El baile en la Corte francesa de Carlos VI que acabó en un trágico incendio

Carlos VI de Francia fue conocido por dos apodos; por un lado sus partidarios lo llamaban ‘el bien amado’, mientras que sus detractores y gran parte de los súbditos del reino le pusieron el despectivo mote de ‘Carlos el loco’.

Ilustración del siglo XV sobre el ‘Bal des ardents’ de la Corte francesa de 1393 (imagen vía Wikimedia commons)
Ilustración del siglo XV sobre el ‘Bal des ardents’ de la Corte francesa de 1393 (imagen vía Wikimedia commons)

Llegó al trono en 1380, tras el fallecimiento de su progenitor, con tan solo 12 años de edad, aunque hasta su mayoría de edad, fue su tío, Felipe II, duque de Borgoña, quien se haría cargo de la regencia.

El joven rey sufrió algunos episodios de desequilibrios psíquicos y emocionales a lo largo de su vida y, a menudo, dificultaron su capacidad para reinar con serenidad y cordura (muchos son los historiadores que apuntan que, muy probablemente, sufría de trastorno bipolar o esquizofrenia). El primer brote psicótico está registrado en el verano de 1392, cuando Olivier V de Clisson, uno de sus mejores amigos y consejero personal en la Corte sufrió un intento de asesinato y Carlos VI organizó un contingente para ir a la búsqueda del presunto asesino, sufriendo una crisis en plena campaña que lo llevó a atacar a sus propios hombres y llegando a matar accidentalmente a un caballero de su séquito.

Durante los siguientes meses, Isabel de Baviera-Ingolstadt (esposa del monarca) mantuvo aislado a Carlos VI de su Corte, con el fin de darle cuidados y que éste se restableciera de la crisis mental sufrida.

Fue a principios del siguiente año (concretamente el 28 de enero de 1393) cuando se organizó en París una gran fiesta con baile con motivo de la celebración del compromiso de boda de una de las damas de compañía de la reina consorte, aprovechando ésta para volver a presentar en público y ante lo más selecto de la Corte francesa a su esposo, aparentemente recuperado de todos sus males mentales (sufriría varios episodios a lo largo de los siguientes años).

Como era tradición en aquella época, los organizadores de las fiestas en la Corte se implicaban al máximo en el mismo, participando activamente de los juegos y bailes, por lo que Carlos VI tomo parte de un grupo, junto a otros cinco participantes pertenecientes a la nobleza, que realizarían una llamativa y divertida danza trivial, por lo cual irían disfrazados con unos trajes ellos de cenefas y unas máscaras.

En un momento de la fiesta, cuando Carlos VI se encontraba danzando junto a sus compañeros, hizo acto de presencia en la misma su hermano Luis de Valois, duque de Orleans, totalmente ebrio y provisto de una antorcha encendida.

No se sabe a ciencia cierta cómo ni por qué, pero la llama de la antorcha acabó prendiendo fuego en uno de los danzantes y debido al movimiento y lo cercanos que se encontraban los demás bailarines del grupo, empezaron a arder todos ellos.

Uno de ellos logró tirarse dentro de una tinaja de vino y Carlos VI fue cogido por su joven tía, Juana II de Auvernia (de tan solo 15 años de edad) y se lo metió entre sus faldas, logrando apagar las llamas. Los otros cuatro danzantes fallecieron a causa de las quemaduras.

Mucho se ha especulado sobre la intencionalidad del duque de Orleans en provocar el fuego o si realmente fue un accidente. Muchos son quienes sostienen que, debido a su estado de embriaguez y llevado por el odio que sentía hacia su hermano (ya que no lo veía capacitado para reinar y quería ser él el monarca de Francia) lanzó la antorcha para acabar con su vida. Otros opinan que fue simplemente un accidente y fruto de la mala suerte e imprudencia.

Aquella fiesta pasó a la historia como el ‘Bal des ardents’.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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