La batalla que dio nombre a un color
A lo largo del siglo XIX, Italia se vio envuelta en múltiples confrontaciones bélicas que la llevarían a la unificación del país, tal y como lo conocemos actualmente. Muchas de estas batallas se libraron durante la Segunda Guerra Italiana de la Independencia, pero encontramos un par de ellas en los libros de historia que resaltan por su importancia en la unificación de Italia.
Ante el potencial armamentístico de Austria, Napoleón III intervino en la contienda echando una mano a los italianos para recuperar sus regiones ocupadas. La unión de los ejércitos de ambos bandos creó un frente italo-francés capaz de arrebatar el terreno conquistado por los austriacos. El 4 de junio de 1859 se libró la Batalla de Magenta, una confrontación decisiva para los intereses austriacos, los cuales tenían dominio sobre Lombardía y un gran interés en seguir anexionando regiones dentro de la península italiana.
Esta batalla no fue una de las más cruentas y con más bajas de la época; pero sí dejó su nombre a la posteridad a través de un nuevo color desarrollado por aquellas fechas en un laboratorio. Fue bautizado como "magenta", en alusión al color oscuro de la sangre derramada en el conflicto del mismo nombre.
No obstante, este no fue el único color que recibió su nombre por culpa de una batalla acontecida durante la Segunda Guerra Italiana de la Independencia. Otro tono, de características muy parecidas, fue creado en aquella misma época bajo el nombre de "Solferino", población que sufrió otro importantísimo enfrentamiento veinte días después que el de Magenta.
Sin embargo, esta denominación no ha sufrido la misma suerte y ha quedado prácticamente relegado al olvido y desuso, todo lo contrario que el magenta, consolidado uno de los colores básicos dentro del sistema de impresión moderna. Su popularidad actual es tal que en el año 2000 fue registrado por la empresa T-mobile (filial de Deutsche Telekom AG) en Holanda y Alemania, que desde entonces no ha permitido a otras marcas utilizarlo, propiciando una batalla (esta vez legal).
De todas maneras, la guerra de Solferino no solo sirvió para darle nombre a un color o ser decisiva para los intereses italo-franceses. Un ilustre personaje, el suizo Henri Dunant, fue testigo personal del horror allí vivido y de la agonía y sufrimiento de los heridos en aquel lugar. Dunant comprobó horrorizado cómo los más de 40.000 muertos y heridos no eran adecuadamente atendidos por falta de asistencia sanitaria. Tras el regreso a su país, decidió dedicar el resto de su vida a una causa humanitaria: la creación de la Cruz Roja Internacional, una institución que, a través de voluntarios, debería socorrer a los soldados heridos en la guerra.
Fuentes de consulta y más info: comunedimagenta / capsuladelengua / yaestaellisto / cruzroja / wikipedia / freemagenta