“¡Ya basta!”: pupitres y clases en plena calle, la singular protesta de dos facultades de la UBA contra el veto de Milei

Estudiantes con pupitres improvisados y pancartas frente a la sede de Psicología de la UBA
Estudiantes con pupitres improvisados y pancartas frente a la sede de Psicología de la UBA - Créditos: @Ricardo Pristupluk

Las aulas se trasladaron a la calle. En plena avenida Independencia al 3000, frente a la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), decenas de estudiantes se sentaron en círculos sobre el asfalto mientras los docentes, con micrófonos en mano, continuaban dictando clases. El sonido del tráfico se mezclaba con las lecciones académicas, marcando el ritmo de una protesta pacífica pero firme, organizada en rechazo al veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario.

La escena de los estudiantes con pupitres improvisados y pancartas desplegadas entre los autos ofrecía un contraste singular. Las consignas “No al veto de Milei” y “¡Ya basta!” se alzaban desde la distancia. Muchos de los participantes habían pasado la noche en el lugar, decididos a visibilizar su reclamo.

Frente a la facultad, una docente daba su clase, rodeada de estudiantes de diversas edades que tomaban apuntes como si fuera una jornada universitaria cualquiera. Sin embargo, el contexto lo hacía diferente: esta no era solo una clase, era una forma de visibilizar un conflicto que, según los estudiantes, afecta el futuro de la educación pública. “Esto no es una interrupción, es una lección sobre cómo defender nuestros derechos”, explicó Emilia, estudiante de tercer año de Psicología, en diálogo con LA NACION mientras tomaba nota en plena calle.

“Estamos acá para garantizar que las clases sigan existiendo. Esta toma es una herramienta para visibilizar un problema, no para interrumpir la educación”, enfatizan los estudiantes
“Estamos acá para garantizar que las clases sigan existiendo. Esta toma es una herramienta para visibilizar un problema, no para interrumpir la educación”, enfatizan los estudiantes - Créditos: @Ricardo Pristupluk

A un costado de la avenida, los autos tocaban bocinas; algunos en señal de apoyo, otros intentando abrirse paso. En medio de la toma, los alumnos y profesores seguían con su protesta, que integraba clases regulares, debates y hasta exámenes parciales. La manifestación, lejos de suspender las actividades académicas, las hacía parte de la lucha por el financiamiento para la educación universitaria. “Queremos que se entienda que no estamos frenando la educación, estamos defendiendo su calidad y su continuidad”, agregó Teresa Fernández, miembro de la agrupación estudiantil MotorPsico.

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Uno de los puntos más fuertes del reclamo está vinculado a la situación del Hospital Laura Bonaparte, el único hospital público nacional especializado en salud mental y adicciones en el país. Su eventual cierre se convirtió en un símbolo más de los recortes que, según los manifestantes, amenazan tanto la educación como la salud pública. “Nos estamos organizando no solo para frenar el veto, sino también para impedir el cierre del Bonaparte, que es fundamental para nuestra formación como futuros profesionales de la salud mental”, explicó Fernández a LA NACION.

En la Facultad de Psicología, impulsan unificar el reclamo entre el sector educativo y el sector de la salud
En la Facultad de Psicología, impulsan unificar el reclamo entre el sector educativo y el sector de la salud - Créditos: @Ricardo Pristupluk

El conflicto también tiene raíces en la situación precaria de los docentes universitarios, muchos de los cuales, según los estudiantes, perciben sueldos por debajo de la línea de pobreza. No obstante, las clases continuaban en plena protesta. “Estamos acá para garantizar que las clases sigan existiendo. Esta toma es una herramienta para visibilizar un problema, no para interrumpir la educación”, enfatizó Lucas, estudiante de cuarto año, mientras participaba en un debate al aire libre.

Serena Burkhardt, miembro del Partido Obrero y parte activa de la organización de la protesta, también habló sobre la movilización prevista para mañana. “Nos movilizaremos desde la facultad hasta el Congreso para demostrar que no vamos a permitir que el Gobierno siga atacando la educación pública”, expresó con firmeza ante LA NACION. Para los manifestantes, la única forma de frenar el veto es con una masiva participación en las calles.

