Cuando en Alaska se celebraron los Juegos Olímpicos de verano

Previsión del tiempo para el 23 de septiembre:

En Estados Unidos Miami se inunda más que Venecia. Chicago encadena una ola de calor tras otra. Las ciudades del oeste se desertizan una tras otra. Y el Circulo Polar Ártico se ha convertido en el destino obligatorio para los cruceros.

Pero no se asusten. Bueno, sí, mejor asústense. La previsión no es para este septiembre. Hemos viajado hasta el año 2050, hasta un escenario devastador que afectaría a todo el planeta. 230 expertos de todo el mundo han elaborado un demoledor informe sobre el cambio climático que van a presentar esta semana en la Cumbre del Clima de la ONU, en Nueva York: si no se reducen drásticamente las emisiones de gases invernadero el planeta se volverá como están viendo. Es el peor de los escenarios posibles.

Para ilustrarlo, meteorólogos de todo el mundo han contado cómo será su país dentro de 36 años: temperaturas más altas, sequía extrema, intensos fenómenos tormentosos acompañados de inundaciones y crecidas del nivel del mar. La iniciativa parte de Naciones Unidas y la han secundado televisiones de todo el mundo. El objetivo: mostrarnos las consecuencias irreversibles que tendría el aumento de temperatura de más de dos grados en la tierra si no se reducen hasta el 80% las emisiones de gases invernadero antes de 15 años.

En España, temperaturas cuatro grados más altas que harán los inviernos más suaves pero también los veranos terriblemente tórridos. Las lluvias se retirarán hacia las zonas húmedas del planeta, con lo que en la Península Ibérica sufriremos sequías constantes, que serán extremas en algunas zonas que podrían incluso desertificarse. Subirá el nivel del mar hasta 24 centímetros en algunas zonas, con lo que desaparecerán muchas playas de nuestra costa, sobre todo las del Cantábrico y la Costa Brava. Las que sobrevivan se verán azotadas por constantes temporales marítimos. El delta del Ebro puede perder buena parte de su territorio, igual como otras zonas bajas de desembocaduras fluviales.

Con menos playas y temperaturas asfixiantes nuestra costa mediterránea dejaría de ser un paraíso turístico. Los millones de turistas que cada año nos visitaban, convirtiendo a España el el segundo destino turístico mundial, se trasladarían a otros climas más apetecibles, al norte de Europa, donde poder tomar el sol sin abrasarse. Dinamarca se convertiría en la nueva España, con temperaturas de 30 grados en los mediodías del verano. Aunque los temporales marítimos, acompañados de intensísimas tormentas, provocarían constantes inundaciones.

¿Por qué no ir a tomar el sol también a Islandia? La isla helada tendrá en 2050 una a vegetación parecida a la Toscana del presente, y temperaturas templadas. El Ártico será el destino turístico de moda para los cruceros, al estar libre de hielo en verano. La Amazonia perderá sus árboles por la sequía y los incendios -provocados por la caída constante de rayos en esas tormentas extremas que asolan el que fue pulmón verde de La Tierra-.

¡Ah! y a Madrid le saldría una nueva competidora para los Juegos Olímpicos de verano: Alaska.

Algunos críticos han tachado este informe -y estas previsiones meteorológicas- de demasiado alarmistas, pero el panel de expertos de la ONU insiste en que, si no cambiamos nada, si no reducimos los gases de efecto invernadero, el mundo será así dentro de muy poquito. Es el peor de los escenarios imaginables, pero es un escenario científicamente posible si no cambiamos las cosas ya.

Nota para los clima-escépticos: no queda nada. 36 años.


Historia original: Yahoo España