Me tiene que querer por lo que soy”.

Las conclusiones del estudio dirigido por Aurora Leal indican que, ya desde la adolescencia, tanto los chicos como las chicas conciben el amor de una manera completamente diferente. Ellas están más ligadas al romanticismo, su ideal de relación deseada implica cosas en común y respeto. Una chica dibuja el vínculo perfecto como aquel en el que, limpiando la casa, rompe el escudo del equipo de fútbol favorito de su chico y él no la regaña. Ellos tienden más hacia el sexo –”nos sentamos en una butaca doble y no acabamos de ver la película”, imagina uno de los entrevistados– y a una relación confortable y sin problemas -sin que ELLA les de problemas-.

Fácilmente el control da paso a la violencia. Los adolescentes acaban creyendo que algo de violencia es normal en una pareja. Las visiones del amor ligadas a los estereotipos de género pueden llegar a convertir a la persona que ama, la persona que da, en alguien anulado. Algo seguimos haciendo mal, cuando dos de cada 10 chicos menores de 30 años creen que el hombre agresivo resulta más atractivo para las mujeres.

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