8 secretos de los empleados de hotel
La mayoría de los clientes sienten curiosidad sobre la cara oculta de la vida en un hotel. Aquí recopilamos historias de varios empleados y exempleados veteranos:
1.Los conserjes dan las peores habitaciones a las personas más amables, porque saben que raramente protestan. Los orientales son siempre los más estoicos. Si aparece el típico ejecutivo prepotente, hay que darle lo mejor que se tenga para que se sienta cómodo y así evitar volver a verle.
2. El momento en el que el personal está más crispado es durante el bufé del desayuno. Piensa que se han levantado mucho antes que los clientes y además tienen por delante horas de pie, entre niños hiperactivos, vasos rotos y turistas preguntones. Intenta no dar mucha lata.
3. Muchos hombres mayores de cincuenta tienen la extraña costumbre de hacer el "check in" con su "esposa" a las dos de la mañana. Casi todas, más jóvenes de lo esperado. Son los que menos tiempo ocupan sus habitaciones y los más alegres a la hora de dar propinas.
4. Siempre hay que ponerse en lo peor. Cuando abres una habitación para limpiar o llevar un pedido, espera encontrar un ser humano desnudo, lloroso y/o achispado. A la hora de comer, da igual que el establecimiento tenga restaurante de lujo, al empleado siempre le toca lo más cutre de las sobras, en versión recalentada.
5. El único límite para los robos de los clientes es su imaginación y el tamaño de sus maletas. Esto incluye rollos de papel higiénico, bombillas del pasillo o la escultura de una vaca de la entrada (mascota de una casa rural). Ahora se lleva beberse las botellitas de vodka o ginebra del minibar y rellenarlas de agua para que no se note.
6. Tampoco hay límites para la cantidad de suciedad que una habitación acumula en doce horas de uso. La mayoría de los clientes se portan como niños de quince años sin supervisión paterna: saltan sobre las camas, esconden todo tipo de basuras en los recovecos y aprovechan para hacer acrobacias y experimentos sexuales.
7. La manera habitual de manejar cualquier protesta de los huéspedes es derivarla hacia arriba o hacia abajo en la cadena de personal. Todo con máxima amabilidad, pero quitándote el "marrón" en el mínimo tiempo posible. Evitar una batalla es la mejor victoria. Al final suele resolver quien no tiene a nadie por debajo.
8. Un empleado de hotel es algo parecido a un esclavo. Sabe cuando entra, pero no cuando sale. Los jefes y los clientes le sueltan broncas sin contemplaciones. Se espera que respondas al teléfono en tus días libres. Una vez trabajas de conserje o botones, resulta complicado que te consideren para un ascenso. Por eso algunos tienen esa cara de velatorio permanente que no disimula ni su mejor sonrisa falsa.
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Fuente: Yahoo! España
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