La venganza de Whitney Kropp sobre sus abusones

Whitney Kropp acude al juego de su instituto acompañada de su padre (AP Photo/Detroit News, John M. Galloway)
Whitney Kropp acude al juego de su instituto acompañada de su padre (AP Photo/Detroit News, John M. Galloway)

La increíble historia de Whitney Kropp no podía ser más americana. Solo en Estados Unidos es tradicional que los institutos reciban a los alumnos que empiezan el año escolar con una serie de actos que varían según el centro pero que pueden ser partidos, picnics, obras de teatro y desfiles. Es lo que se llama Homecoming. En todo caso, siempre culminan en uno de esos bailes que tan familiares han hecho las películas, a los que acude todo el alumnado, beben ponche, bailan y votan, entre una serie de afortunados nominados anteriormente, quién conformará, a falta de una mejor traducción, la Corte del Homecoming: rey, reina y príncipe o princesa.

Whitney Kropp, una muchacha de 16 años que vive en West Branch (Michigan), vivió todo ese proceso y no tardó en convertirse en una pesadilla.

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Whitney era una de las chicas que más frecuentemente sufría el acoso de los abusones de su instituto, el Ogemaw Heights. Porque era diferente y no era guapa. Porque se teñía el pelo de colores y no escuchaba la misma música que los demás. Porque la lógica de un instituto estadounidense obliga a que algunos tengan que sentirse pequeños para que los demás puedan sentirse grandes.

Por eso, Whitney se alegró cuando vio que, de entre los 800 alumnos de su clase, sus compañeros, sus acosadores, la habían nominado a ella para ser parte de la Corte del  Homecoming. A ella, a la que poca gente hacía caso. Por supuesto, sus compañeros enseguida le rebatieron que no era un gesto de buena voluntad, una forma de reparar el pasado: decían que era una broma para convertirla en un blanco todavía más fácil. A día de hoy no está claro quién de los dos tenía razón, pero la disputa se intensificó: Whitney insistió en que era perfectamente factible que ella estuviera nominada; los demás la acosaron con más sarna.

La situación se hizo insostenible y Whitney empezó a plantearse el suicidio. Y entonces ocurrió el milagro.

El acoso en institutos es uno de los temas que más preocupa a los padres en Estados Unidos, que saben lo asfixiante que se ha convertido en esta era de redes sociales. Se conocen historias de adolescentes (diferentes por ser gays o por tener otros intereses que el grueso del alumnado no considera comunes) que acaban con su vida porque su existencia se ha convertido en un terror difícilmente imaginable para muchos. Así que la historia de Whitney llegó a la prensa. La local, primero. Después la regional. Después la nacional.

¿El motivo? Todo West Branch se posicionó, en ese despliegue de músculo comunitario que tiene ese país para lo bueno y para lo malo, del lado de Whitney. Según creció el apoyo popular, la adolescente empezó a recibir ayuda: donaciones de ropa, invitaciones a ir a una peluquería... Cuando, este fin de semana, el Homecoming de Whitney llegó a su fin con el clásico partido de fútbol americano, su película de terror se había convertido en una con final feliz.

¿Que el color favorito de Whitney es el naranja? La mayoría del público llevó camisetas naranjas. ¿Que había sufrido crueldades en el pasado? Se vendieron camisetas en las que se leía "Ser cruel no mola". ¿Que quería ir guapa para honrar su puesto como aspirante a la Corte del Homecoming? Varios desconocidos le regalaron joyas, zapatos y maquillaje. ¿Que sus amigos la ignoraban? Ahora ella tenía las cámaras de televisiones de todo el país centradas en ella. ¿Que no la valoraban? De repente, se puso de moda decir, como hizo Heather Oyster, una compañera suya de quince años, "Qué fuerte es Whitney. Yo no hubiera tenido valor de venir".

"Esto es demasiado para mí", dijo Whitney, de repente protagonista del acto más importante del semestre en su instituto. "Había pensado en no venir porque no me lo iba a pasar bien pero ahora estoy divirtiéndome mucho". Y añadió, de cara a los medios: "Los chicos que te acosan... no dejes que te hundan. Sigue haciendo aquello en lo que crees, síguelo con tu corazón y tu instituto. Es lo que yo hice y ahora no puedo ser más feliz".


Fuente: Yahoo! España
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