Las grandes ballenas de Sinaloa


Sinaloa presenta un mosaico heterogéneo de ecosistemas que albergan una gran biodiversidad marina y terrestre. Esto sucede gracias a su privilegiada situación geográfica ubicada entre la Sierra Madre Occidental y el margen oriental del Golfo de California —donde desembocan 11 ríos— y el Trópico de Cáncer que cruza su extremo sur. Un componente poco conocido pero muy importante de la biodiversidad marina de Sinaloa son los mamíferos marinos como las ballenas. Este grupo de animales respiran aire, regulan su temperatura interna, dan a luz a sus crías y las alimentan con leche materna.

A diferencia de sus familiares terrestres, su incursión en el medio acuático les ha otorgado una serie de adaptaciones que les permiten sobrevivir exitosamente: cuerpos fusiformes e hidrodinámicos, extremidades convertidas en aletas, y la capacidad de sostener la respiración durante periodos largos.

En el mundo se conocen 131 especies de mamíferos marinos que incluyen a las ballenas, delfines, marsopas, lobos marinos, la morsa, la nutria marina, el oso polar, los manatíes y los dugongos. En México se tiene registro de aproximadamente 45 especies de mamíferos marinos: 39 especies de cetáceos (ocho misticetos o ballenas y 31 odontocetos o delfines), cuatro especies de pinnípedos (dos focas y dos lobos marinos), una especie de sirenio (un manatí) y la nutria marina.

Red de esteros y humedales en la desembocadura del Río Piaxtla, municipio de San Ignacio, norte de Mazatlán. (Foto: Rafael Narval)
Red de esteros y humedales en la desembocadura del Río Piaxtla, municipio de San Ignacio, norte de Mazatlán. (Foto: Rafael Narval)

23 ESPECIES EN SINALOA

La revisión más extensa sobre la diversidad de mamíferos marinos en Sinaloa reporta 23 especies. Sin embargo, la mayoría de estos registros proviene de avistamientos oportunistas, bitácoras de pesca y literatura gris, ya que la investigación sistemática de los mamíferos marinos ha sido prácticamente nula en la región.

En consecuencia, Sinaloa y sus más de 600 kilómetros de costa representan un vacío importante de información sobre la ocurrencia y distribución de los mamíferos marinos de México.

Realizar investigación de campo con mamíferos marinos es logísticamente complicado y casi siempre muy costoso, por lo que existen pocas instituciones capaces de financiar este tipo de estudios a largo plazo.

Sin embargo, en los últimos años los científicos han buscado el apoyo de la sociedad para expandir sus esfuerzos y ampliar el conocimiento. Así, han surgido múltiples plataformas alternativas para la toma de datos, particularmente sobre temas de interés general como el clima, la calidad del agua, la biodiversidad y los ecosistemas. A este tipo de iniciativas se les conoce como plataformas de “ciencia ciudadana”.

Cría de ballena jorobada y su madre captadas transitando tranquilamente por la costa mazatleca. (Foto: Simeon Pratt)
Cría de ballena jorobada y su madre captadas transitando tranquilamente por la costa mazatleca. (Foto: Simeon Pratt)

CIENCIA CIUDADANA

Al proceso a través del cual cualquier persona, sin importar su edad, nivel de estudios o condición social, puede participar en una investigación científica se le conoce como “ciencia ciudadana”. En la última década, diversas iniciativas han surgido a nivel mundial, a través de las cuales la sociedad puede apoyar proyectos de investigación científica.

Un ejemplo de ello es la iniciativa “Reto naturalista urbano” (City Nature Challenge), convocada en México por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y organizaciones de la sociedad civil.

Esta iniciativa invita a los ciudadanos a documentar, en un par de días, el mayor número de especies posibles en su ciudad. En 2021, Mazatlán, Sinaloa, fue la ciudad que más observaciones reportó (15,436), y obtuvo también el segundo lugar en el número de especies identificadas (6,659).

