Cómo se beneficia Trump del efecto que causan las acusaciones formales en su contra
La mañana del 18 de marzo, el expresidente Donald Trump pulsó enviar a una publicación en las redes sociales que decía que sería “arrestado el martes de la semana que viene”.
“Protesten”, escribió en su sitio web de Truth Social. “¡Recuperemos nuestra nación!”.
Según sus abogados, la predicción de Trump se basó en informes de los medios de comunicación, pero el expresidente se equivocó por dos semanas.
Sin embargo, la declaración puso en marcha acontecimientos que alteraron profundamente el curso de la contienda por la candidatura republicana. Los donantes enviaron cheques. Fox News cambió de tono. El aparato del partido se apresuró a defender a Trump. Y las encuestas subieron y subieron.
Esta serie de acontecimientos que se sincronizan como fichas de dominó al caer —llamémosle el efecto de la acusación formal— puede medirse en maneras que revelan mucho sobre el estado del Partido Republicano. Para examinar el fenómeno, The New York Times revisó encuestas nacionales y estatales preliminares, entrevistó a quienes participaron en las elecciones primarias republicanas, examinó los registros financieros de las campañas federales, analizó cientos de correos electrónicos del partido, escudriñó los cambios en la cobertura mediática conservadora y habló con operadores dentro de las campañas de los rivales de Trump.
El análisis destaca el dominio que tiene Trump sobre el partido, lo cual revela los años de condicionamiento de millones de votantes republicanos que ven los problemas legales de Trump como un ataque indirecto contra ellos. Y muestra un mundo invertido donde los cargos penales funcionan como activos políticos, al menos para efectos de ganar la candidatura republicana.
“El apoyo nacionalista no es un fenómeno nuevo en la política estadounidense, pero, sin duda, Donald Trump lo ha llevado a otro nivel”, comentó Tony Fabrizio, un encuestador republicano que trabaja para el supercomité de acción política de Trump. “Con Trump, el apoyo nacionalista recae directamente sobre su persona”.
‘Un acontecimiento que lo eclipsa todo’
Durante casi dos años, Fox News y el vasto imperio de Rupert Murdoch se habían venido desmarcando de Trump y encumbrando al gobernador de Florida, Ron DeSantis. Como decía un titular del New York Post que celebraba su victoria de 20 puntos en la reelección, DeSantis era “el futuro” del Partido Republicano.
La oficina de DeSantis se coordinaba de cerca con los productores de Fox para crear segmentos que lo hicieran ver bien, según correos electrónicos obtenidos por The Tampa Bay Times. Sus logros en Florida —en particular, su manejo de la pandemia de COVID-19— se anunciaron como actos heroicos de gobierno frente a la oposición de izquierda. La programación de Fox se centró en temas y villanos contra los que DeSantis había construido su marca: atletas trans, el doctor Anthony Fauci y todo lo relacionado con la conciencia social exacerbada.
Pero después de la primera acusación formal de Trump, las prioridades del movimiento conservador y su ecosistema de medios cambiaron.
Influyentes locutores de radio conservadores se unieron a Trump. Incluso comentaristas a los que les gustaba DeSantis, como Mark Levin, asumieron las acusaciones como una misión personal que parecía anular otras prioridades. Otro personaje de derecha, Glenn Beck, quien solía advertir sobre los peligros de Trump, acudió al ahora cancelado programa de Tucker Carlson en Fox, se puso un sombrero MAGA (la sigla en inglés de “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”) y declaró: “el Estados Unidos que conocíamos, la transformación fundamental que empezó en 2008, está acabada”.
En todos los medios conservadores, la programación se centró en la idea de que Trump era víctima de un sistema de justicia secuestrado por los demócratas. La lucha de DeSantis contra la conciencia social exacerbada (conocida como “wokeness” en inglés), se volvió cosa del pasado, una cuestión de poca importancia comparada con la posibilidad de que Trump fuera encarcelado.
Las acusaciones formales contra Trump no solo ocuparon un ciclo de noticias de 24 horas; los casos consumieron semanas enteras tanto en los medios dominantes como en los conservadores, cada uno siguiendo un patrón. Hubo una semana de rumores antes de las acusaciones, seguida del día de la acusación, el día de la comparecencia y el análisis posterior a la comparecencia.
Trump y su equipo han tratado de maximizar de manera intencional la cobertura informativa en directo de sus comparecencias penales. Abordan las comparecencias ante los tribunales exactamente igual que los actos de campaña, con una coreografía visual minuciosa y en colaboración con todas las cadenas, incluidas las que Trump ha tachado de “dar noticias falsas”, como CNN.
El equipo de Trump ha invitado a periodistas a su comitiva y se ha dado cobertura en directo a sus camionetas negras en los medios de televisión. La campaña informa con antelación a las cadenas de televisión para que instalen cámaras en varios lugares el día de la comparecencia a fin de obtener las mejores tomas, incluso a lo largo del recorrido de la comitiva y mientras el avión de Trump aterriza y despega.
