Los problemas “irreales” del primer mundo

¿Quiénes tienen verdaderos problemas? ¿Los que sobreviven cada día con el mínimo necesario y menos, o quienes disfrutan de la abundancia del mundo desarrollado y apenas encuentran insignificantes molestias? ¿La abrumadora escasez del tercer mundo y la delirante riqueza del primero pueden convertirse en clichés y alterar la realidad con una visión paternalista? Un video de la organización Water is Life (WiL) ha despertado una nueva polémica sobre las diferencias entre ambos universos, que conviven en el mismo planeta.

El clip de la campaña nos traslada a Haití, un país cuya población aún padece los efectos del terremoto de 2011. En boca de varios de sus habitantes, los mensajes de personas que han usado la etiqueta #FirstWorldProblems (#ProblemasdelPrimerMundo) en la red social Twitter para expresar cuán triviales parecen sus dificultades cotidianas frente a la gravedad de la situación en la nación caribeña.

"Odio cuando el cargador de mi teléfono no llega a mi cama", "cuando voy al baño y olvido el teléfono", "detesto cuando mi casa es tan grande que debo usar dos routers inalámbricos", "cuando mi goma de mascar de menta enfría demasiado el agua que bebo"… Esas frases, dichas en el escenario devastado de Haití, suenan demasiado absurdas. ¿Quién podría quejarse por semejantes nimiedades cuando falta lo esencial: techo, comida, agua…?

El mensaje de WiL es simple: los problemas del primer mundo carecen de importancia si los comparamos con las calamitosas condiciones de vida en los países pobres. La organización anima a quienes se sensibilicen con su causa a hacer donaciones para sustentar programas de distribución de agua potable en naciones en desarrollo. WiL ha trabajado desde su fundación en 2009 en comunidades de Kenia, Ghana y Haití.

Sin embargo, no todos los receptores de la campaña han acogido su llamado de la misma manera. Mientras algunos manifiestan cierto sentimiento de culpa por el bienestar que gozan, otros se cuestionan la objetividad de una interpretación tan maniquea de la diferencia entre primer y tercer mundo. Tanto la agencia DDB Nueva York, encargada de realizar el video, como WiL han declarado que no pretenden humillar a nadie, sino provocar una reflexión sobre las necesidades reales que existen en las regiones empobrecidas del planeta.

Nadie medianamente informado se atrevería a asegurar que la vida en el primer mundo se asemeja al paraíso terrenal. Un tour por Grecia, España, Portugal, Italia, el Reino Unido y Estados Unidos, por solo mencionar algunos ejemplos notables, desvanecería al instante el mito del bienestar unánime y ajeno a los sobresaltos. Quizás ningún español carezca de agua potable ni un británico de una ración mínima de alimentos para sostenerse, pero la incertidumbre del desempleo y las deudas los agobian a todos, o al menos a la mayoría de sus compatriotas. Ni siquiera los residentes de estados cuyas economías han capeado el temporal de la crisis con relativo éxito, como Canadá, pueden sentirse a salvo.

Al margen de los asuntos financieros, otras amenazas nos alcanzan, sin importar la bonanza económica: el cambio climático no distingue entre Estados Unidos y el Cuerno Africano. Aunque en Norteamérica la sequía no ponga en peligro la vida de millones de personas, destruye por igual el fruto del trabajo humano.

Entonces, ¿hay problemas en el primer mundo? Los que habitamos en la mitad "privilegiada" del planeta conocemos la respuesta en toda su irreducible complejidad.