El gran vacío de conocimiento sobre los mamíferos marinos en el litoral sinaloense motivó a un pequeño grupo de jóvenes investigadores marinos y emprendedores a buscar alternativas para navegar y documentar la biodiversidad marina. Fue así que en 2006 nació la empresa local Onca Exploraciones, cuyo modelo de negocio utiliza el ecoturismo como una herramienta para financiar el monitoreo a largo plazo de mamíferos marinos en aguas de la plataforma continental de Mazatlán, así como otros proyectos de investigación y conservación de la vida silvestre.

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El equipo de Onca Exploraciones y el Programa Centinela de la Facultad de Ciencias del Mar-UAS recolecta muestras de fitoplancton para la identificación de especies. (Foto: Oscar Guzón)

RECOLECCIÓN DE DATOS ECOLÓGICOS

Los viajes que realiza esta empresa funcionan como una plataforma alternativa para la recolección de datos sobre la ecología y el comportamiento de ballenas, delfines y otra fauna marina, bajo la coordinación de un equipo de guías entrenados en técnicas estándar para el estudio de la vida marina y la interpretación ambiental.

Actualmente, a más de 15 años de haber arrancado operaciones, el equipo de Onca Exploraciones ha navegado el equivalente a darle la vuelta al mundo ¡casi dos veces! También ha creado el primer catálogo de fotoidentificación de ballena jorobada para Sinaloa, con las historias de avistamiento de más de 2,000 individuos. Y mantiene una base de datos con más de 5,000 avistamientos de ballenas, delfines y otra fauna marina, información vital para entender mejor su ecología y necesidades de manejo y conservación.

Desde 2006 y hasta la fecha, Onca Exploraciones ha registrado un total de 21 especies de mamíferos marinos en aguas de la plataforma continental de Mazatlán. De estas, seis son misticetos (ballenas), 13 odontocetos (delfines) y dos son pinípedos (focas y lobos marinos).

Algunas de estas especies han sido observadas ocasionalmente, por lo que podrían ser especies con poblaciones transeúntes. O bien, cuya distribución potencial en aguas sinaloenses puede inferirse con base en registros de varamientos.

Onca Exploraciones documenta un encuentro cercano con una pareja de ballenas jorobadas muy curiosas y juguetonas. Los datos que se recolectan incluyen hora, posición geográfica, características de la agrupación y ballenas individuales. (Foto: Rafael Narval)
Onca Exploraciones documenta un encuentro cercano con una pareja de ballenas jorobadas muy curiosas y juguetonas. Los datos que se recolectan incluyen hora, posición geográfica, características de la agrupación y ballenas individuales. (Foto: Rafael Narval)

HERRAMIENTAS PARA ESTUDIAR A LOS MAMÍFEROS MARINOS

Además de la recolección de datos estándar sobre los avistamientos tomados desde embarcaciones, existen herramientas poderosas que permiten estudiar aspectos fundamentales de las poblaciones de mamíferos marinos.

La fotoidentificación, por ejemplo, es una técnica de estudio de poblaciones silvestres que utiliza fotografías de las marcas naturales de los animales para su identificación individual. Por ejemplo, las muescas y cicatrices localizadas en las aletas dorsales de los delfines, o el patrón de pigmentación en la zona ventral de las colas de las ballenas jorobadas.

Identificar individuos permite a los investigadores conocer muchos aspectos de su historia de vida y parámetros poblaciones. El catálogo de fotoidentificación de ballena jorobada para Mazatlán, Sinaloa, contiene más de 2,000 individuos a la fecha.

La integración de las especies en los registros de Onca Exploraciones al listado de Fleischer (2002) suma un total de 27 especies para Sinaloa. Estas representan el 60 por ciento de todas las especies de mamíferos marinos del país.