“¿Qué hicieron los demás candidatos hoy? ¿Lo sabemos? Sabemos dónde estuvo Trump”, dijo Steven Cheung, vocero del expresidente, la noche de la diligencia de instrucción de cargos en Florida. “No hay oxígeno para los demás candidatos”.
El asesor de uno de los rivales de Trump, que no estaba autorizado a hablar oficialmente, dijo que los problemas judiciales de este habían obligado en varias ocasiones a la campaña de su candidato a reprogramar anuncios políticos y replantearse su agenda y describió las acusaciones como “un acontecimiento que lo eclipsa todo”.
Una mina de oro en línea
El expresidente había tenido dificultades para recaudar fondos hasta que, a mediados de marzo, quedó claro que enfrentaría cargos penales en Nueva York.
Esa primera acusación impulsó la máquina de recaudación de fondos en línea de Trump, quien había recaudado hasta ese momento un promedio de 129.000 dólares al día en 2023, según los registros federales. En las tres semanas siguientes, promedió más de 778.000 dólares al día.
Dicho de otro modo: Trump había recaudado poco más de 12 millones de dólares en los primeros 88 días del año. Le tomó solo siete días después de su primera acusación recaudar una cantidad similar, 13 millones de dólares.
‘Mi apoyo es incluso más fuerte’
Trump se hizo de un apoyo sustancial en las encuestas de las primarias en torno a su imputación en primavera (aumentó alrededor de 9 puntos porcentuales en los promedios de las encuestas en las semanas posteriores a su anuncio en Truth Social de que esperaba ser arrestado).
“A decir verdad, desde las acusaciones, mi apoyo incluso es más fuerte”, afirmó Sheri Hardy Candeni, seguidora de Trump de 51 años originaria de California, Kentucky. “Han usado todo el aparato de gobierno en contra de gente como nosotros. Cada vez que lo acusan, llevan a decenas de miles más como nosotros a las urnas”.
Más de la mitad de los republicanos —incluido un 77 por ciento de republicanos que se autodenominan como partidarios de MAGA— dijo que las acusaciones e investigaciones contra Trump eran un ataque contra personas como ellos, según una encuesta de CBS News/YouGov realizada poco después de la acusación más reciente. Y el 86 por ciento de los republicanos consideró que las acusaciones eran un intento de impedir que Trump hiciera campaña.
Para algunos republicanos, el solo hecho de que los demócratas estuvieran investigando y acusando a Trump de delitos era otro motivo para apoyarlo. Y el hecho de que los rivales de Trump no hayan sido acusados era motivo de sospecha.
“Si hay una jauría de perros persiguiéndote y tú estás dispuesto a mantenerte firme y luchar, tendrás mi voto”, aseveró Mallory Butler, de 39 años, quien vive en el condado de Polk, en Florida, y apoya a Trump. “DeSantis no tiene una jauría de perros persiguiéndolo y eso me dice que quizá alguien lo respalda o que, a estas alturas, es un vendido. Ese no es el caso de Trump”.
El ascenso de Trump en las encuestas podría relacionarse con múltiples dinámicas más allá de sus acusaciones. El pico inicial de apoyo fue anterior a su primera acusación y los aumentos en las encuestas coincidieron con una serie de titulares negativos y tropiezos de DeSantis.
La segunda acusación formal contra Trump derivó en un ascenso menos marcado en las encuestas y sigue siendo demasiado pronto para calcular el efecto en las encuestas de esta tercera acusación más reciente.
Para muchos de los partidarios de Trump, los detalles de cada acusación sucesiva se han fusionado en un ataque genérico contra el expresidente, lo que ha creado una especie de ruido de fondo que en gran medida están ignorando.
“Las acusaciones no tienen ningún impacto en mi apoyo a Trump”, dijo Sean Roh, de 39 años, originario de Lynnwood, Washington, quien se autodenominó partidario acérrimo de Trump. “En el pasado, había estado pendiente de las noticias, pero ahora no me interesa enterarme de los detalles”.
Siete de cada diez republicanos que votan en las elecciones primarias dijeron que su partido tenía que apoyar a Trump frente a las investigaciones, incluida casi la mitad de los votantes que planean apoyar a un candidato que no sea el expresidente, según la última encuesta del Times/Siena College, que se realizó antes de la acusación más reciente. Y más del 80 por ciento de los republicanos dijo que los cargos de la acusación más reciente tenían motivaciones políticas, según una encuesta de ABC News/Ipsos.
El ciclo de acusaciones podría comenzar de nuevo esta misma semana, ya que Trump podría enfrentar una cuarta acusación en Georgia.
En la mañana de su comparecencia más reciente, el expresidente bromeó sobre lo que le haría falta para asegurarse la victoria.
“¡Necesito una acusación más para garantizar mi elección!”, afirmó.
c.2023 The New York Times Company