La misteriosa mansión Winchester

En algunas ocasiones, cuando una persona sufre varias pérdidas familiares en un muy corto periodo de tiempo, se tiende a pensar que alguien ha echado un mal de ojo o que por cualquier motivo inexplicable ha entrado en una espiral de mala suerte y mal augurio.

Muchos son los que, erróneamente, se dejan aconsejar por médiums y expertos profesionales en lo paranormal que sacan un provechoso beneficio del momento de debilidad de aquellos que confían en ellos y depositan sus secretos y voluntad.

Esto es lo que ocurrió con Sarah Winchester, a quien el fallecimiento de su hija y tiempo después de su esposo William hizo que entrase en una profunda depresión (que llegó a provocarle caer durante un tiempo en estado de coma) y comenzó a obsesionarse con la idea de que era víctima de una maldición.

Y así fue convencida por un médium con el que contactó y que le hizo creer que existía una maldición contra su familia por parte de los espíritus de los fallecidos  a causa de los rifles Winchester inventados por la empresa de su difunto marido.

La fragilidad mental de Sarah, que por aquel tiempo contaba con 42 años, hizo que, sin ningún tipo de escrúpulos, el médium y un grupo de farsantes que decían ser expertos en temas paranormales, tramasen un plan para sacarle gran parte de la fortuna que había heredado.

Nada más y nada menos que una herencia de 20 millones de dólares y unos beneficios netos de 1.000 dólares al día; pero hemos de tener en cuenta que se trataba del año 1881, por lo que para entonces era una suma multimillonaria.

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La estrategia para sacar el máximo de dinero fue convencerla de que los espíritus deseaban que les construyera una enorme e inacabable casa en la que el trabajo debería ser continuo e ininterrumpido. Las 24 horas del día tendría que haber alguien realizando alguna tarea de construcción.

Y así fue como a lo largo de los siguientes 38 años la frágil viuda Winchester estuvo financiando un trabajo que jamás debería parar. Solo así podría vivir sin que los fantasmas la molestasen.

Sarah compró un extenso terreno en San José (California) y mandó empezar las obras. Día y noche los operarios contratados trabajaban en la construcción de una casa que llegó a tener hasta siete plantas de altura (el terremoto de 1906 afectó la construcción y tras los trabajos de remodelación quedó en cuatro).

Pero claro, a pesar de ser cada vez más grande, también resultaba que se construían elementos en la casa que no servían para nada: puertas que no llevaban a ninguna parte, escaleras que subían y tras una puerta volvían a descender o que daban directamente al techo…

En total fueron construidas 160 habitaciones, 6 cocinas, varios salones y 13 baños, además de un sinfín de elementos inútiles, todos ellos con una relación directa con el número trece, el preferido de la propietaria.

Sarah Winchester pasó los siguientes 38 años (entre 1884 que comenzó la construcción hasta 1922 en el que falleció) escuchando golpes de martillo, serruchos, idas y venidas de un equipo de 16 operarios entre los que se encontraban carpinteros, decoradores y/o pintores y que por allí pasaban día y noche.

Se calcula que la suma total de la construcción ascendió a 5 millones de dólares. Una cantidad de la que estuvieron viviendo muchas familias a lo largo de cuatro décadas gracias al  maquiavélico plan tramado por el falso médium y un grupo de personas relacionadas directamente con todo lo que tuvo que ver con la construcción de la Mansión Winchester.

Tras el fallecimiento de la rica heredera Winchester a los 83 años de edad tras sufrir una insuficiencia cardiaca, su sobrina pasó a gestionar el patrimonio familiar, parando las obras de la casa y poniéndola a subasta, siendo adquirida por un inversor por el irrisorio precio de 135.000 dólares.

La habilidad del nuevo propietario para explotar su nueva adquisición hizo que convirtiera la casa en un lugar de peregrinación de cientos de miles de curiosos y turistas que cada año se desplazaban hasta allí para pasear por las dependencias de la misteriosa mansión Winchester.

Alrededor del personaje y la casa se crearon docenas de fantásticas historias relacionadas con fantasmas y espíritus errantes en busca de la paz eterna y que habían muerto por culpa d los disparos de un rifle Winchester.

Todo un complejo entramado que ha convertido esta leyenda urbana en una de las más famosas del país, generando multimillonarios resultados económicos y cuya fama es comparable a la de las historias que se leen en la red o el boca a boca ha ayudado a extender, como es el caso de la verdad sobre Teresa Fidalgo (la chica de la curva), todo un fenómeno mundialmente famoso.

Fuente: Yahoo! España
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