Biden ha dado un golpe de efecto con su viaje a Ucrania, pero le puede salir mal

Fueron solo cinco horas las que Joe Biden estuvo en Kiev este 20 de febrero. Pero esta última visita del presidente estadounidense a la capital ucraniana fue muy distinta de las seis veces anteriores que viajó como vicepresidente. En esta ocasión ha sido un viaje arduo que se mantuvo en secreto hasta el último momento y que solo conocían un puñado de personas, tal y como desvela el New York Times.

Una larga travesía que empezó con un vuelo desde Estados Unidos a Polonia, continuó con una hora de trayecto por carretera hasta la localidad de Przemyśl y acabó con un tren que realizó el trayecto hasta la capital ucraniana en más de nueve horas. Toda una odisea para poder reunirse con Volodímir Zelenski. Y un momento que ya forma parte de la historia.

Porque nunca antes, durante la vida de Biden, un presidente estadounidense se había aventurado a una zona de guerra que no estuviera bajo el control de Estados Unidos. Tampoco a un largo viaje en una modesta locomotora en la que estuvo expuesto a situaciones poco habituales a los que ocupan ese cargo.

Pero la ocasión no era cualquiera y el momento elegido tampoco fue casual. Se ha producido en la misma semana en la que se cumple un año desde el inicio del conflicto, con Ucrania resistiendo las acometidas rusas. El mensaje que ha querido trasladar Biden al mundo, y más concretamente a Moscú, es claro: vamos a estar con el pueblo ucraniano hasta el final. De hecho, durante su breve estancia en Kiev, el mandatario prometió la llegada de más armas.

Sin embargo, más allá de la anécdota del largo viaje o del hecho de ver paseando a Biden por las calles de la capital ucraniana (algo que ya han hecho otros mandatarios mundiales), este golpe de efecto previsiblemente no va a tener ningún tipo de consecuencia positiva para los intereses de Ucrania en lo que se refiere a la guerra. Más bien puede ser al contrario.

Pese a que Estados Unidos notificó el viaje previamente a Moscú, con el objetivo de evitar cualquier error de cálculo que llevara a ambas potencias nucleares a un conflicto directo, lo cierto es que esta visita no ha sentado bien en Rusia.

Una vez más, el contexto es clave y ha ocurrido solo un día antes de que Vladímir Putin diera su discurso del Estado de la Nación. Los rusos creían que el conflicto se iba a resolver rápidamente a su favor, pero los ucranianos han mostrado una gran resistencia y han sido capaces de infligir duras derrotas.

Ahora mismo, vivimos un estancamiento de la guerra y para algunos expertos militares rusos esta visita de Biden a Kiev ha sido vista como una humillación. De hecho, se ha llegado a ironizar con que el presidente estadounidense había conseguido llegar a Kiev antes que Putin.

Lógicamente, este gesto no ayuda a destensar, sino a enfadar más a Rusia. Y las consecuencias las pueden pagar los ucranianos en el campo de batalla. De momento, Putin, en su discurso ante la nación de este 21 de febrero, ya ha mostrado los primeros efectos: el país ha suspendido su participación en el tratado de desarme nuclear New Start.

Además, ha cargado duramente contra Occidente: “¿Qué significa esto? ¿Qué es eso para nosotros? Significa que quieren acabar con nosotros de una vez y para siempre”, ha acusado, al tiempo que también descartaba una salida pacífica a corto plazo.

En definitiva, las cosas siguen igual que antes, pero con Rusia más beligerante y con más determinación de vencer a Ucrania. El 24 de febrero se cumple el primer aniversario del conflicto y habrá que ver en los próximos meses cómo evolucionan las cosas. Si este golpe de efecto espolea a los rusos o si, por el contrario, supone el comienzo de su derrota.

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