La NASA se suma a los augurios del fin del mundo

La Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) nos ha demostrado durante décadas su extraordinaria capacidad para expandir los límites del conocimiento humano. Sus misiones Apollo nos llevaron a la Luna y últimamente sus vehículos exploradores se pasean por el árido Marte. Sin embargo, toda esa tradición científica no ha bastado para resistir la tentación de saltar al ruedo de los augurios sobre el "fin del mundo" el próximo 21 de diciembre.

La NASA cree que nada fuera de lo normal sucederá ese día y que la celebérrima profecía maya emergió de una mala interpretación de los fragmentos de escritura en piedra legados por esa civilización. La agencia federal estadounidense tiene tanta certeza de su propia predicción, que ha dejado escapar un video titulado "¿Por qué el mundo no acabó ayer?", cuya publicación debía ocurrir el 22 de diciembre.

Según John Carlson, Director del Centro de Arqueoastronomía de la Universidad de Maryland, ni el calendario maya termina en 2012, ni existe profecía alguna sobre un apocalipsis ese día. Esos antiguos pobladores de la península de Yucatán concebían el transcurso del tiempo en forma de ciclos, lo cual marcaba una renovación constante, al contrario de la concepción lineal aceptada hoy por la ciencia. La "fatídica" fecha cierra uno de los grandes períodos temporales y abre uno nuevo. Carlson ha estudiado ese tema durante 35 años.

Este año dos expediciones arqueológicas revelaron nuevas pruebas de los que los mayas hicieron estimaciones del tiempo más allá de 2012. Una de ellas, en la selva del Petén, penetró en las ruinas de la casa de un funcionario, cuyas paredes habían sido cubiertas con operaciones matemáticas que reflejan el enorme interés de esa cultura precolombina por la astronomía y su incidencia en los eventos terrestres.

El video de la NASA rechaza también las teorías sobre la colisión de un asteroide o un planeta contra la Tierra, o el estallido del sol. Esas y otras fantásticas historias sobre el fin del mundo han sido tejidas desde la década de 1970 por los seguidores de una corriente de pensamiento conocida como New Age.

Y si después de tanto aspaviento el planeta no revienta como un globo en una fiesta de cumpleaños, muchos respiraremos aliviados y otros, los que compraron alimentos, manuales de supervivencia y hasta algún búnker para sobrevivir al cataclismo, saldrán en busca de los hábiles vendedores. Hasta que a alguien se le ocurra otra profecía descubierta en una incógnita piedra de una civilización extraviada y el ciclo de la ingenuidad y la estafa se vuelva a iniciar.