Con el aval del éxito, banquero de Miami ofrece claves para obtener un préstamo comercial

Ramón Rodríguez un día quiso ser Raymond para ahorrarse los acentos del español, pero su profesor de Christopher Columbus High School le dio una lección que nunca ha olvidado. Los acentos son importantes y su nombre lleva dos.

“¿Su nombre es Raymond? Pues ahora voy a llamar a su mamá para ver cómo lo bautizaron”, recuerda Rodríguez que le dijo su maestro, lo que desencadenó una carrera del estudiante hasta un teléfono público para pedirle a su mamá que le dijera al maestro que su nombre era Raymond.

“Hasta hoy no se me han olvidado los acentos, y siempre firmo con los dos”, dice el banquero nacido en Miami de padres cubanos, que considera una ventaja dominar el español y agradece que en la casa no lo dejaran hablar otra lengua que no fuera esa.

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“Te aseguro que hablar español me ha ayudado a ganarle negocios a otros bancos, no porque allí no hablaran español, sino por entender bien las costumbres del cliente, saber lo que gusta en un país”, dijo Rodríguez, presidente de Apollo Bank, que tiene su sede principal en Brickell y sucursales en Doral, Coral Gables, Hialeah y Kendall.

Atención personal en la banca

El banco comercial, fundado en el 2010 por banqueros y hombres de negocios locales, cuenta con un 35 por ciento de depositantes que provienen del extranjero y están acostumbrados a un “roce personal”.

Desde que Rodríguez acudió al llamado de Eddy Arriola, director ejecutivo y presidente de la Junta de Apollo Bank, en menos de dos años el banco ya tiene más de $1,000 millones en activos.

“Es importante tener una buena comunicación con los clientes, tanto para dar una buena noticia como una mala. Un ‘no’ rápido es más valioso que un ‘sí’ prolongado”, dice Rodríguez, que empezó a trabajar en la banca con un part-time, mientras estudiaba Finanzas Internacionales en la Universidad de Miami.

Ramón Rodríguez, presidente de Apollo Bank en Miami, da crédito a sus padres cubanos por el enseñarle el valor del trabajo y la educación. Bajo su liderazgo el Apollo Bank creció a tener $1,000 millones en activos en el 2021.
Ramón Rodríguez, presidente de Apollo Bank en Miami, da crédito a sus padres cubanos por el enseñarle el valor del trabajo y la educación. Bajo su liderazgo el Apollo Bank creció a tener $1,000 millones en activos en el 2021.

Al avanzar en su carrera, se fue enfocando en cuentas internacionales y créditos, y empezó a mirar más allá de los números. Se esforzó por tomar en cuenta a la persona que pedía el préstamo, para saber cuánto era capaz de sacrificar por cumplir con sus compromisos financieros. Fue un consejero más que un banquero.

“Siempre me encantó esa parte de la banca, que el cliente te llame y te consulte”, dice sobre uno de los roles que asumen los banqueros locales, que conocen cómo funciona bien la ciudad y pueden orientar a los hombres de negocios que traen servicios y compañías a Miami.

Inversión y creación de empleo en Miami

En los últimos años Miami ha pasado de ser un lugar para vacacionar e invertir en una segunda casa a una pujante ciudad a la que numerosas compañías tecnológicas y financieras han trasladado su sede.

La mudanza de firmas financieras al sur de la Florida, como Thoma Bravo, Goldman Sachs y Blackstone, comenzó con la pandemia y ha continuado de manera estable. Entre las más recientes está la firma de inversión Citadel, del multimillonario gestor de fondos de cobertura Ken Griffin, quien además compró por $75 millones una residencia en Star Island el año pasado.

Esas compañías traen sus empleados, algunos en el punto más alto de su carrera, que tienen 40 y 50 años de edad y están dispuestos a ahorrar e invertir en Miami, apunta Rodríguez.

Al mismo tiempo esas firmas contratan personal local al que ofrecen entrenamiento y oportunidad de crecer en sus carreras, dice el banquero, indicando que los profesionales recién graduados no se ven obligados a mudarse a otra ciudad, sino que pueden ejercer en Miami.

