Bélgica rechaza enérgicamente la "provocación" de Hungría de llevar migrantes en autobús a Bruselas
El Gobierno belga se opuso enérgicamente este lunes al plan previsto por Hungría de trasladar inmigrantes en autobús a Bruselas como represalia por la multa de 200 millones de euros impuesta en junio por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que Budapest se niega a pagar.
Todavía no se ha producido ningún traslado y no está claro cuándo se producirá, si es que llega a producirse. El anuncio "es una provocación que contradice las obligaciones europeas", declaró Hadja Lahbib, ministra belga de Asuntos Exteriores. "La política migratoria es un reto común que todos los Estados miembros deben abordar de forma ordenada y solidaria".
Por su parte, Nicole de Moor, secretaria de Estado de Asilo y Migración, advirtió de que, en caso de que se produzcan los traslados, Bélgica no permitirá el acceso a "flujos migratorios instrumentalizados de esta manera".
"La amenaza de Hungría de enviar migrantes a Bruselas por iniciativa propia y sin consultar demuestra una falta de respeto por las instituciones europeas y la política común", dijo de Moor en un comunicado.
El secretario de Estado encargó al representante permanente de Bélgica ante la UE que tratara el asunto con su homólogo húngaro y pidió a la Comisión Europea que respondiera "con firmeza y decisión."
Philippe Close, alcalde de la ciudad de Bruselas, también denunció el plan y exigió al primer ministro Alexander De Croo que "bloqueen estos autobuses en la frontera." "¿Hasta cuándo vamos a tolerar estas provocaciones de un país al que subvencionamos?", dijo en X, en referencia al presupuesto de la UE, del que Hungría es receptora neta.
"Violación sin precedentes y excepcionalmente grave"
La última disputa tiene su origen en la sentencia del TJUE que declaró que Hungría había cometido una "violación sin precedentes y excepcionalmente grave de la legislación de la UE" al introducir restricciones al derecho de asilo. El Tribunal impuso al país una multa global de 200 millones de euros y otra de un millón de euros por cada día que persista la infracción.
Viktor Orbán reaccionó furioso al veredicto, calificándolo de "indignante e inaceptable". "Parece que los inmigrantes irregulares son más importantes para los burócratas de Bruselas que sus propios ciudadanos europeos", dijo en junio.
El enfrentamiento no tardó en escalar: el mes pasado, los diputados de Orbán amenazaron con pagar a los inmigrantes irregulares un "billete de ida" de Hungría a la capital belga.
El viernes, el secretario de Estado, Bence Rétvári, dio una rueda de prensa para presentar los autobuses que presumiblemente se utilizarían en el plan, con carteles luminosos en los que se leía "Röszke-Bruselas". Dijo que el transporte se ofrecería de forma "voluntaria" y "gratuita". "Si Bruselas quiere inmigrantes irregulares, Bruselas puede tenerlos", dijo Rétvári.
El mismo día, Orbán pidió una cláusula de exclusión voluntaria de las políticas migratorias de la UE, una propuesta incluida también en el acuerdo de coalición del nuevo Gobierno neerlandés. La idea se considera descabellada, ya que implicaría reabrir una delicada legislación acordada o una revisión de los tratados de la UE.
La disputa se produce en paralelo a la reciente decisión de Hungría de ampliar su sistema de tarjeta nacional a los ciudadanos rusos y bielorrusos, lo que, según advierte la Comisión, podría suponer una amenaza para "todo" el espacio Schengen.