Blanqueadores de piel: la peligrosa práctica que está intoxicando a las mujeres del mundo

Las cremas para blanquear la piel se venden a nivel mundial debido a la creencia de que una tez pálida es considerada más bella y abrir oportunidades laborales y de ascenso social. Pero su uso puede traer graves consecuencias para la salud. (Foto de Creative Touch Imaging Ltd./NurPhoto a través de Getty Images)
Las cremas para blanquear la piel se venden a nivel mundial debido a la creencia de que una tez pálida es considerada más bella y abrir oportunidades laborales y de ascenso social. Pero su uso puede traer graves consecuencias para la salud. (Foto de Creative Touch Imaging Ltd./NurPhoto a través de Getty Images)

Cuando era niña quería tener la piel más clara. Creía que mi hermana menor era más linda que yo porque su tez blanca contrastaba con su brillante cabello negro. Yo había nacido “marrón” y me ponía mucho más oscura cuando me exponía a los rayos del sol.

Mi creencia infantil de que la mayoría prefería a las personas blancas se convirtió en una certeza con el paso de los años. Aún en una sociedad mestiza como la venezolana, el estándar de belleza predominante era el impuesto por los países anglosajones y europeos.

Y aunque no existía un racismo abierto, los privilegios de las personas rubias eran evidentes. Luis Esteban Manrique coincide en un artículo con esa realidad latinoamericana, al afirmar: “Aunque nadie admite ser racista, el sesgo sale a la luz en grupos cerrados, en el espacio de confidencias y bromas. Declararse mestizo significa muchas veces asumir una máscara circunstancial y de conveniencia en países en los que los códigos raciales son ubicuos, aunque no estén escritos”.

La letra de una de mis canciones favoritas de la infancia, del compositor mexicano Francisco Gabilondo Soler, decía:

La Negrita Cucurumbé

se fue a bañar al mar

para ver si en las blancas olas

su carita podía blanquear.

La Negrita Cucurumbé

a la playa se acercó

envidiando a las conchitas

por su pálido color.

Quería ser blanca

como la Luna,

como la espuma

que tiene el Mar.

Y aunque al final de la canción viene un pez que le dice a la negrita que tiene la carita bonita, yo me quedaba pegada pensando en lo maravilloso que sería que la espuma del mar atenuara un poco la canela de mi piel. Por fortuna, esa etapa pasó y ya en la adultez me sentía cómoda con mi color café con leche.

Una mujer se aplica crema para aclarar la piel en las piernas mientras se sienta en una acera en el centro de Kingston, Jamaica. (Foto AP/Caterina Werner)
Una mujer se aplica crema para aclarar la piel en las piernas mientras se sienta en una acera en el centro de Kingston, Jamaica. (Foto AP/Caterina Werner)

Una costumbre antigua

Esas experiencias infantiles volvieron a mi memoria cuando leí un reportaje en el diario El País sobre la práctica que mujeres senegalesas de blanquear su piel con peligrosos productos tóxicos para sentirse más bellas.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 40% de las mujeres africanas blanquean su piel. El 77 % de las mujeres en Nigeria, el 59 % en Togo, el 35 % en Sudáfrica, el 27 % en Senegal y el 25 % en Malí utilizan productos para aclarar su tez.

La investigación señala que el blanqueamiento no se limita a África, sino que es una práctica que se ha extendido a Asia y América Latina. Otros reportes denuncian la masiva utilización de esos productos entre la población afrodescendiente de Estados Unidos.

Pero esta práctica no es exclusiva de África y cada vez está más extendida en Asia y América Latina. Sus orígenes datan del 200 a. C. cuando los egipcios, griegos y romanos usaban miel y aceite de oliva para aclarar la piel. Luego usaron plomo blanco o polvo de tiza mezclado con vinagre.

La costumbre de usar plomo blanco para decolorar la piel volvió a tener auge en la Edad Media y el Renacimiento europeo, aunque hay registros de que su uso desfiguraba el rostro y causaba envenenamientos.

Uno de los personajes más famosos en usar maquillaje con plomo fue la reina Isabel I, quien lo usó para cubrir sus cicatrices de viruela. Y para el siglo 19, los estadounidenses ya comercializaban pastillas de arsénico para disimular pecas, granos y cicatrices.