Fernández destacó la importancia de la unidad en el movimiento estudiantil durante la toma de la Facultad de Psicología: “Nos estamos movilizando en unidad, con todas las agrupaciones estudiantiles, excepto la actual conducción del Centro de Estudiantes. Ellos se mantuvieron al margen, deslegitimando la asamblea autoconvocada que decidió la toma, calificándola como antidemocrática. A pesar de esto, logramos unirnos para frenar el veto a la Ley de Financiamiento Universitario y evitar el cierre del Hospital Bonaparte, que es clave para nuestra formación como profesionales de la salud mental. Nos parece crucial que esta lucha sea de todos los estudiantes, ya que estamos defendiendo nuestro derecho a una educación pública, gratuita y de calidad”, señaló.

Clases en plena avenida Independencia al 3000
Clases en plena avenida Independencia al 3000 - Créditos: @Ricardo Pristupluk

Burkhardt también enfatizó la necesidad de la movilización masiva: “Nos unimos todos los partidos, menos la conducción del Centro de Estudiantes, que sigue desoyendo los reclamos reales de la comunidad estudiantil. Este ataque no solo afecta a la educación, también están avanzando sobre la salud pública, como con el cierre del Hospital Bonaparte, y persiguiendo a quienes luchan. Es momento de que el movimiento estudiantil y la clase trabajadora salgan a defender sus derechos”, sostuvo en diálogo con LA NACION.

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La protesta de Psicología se suma a la de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que también se encuentra en pie de lucha por el financiamiento universitario. Frente a la sede, en Puan 480, la calle fue cortada completamente. Los estudiantes improvisaron pupitres en plena bicisenda; algunos recurrían a soluciones alternativas, como una alumna que utilizaba sus rodillas como mesa para tomar apuntes.

Clases públicas, esta mañana en la Facultad de Filosofía
Clases públicas, esta mañana en la Facultad de Filosofía - Créditos: @Ricardo Pristupluk

Al igual que en la avenida Independencia, los docentes dictaban clases en forma de ronda, mientras el sonido del tránsito se mezclaba con las lecciones. “No nos queda otra que salir a las calles, estamos peleando por nuestra educación”, comentó Julieta Morales, estudiante de Letras, a LA NACION. A su lado, un cartel repetía una de las consignas más visibles: “Ninguna confianza en las autoridades ni en los diputados. No al veto de Milei”.

Juan Cruz Gentile, estudiante de Filosofía, explicó su postura: “Estamos acá porque no hay diálogo posible con quienes están tomando decisiones que afectan nuestro futuro. No podemos confiar en el Congreso para proteger la educación pública”. A pocos metros, Clara, estudiante de Historia, participaba en una clase al aire libre y compartió su perspectiva: “La toma no es una interrupción, seguimos cursando como siempre, pero esta vez visibilizando que sin financiamiento, el sistema colapsa”, dijo a este medio.

Los estudiantes también destacaron la precarización del sistema educativo. “La mayoría de nuestros docentes están por debajo de la línea de pobreza. No hay financiamiento, y la calidad de la educación se resiente cada vez más”, comentó Alejandro González, estudiante de Bibliotecología. A su lado, Ana Ponce, alumna de Antropología, agregó: “No estamos dispuestos a permitir que se ponga en riesgo nuestra educación y el futuro de la universidad pública”.

Alumnos con sus pupitres en la calle Puan, frente a la Facultad de Filosofía de la UBA
Alumnos con sus pupitres en la calle Puan, frente a la Facultad de Filosofía de la UBA - Créditos: @Ricardo Pristupluk

Los carteles colocados en la facultad repetían consignas como “Clases en la calle. Consulta tu cátedra” y “Facultad tomada por la universidad pública”, insistiendo en que esta no es solo una protesta, sino una forma de mantener el compromiso con la continuidad de las actividades académicas.