Precisamente uno de los proyectos que más le gusta financiar al banco son los dedicados a ofrecer vivienda a la fuerza laboral, afirma el ejecutivo.

Apollo Bank se concentra en los bienes raíces comerciales, en el desarrollo de viviendas unifamiliares, multifamiliares y de hoteles.

“Hoy las inversiones no son aisladas, son compañías que se han establecido para seguir creciendo y moviendo capital hacia Estados Unidos”, dice Rodríguez, que también ha visto cómo se incorporan a la vida económica de Miami negociantes e inversionistas de Chile y Perú, que no solían mostrar tanto interés como ahora.

La estabilidad que ofrece Miami a inversionistas extranjeros y la necesidad de construir más garantiza el interés futuro y el flujo del capital, afirma el ejecutivo.

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Apollo Bank esta financiando varios proyectos de coliving, una forma de vivienda compartida en que las habitaciones de un apartamento se alquilan a distintas personas.

“Estos edificios siempre están en rutas públicas donde hay autobuses, cerca del transporte, por lo que no se hacen estacionamientos”, explica Rodríguez, indicando que un grupo de inversores venezolanos ya ha concluido varios proyectos de este tipo y tienen más en camino.

Diferentes etapas de la banca en Miami

Rodríguez heredó de su familia el aprecio por el trabajo y la educación. “Mi padre trabajó hasta los 80 años”, dijo el ejecutivo, indicando que su padre también le aconsejó que invirtiera en la educación de sus hijos, lo más valioso que les puede dejar.

El negocio familiar, Biltmore Motors, fue muy exitoso, sobre todo en los años 1970, porque ayudaba a los primeros exiliados que iban llegando a Miami a comprar su primer auto e incluso los iban a buscar al aeropuerto.

“Muchos médicos pusieron la dirección del dealer, que no iba a mudarse de lugar, para que les enviaran allí los transcripts de las notas de la universidad”, contó Rodríguez.

Eran también los tiempos en que los bancos hacían préstamos basados en el carácter de la persona, cuando los exiliados cubanos no tenían capital para abrir sus negocios. Buscaban entonces el apoyo de bancos como Republic National Bank, en el que el 90 por ciento de la clientela era hispana y el personal hablaba español.

Rodríguez rememora una anécdota que le hizo su padre cuando fue a pedir un préstamo al Republic, donde tenía cuenta.

“Le dijeron que hiciera un cheque por la cantidad que necesitaba a su nombre, y que les entregara los títulos de todos los autos que tenía en el dealer”, recordó Rodríguez que, más tarde en su carrera, trabajó con dos pilares de esa banca impulsada por exiliados cubanos, Luis Botifoll y Arístide Sastre, que presidieron el Republic National Bank.

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Hoy dar un préstamo basado en el carácter del solicitante es imposible, dice Rodríguez. Las regulaciones concebidas para proteger al banco y a los depositantes no lo permiten.

Como consejos para futuros banqueros, Rodríguez recomienda escuchar siempre al cliente, aprender las operaciones del banco desde abajo y “nunca creerte que te lo sabes todo”.

El ejecutivo celebra la “inversión” que ha hecho Seacoast Bank, un banco con sede en Stuart, Florida, que se expande a Miami al comprar el Apollo Bank, un proceso que concluirá en diciembre.

Para los hombres de negocios que quieren obtener préstamos del banco, Rodríguez aconseja:

Vengan preparados con la información del proyecto que quieren realizar, para convencer al banco de que saben sus objetivos.

Sean claros y transparentes en su explicación.

Provean la información que se les pide y no cuestionen el porqué. Si se les pide algo es porque las regulaciones lo exigen.

Apollo Bank, 1150 S Miami Ave #209, (305) 398-9000.

Si conoce a una persona cuya historia de superación personal y profesional pudiera ser reflejada en esta serie de perfiles de el Nuevo Herald, se puede comunicar a smoreno@elnuevoherald.com o gguerra@miamiherald.com.