Advertisement for Nadinola bleaching cream, 'for lovelier lighter skin,' New York, New York, 1944. (Photo by Fred Stein Archive/Archive Photos/Getty Images)
Anuncio de la crema blanqueadora Nadinola, 'para una piel más clara y encantadora', en la ciudad de Nueva York, en 1944. (Foto de Fred Stein Archive/Archive Photos/Getty Images)

En la actualidad, la industria cosmética y farmacéutica ha continuado el desarrollo de productos que blanquean la piel usando químicos que actúan sobre la producción de melanina, que es el pigmento responsable del color de la piel. El motivo de ese interés es que el mercado global de blanqueadores alcanzó los 8.000 millones de dólares en 2020 y se espera que crezca hasta los 11.800 millones para el 2026.

Los peligros del descoloramiento

El problema es que a pesar de los enormes avances científicos del siglo XXI, los productos para descolorar la piel siguen causando grandes problemas para la salud, que pueden llevar incluso a la muerte.

Esos productos pueden incluir hidroquinona, esteroides, mercurio, corticosteroides y otros agentes despigmentantes, cuyo uso está restringido o prohibido en muchos países por su toxicidad.

Los esteroides son prescritos por los médicos para tratar afecciones inflamatorias como el asma, el lupus o las erupciones cutáneas. Pero cuando una persona usa de manera prolongada un producto que contiene esteroide para aclarar su piel puede desarrollar infecciones o debilitar su sistema inmunitario. También puede desarrollar tensión arterial alta, diabetes, acné, cataratas y glaucoma.

La hidroquinona se prescribe por períodos cortos para aclarar las manchas oscuras de la piel en personas que sufren afecciones como el vitíligo. Pero si se abusa de ella para aclarar la piel puede provocar dermatitis, cánceres sistémicos y de piel, ocronosis, que es un oscurecimiento de la piel, retraso en el crecimiento del feto y neuropatía periférica.

Y aunque parezca mentira, el mercurio se sigue usando en la industria cosmética en jabones y cremas debido a su poder blanqueador. El mercurio es extremadamente tóxico y su uso prolongado puede causar daño renal y hepático, problemas neurológicos y problemas en el desarrollo en los niños pequeños.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado a la población a no usar productos. Dra. Annette Prüss, directora interina del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, pidió a los países “actuar con urgencia” para emprender acciones legales eliminar elementos peligrosos como el mercurio de los productos para aclarar la piel que la gente usa a diario.

Las raíces del racismo aún están arraigadas a nivel mundial. Estudios han demostrado que los hispanos de piel oscura son más propensos a ser discriminados por su etnicidad que los hispanos más claros que viven en Estados Unidos.

Un paciente con lesiones en la piel causadas por el uso de cremas para aclarar la piel en un hospital de Dakar, Senegal.  Alguna cremas despigmentadoras contienen hidroquinona y altas dosis de esteroides. El uso de hidroquinona fue prohibido en la Unión Europea en 2001 porque causa irritación severa de la piel. ( Foto SEYLLOU/AFP a través de Getty Images)

Lamentablemente en muchas partes del mundo las personas con piel más clara aún son consideradas más atractivas y tienen mejores perspectivas de conseguir empleo, casarse y mantener o mejorar su posición social.

Seynabou Tine, una senegalesa de 32 años, confesó a El País que utilizó blanqueadores durante más de 10 años porque no le gusta la piel negra. Aunque su piel muestra claros signos de deterioro, ella detuvo el uso de los aclaradores porque ahora tiene diabetes y su médico le prohibió hacerlo. Si no tuviera la enfermedad, seguiría blanqueando su piel.

Yo no soy quién para juzgar a las mujeres que se aclaran la piel. Después de todo, hace muchos años soñé con hacerlo con la espuma del mar. Las experiencias tempranas de sentir que se tiene un aspecto inadecuado y el reforzamiento de ideales de belleza inalcanzables promovidos por las redes sociales seguramente han dejado una profunda huella en las mujeres que han decidido someterse a estos peligrosos tratamientos.

Pienso que, como sociedad, es necesario reflexionar sobre cómo el racismo, los ideales de belleza y las desigualdades de género continúan afectando el bienestar de millones de mujeres en el mundo.

Me gustaría que algún día, todas las mujeres que nos hemos sentido discriminadas por nuestro color de piel nos concentráramos en la última estrofa de la canción de Gabilondo Soler:

Un pescado con bombín

se le acercó,

y moviendo la colita

le preguntó:

¡Pero válgame mujer!

¿Pues qué no ves

que bonita es tu carita,

Negrita Cucurumbé?

Fuente: El País, HealthNews, NIH, Publimed, Africa Renovation, National Geographic, Dermatology, CNN

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