Esta diversidad está dominada por el orden Cetacea con 18 especies de delfines y similares (suborden Odontoceti) en cuatro familias (Delphinidae, Physeteridae, Kogiidae y Ziphiidae), así como siete especies de ballenas (suborden Mysticeti) en dos familias (Balaenopteridae y Eschrichtidae).

En conjunto, los cetáceos son el grupo mejor representado con el 92.59 por ciento de todas las especies de mamíferos marinos registradas o potenciales en esta región. En contraste, los pinípedos —focas y lobos marinos— (orden Carnivora) solo se encuentran representados por dos especies y una familia (Ottaridae).

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Una ballena jorobada emerge tras alimentarse de un banco de sardinas en la superficie. Se aprecia claramente la presencia de “surcos gulares”. (Foto: Oscar Guzón)

LAS GRANDES BALLENAS

En aguas sinaloenses podemos encontrar hasta siete de las ocho especies de ballenas que existen en México. Seis de estas pertenecen al grupo de los rorcuales o grandes ballenas (familia Balaenopteridae), y la ballena gris, que es el único integrante de la familia Eschrichtidae.

Los rorcuales son las ballenas más representativas entre los misticetos. Su característica principal es que presentan pliegues o surcos en la garganta, los cuales, tal como un acordeón, les permite expandirla para engullir grandes cantidades de alimento, desde plancton hasta peces.

La ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) es la especie más frecuente en aguas sinaloenses y la segunda más abundante en México después de la gris. Como la mayoría de los misticetos, migra hacia zonas altamente productivas en latitudes altas para alimentarse. Se reproduce en aguas someras y cálidas de latitudes tropicales y subtropicales.

Para las ballenas jorobadas del Pacífico norte se conocen cuatro zonas de reproducción invernal: el archipiélago de las islas Hawái, las costas de Japón/Filipinas y la costa continental de México y Centroamérica.

En aguas mexicanas, las ballenas jorobadas se agregan principalmente en el extremo sur de la Península de Baja California, particularmente entre Cabo San Lucas y el Parque Nacional de Cabo Pulmo, y en la costa continental desde Sinaloa hasta Chiapas, incluyendo aguas del archipiélago de Revillagigedo, las Islas Marías y la Isla Isabel.

Aunque en el Golfo de California puede haber avistamientos de esta especie durante todo el año, la gran mayoría de las jorobadas migran en verano y parte del otoño hacia sus zonas de alimentación. Estas zonas se extienden a todo lo largo de la costa occidental de Norteamérica, desde California hasta el Golfo de Alaska.

Las ballenas jorobadas son las más acrobáticas. Utilizan sus poderosas colas para impulsarse y saltar completamente fuera del agua. (Foto: Oscar Guzón)
Las ballenas jorobadas son las más acrobáticas. Utilizan sus poderosas colas para impulsarse y saltar completamente fuera del agua. (Foto: Oscar Guzón)

UN RITUAL ESPECIAL DE CORTEJO

Al ser la más acrobática de todas las ballenas, como parte de su ritual de cortejo la ballena jorobada recurre a un amplio repertorio de despliegues aéreos, como saltos, coletazos y aleteos en la superficie. La forma de su cola es muy característica, y en su parte ventral presenta un patrón de pigmentación que varía espectralmente entre el blanco y el negro y que es único para cada individuo.

Esta característica la ha vuelto una de las especies de ballena más estudiadas del mundo. También ha permitido a los científicos identificar diferentes poblaciones y entender mejor sus migraciones.

A su paso por aguas sinaloenses, particularmente en aguas de la plataforma continental de Mazatlán, se le puede observar desde mediados de noviembre y hasta finales de marzo, en agregaciones y actividades típicas de cortejo y reproducción. Al ser la más acrobática de todas, es también la favorita para el turismo de observación de ballenas alrededor del mundo.

