Balseros venezolanos desafían la muerte para escapar del hambre
El número de venezolanos dispuestos a enfrentar la muerte para escapar de la miseria y comenzar una nueva vida en el extranjero aumenta día tras día.
Ni el naufragio de una embarcación venezolana frente a las costas de Curazao el 5 de enero, que dejó cinco muertos, 11 desaparecidos y 16 sobrevivientes, ni el cierre de las fronteras aéreas y marítimas con las Antillas de los Países Bajos, ordenada ese mismo día por el presidente Nicolás Maduro, ha frenado el éxodo de migrantes ilegales hacia las islas del Caribe.
El hambre, la falta de medicamentos y la ausencia de oportunidades laborales en el interior del país impulsa a los jóvenes a probar suerte con un peligroso viaje por mar que podría costarles la vida.
Los sobrevivientes del peñero siniestrado relataron que una ola enorme partió la embarcación en la madrugada cuando aún se encontraban lejos de la orilla. Los mejores nadadores se guiaron por las luces de la isla y lograron salvar sus vidas, pero la oscuridad no les permitió ayudar a sus familiares y amigos que gritaban auxilio tras caer al agua.
El diputado a la Asamblea Nacional (AN) y dirigente del partido político Voluntad Popular, Luis Stefanelli, solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) mediar para otorgar estatus de refugiados a los sobrevivientes del naufragio en Curazao.
#LosBalserosFalconianos: Como Yajaira Josefina Márquez, de 31 años, natural de El Vigía, estado Mérida, identifican ahogada del naufragio en Koraal Tabak. Era la que faltaba por identificar de los cuatro cadáveres localizados inicialmente. pic.twitter.com/dTlzY0RWsU
— Gerardo Morón S. (@Gerardo_Moron) 12 de enero de 2018
Rafael Lugo, miembro de la Asociación Voluntaria de Salvamento Acuático de Venezuela (ADES-VE), dijo a Yahoo que al menos 30 embarcaciones zarpan a diario de las costas del estado Falcón, en el occidente de Venezuela, con una cantidad de pasajeros que duplica o triplica su capacidad máxima permitida. Un peñero, como se le llama en Venezuela a las barcas pesqueras artesanales, normalmente puede transportar 15 personas, pero recientemente llegan a cargar hasta 45 pasajeros.
Lugo explicó que diariamente rescatan tripulantes y viajeros de barcos que vuelven a tierra firme por presentar problemas mecánicos o siniestros. También advirtió que hay barcos que no regresan ni llegan a su destino pero no hay estadísticas oficiales porque los zarpes nunca fueron anunciados a las autoridades portuarias.
Las autoridades de Curazao detectaron 60 embarcaciones con balseros venezolanos en 2016, mientras que en el 2017 detuvieron a 300.
Mary Ann Goiri, fundadora de la fundación Venex Curazao, declaró a la prensa internacional desde Willemstad que en la isla viven 3.200 venezolanos con residencia legal, pero que la cifra de ilegales podría llegar a los 4.000 y aumenta a diario. Otras fuentes estiman que la cifra de venezolanos en situación irregular podría llegar a los 20.000.
En Aruba, la primera ministra Evelyn Wever-Croes calculó que el número de venezolanos sin documentación alcanzaría el 12% de la población, es decir, 12.000 de los 100.000 habitantes de la isla.
El uso de las fronteras marítimas para salir ilegalmente de Venezuela es tan común que hasta la ex fiscal de Venezuela, Luisa Ortega, escapó a mediados de agosto de 2017 en una lancha rápida desde la Península de Paraguaná, en el estado Falcón, hasta Aruba, donde le permitieron continuar su recorrido por avión hasta Bogotá.
Peligros mortales
Los balseros venezolanos conocen que la travesía de 112 kilómetros, o 61 millas naúticas, que separa la Vela de Coro de Curazao, está llena de desafíos potencialmente letales.
Piratería
Venezuela es el país con más homicidios del mundo, según la organización Insight Crime. Su investigación más reciente dijo que el Observatorio Venezolano de la Violencia registró 26.616 homicidios en 2017, o 89 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. Y los espacios acuáticos no escapan a esta realidad. Allí bandas de piratas asaltan barcos para despojarlos de los motores, mercancías y objetos de valor como teléfonos móviles, dejando a los tripulantes y migrantes a la deriva y sin la posibilidad de pedir auxilio.
Vientos y grandes olas
A simple vista las playas del Caribe parecen tranquilas. Turistas de todo el mundo las prefieren por las bellezas de sus paisajes y su clima cálido que ronda los 28ºC. Pero precisamente esa ubicación geográfica hace que la zona sea propensa a la inestabilidad atmosférica, porque allí convergen enormes masas de aire frío y caliente que provienen del norte y el sur del planeta. En cuestión de horas, un día despejado puede transformarse en uno tormentoso, con fuertes vientos, grandes olas, aguaceros y tormentas eléctricas, lo que representa un gran peligro para las embarcaciones pequeñas.
Arrecifes y bancos de arena
Uno de los grandes atractivos de el Caribe es que está repleto de grandes formaciones coralinas, con aguas que se tiñen de turquesa cerca de los islotes y de los numerosos bancos de arena y que se tornan más oscuras en las zonas donde el fondo se encuentra a mayor profundidad. Esa diversidad de ecosistemas hace que el Caribe no sea un mar recomendable para marineros poco experimentados ni un lugar para naves que presenten desperfectos o tengan un mantenimiento inadecuado. Las autoridades de Curazao indicaron que una de las hipótesis del hundimiento de la lancha venezolana fue que chocó contra una barrera de coral.
Resaca
Los balseros venezolanos no desembarcan en puertos como un pasajero regular, sino que son obligados a saltar por la borda y llegar a nado a la orilla para permitir la rápida huida de los contrabandistas. En su intento en nadar en línea recta hacia la costa pueden ser arrastrados por una resaca, que es una corriente superficial que se forma cuando la ola rompe en la arena y el agua se regresa hacia el mar. Las resacas son responsables de la mayoría de las muertes por inmersión en las playas de la región.
Peces grandes
Las tibias aguas caribeñas son el hábitat perfecto para los peces grandes como los tiburones y las barracudas, que con frecuencia nadan hacia aguas poco profundas, como las que deben atravesar los balseros para llegar a la orilla. En diciembre de 2015, un venezolano que había sobrevivido aferrado a una boya tras naufragar frente a las costas de Aruba murió por las mordeduras de un tiburón justo cuando era rescatado por las autoridades de los Países Bajos.
Trata de personas
La mayoría de los balseros venezolanos reúnen el dinero para pagar a los traficantes de migrantes con los ahorros de toda su vida, vendiendo todas sus pertenencias y pidiendo prestado a amigos y familiares. Pero algunas mujeres y adolescentes han caído en manos de mafias de trata de personas, mediante “reclutadores” que les ofrecen atractivas oportunidades laborales para explotarlas laboral y sexualmente lejos de su hogar.
La cárcel
Cuando un balsero venezolano es atrapado en su intento de ingresar ilegalmente a las antillas generalmente es detenido provisionalmente y luego deportado a Venezuela. Pero algunos migrantes han terminado tras las rejas y enfrentan condenas por narcotráfico luego de subir en lanchas usadas para el tráfico de drogas.