En 2010, la Semarnat declaró Mazatlán como zona de observación de ballenas con fines turísticos. Hoy en día se perfila como uno de los mejores destinos para disfrutar de encuentros con ballenas jorobadas en el Pacífico Mexicano. Otros destinos populares para observar a esta especie en México son Cabo San Lucas, Puerto Vallarta, la Riviera Nayarit, Guerrero y Oaxaca.

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La ballena sardinera o rorcual tropical es la segunda especie de ballena más frecuente en la costa mazatleca. (Foto: Oscar Guzón)

LA BALLENA SARDINERA

La segunda especie de ballena más frecuente en el litoral de Sinaloa es el rorcual tropical o ballena sardinera (Balaenoptera edeni). Es la ballena más comúnmente avistada en el Golfo de California, donde se sugiere que existen dos poblaciones distintas. Una, que es residente todo el año en el Golfo, y otra, transeúnte posiblemente asociada con una región más grande del Pacífico Oriental Tropical.

Su cuerpo es pequeño, alargado y poco robusto. Tienen un patrón de pigmentación negro-azulado en la región dorsal y blancuzco-amarillento en la región ventral. Su rostro es plano, y aunque puede confundirse con el de otros misticetos, presenta tres crestas de tamaño mediano que son diagnósticas de la especie.

En aguas de la plataforma continental de Mazatlán se cuenta con más de 60 avistamientos registrados de esta especie, particularmente en los meses de febrero, marzo y abril. Su presencia en el litoral sinaloense podría estar relacionada con la alta disponibilidad de alimento asociada con procesos de enriquecimiento del océano durante esos meses.

El rorcual común o ballena de aleta (Balaenoptera physalus) es la segunda más grande de todas después de la azul. Aunque es una de las más comunes en el Golfo de California, en aguas sinaloenses no lo es tanto. A lo largo de 15 años de exploración, el equipo de Onca Exploraciones ha registrado solamente dos avistamientos de esta especie, un individuo en febrero de 2006 y una hembra con su cría en diciembre de 2012.

La ballena de aleta o rorcual común es la segunda más grande del mundo después de la azul. En el Golfo de California existe una población residente todo el año. (Foto: Oscar Guzón)
La ballena de aleta o rorcual común es la segunda más grande del mundo después de la azul. En el Golfo de California existe una población residente todo el año. (Foto: Oscar Guzón)

UN EVENTO DESAFORTUNADO

Un tercer registro corresponde a un evento inusual de un individuo que varó vivo en las playas de la Isla de la Piedra, en el sur de Mazatlán, en junio de 2014. Esa tarde, decenas de bañistas intentaron ayudar a la gigantesca ballena a regresar al mar sin éxito alguno.

Poco después, un escuadrón de la Secretaría de Marina, con ayuda de embarcaciones de apoyo, logró reflotar al animal, el cual finalmente se alejó nadando lentamente hasta perderse de vista. Desafortunadamente, la ballena no sobrevivió y al día siguiente apareció muerta en una playa cercana, no muy lejos de donde varó la primera vez.

La ballena azul (Balaenoptera musculus), una especie cosmopolita y migratoria, no solo es la ballena más grande de todas, sino también el animal más grande del planeta. En México, su distribución abarca la costa occidental de la Península de Baja California y el Golfo de California, donde ocurre particularmente entre diciembre y abril, aunque se desconoce mucho sobre su presencia en el litoral sinaloense.

Su distribución potencial en aguas sinaloenses se infiere gracias a dos registros de varamiento. El primero fue el 20 de marzo de 2012 en la bahía de Mazatlán. Un individuo joven de unos 15 metros de longitud que varó muerto y en avanzado estado de descomposición.

El segundo y más reciente, el 11 de enero de 2022, en una playa cercana a la desembocadura del Río Fuerte en el municipio de Ahome, en el norte de Sinaloa. Se trataba de una cría de ballena azul que aparentemente varó viva y que debido a su gran tamaño y aislada locación no fue posible realizar ningún intento de rescate.

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Varamiento de una ballena de aleta viva en la playa de la Isla de la Piedra. Mazatlán, Sinaloa. Junio de 2014. (Foto: especial)

RECUPERAR PARA INVESTIGAR

Al día siguiente, se reportó que el animal ya había muerto. Debido a que los registros de varamiento de crías de ballena azul son escasos en el mundo, un equipo de especialistas en vida marina de distintas organizaciones de la sociedad civil1, bajo autorización de las instancias de gobierno correspondientes, recuperaron muestras de piel, grasa y barbas de la ballena y formularon un plan para la recuperación sistemática del esqueleto para fines de educación e investigación.

Este fue sin duda un desafortunado evento para la pequeña ballena, pero su oportuno registro ayudará a entender un poco mejor la ecología de esta especie en el sureste del Golfo de California.

Mientras hay ballenas que son muy populares y abundantes, otras simplemente siguen siendo un misterio, tal es el caso del rorcual de Sei (Balaenoptera borealis). A pesar de ser una especie que se distribuye ampliamente en aguas templadas de todos los océanos del mundo, sus hábitos pelágicos y naturaleza elusiva hacen que sea el misticeto menos conocido.

El 15 de diciembre del 2010, a escasos 10 kilómetros de la costa de Mazatlán, se documentó un avistamiento de una hembra con cría de esta especie. La cría era bastante pequeña y por su tamaño se estima que no tenía más de un par de meses de nacida, por lo que es muy posible que esto haya ocurrido en aguas tropicales del Pacífico mexicano.

Un grupo de especialistas en vida marina y pescadores trabajan en la recuperación de los restos óseos de una cría de ballena azul en una playa del norte de Sinaloa. Enero de 2022. (Foto: Alexa Sánchez Adem)
Un grupo de especialistas en vida marina y pescadores trabajan en la recuperación de los restos óseos de una cría de ballena azul en una playa del norte de Sinaloa. Enero de 2022. (Foto: Alexa Sánchez Adem)

EXTRAÑOS RORCUALES DE SEI

En el Golfo de California no existen registros de varamiento de esta especie y los avistamientos son muy escasos. Existen solamente diez avistamientos previos de esta especie en aguas mexicanas, ocho de ellos dentro del Golfo de California, uno en la costa occidental de la Península de Baja California y una mención cerca del Archipiélago de Revillagigedo.

Se estima que en el mundo existen entre 40,000 y 60,000 rorcuales de Sei. Mientras, en el Pacífico norte se estiman 13,000, y en aguas estadounidenses solo 98 individuos. Esta especie está considerada “en peligro de extinción” por la IUCN.

Hasta donde se sabe, este es el primer y único avistamiento confirmado de una hembra con cría de rorcual de Sei en aguas mexicanas y constituye evidencia sustancial sobre la extensión de su hábitat reproductivo en el Pacífico norte.

LA MAGIA DE LA BALLENA GRIS

Otra especie —y mexicana por nacimiento— es la ballena gris (Eschrichtius robustus), la más abundante en el país. A diferencia de la jorobada, sus zonas de agregación invernal se restringen a las lagunas costeras de la costa oeste de la Península de Baja California, como la laguna Ojo de Liebre, Guerrero Negro y San Ignacio, las más importantes para su reproducción, aunque existen registros a lo largo y ancho del Golfo de California.

Se sabe que, en el pasado, las ballenas grises solían adentrarse en lagunas costeras de Sinaloa como la Bahía de Santa María-La Reforma. Sin embargo, esas agregaciones han disminuido considerablemente, si no es que han desaparecido por completo.

En Mazatlán se han registrado cuatro avistamientos de ballena gris, tres de ellos entre febrero y marzo de 2008, otro más en enero de 2011. Y, recientemente, un varamiento de un individuo joven, el 26 de enero de 2020. N

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Los doctores Oscar Guzón Zatarain y Marlenne Manzano Sarabia son profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias del Mar, en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y pertenecen a la organización Legado Azul México.

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