Aurelia Nguyen, directora de COVAX: "La vacunación del 20% de la población ayudará a detener la fase aguda de la pandemia"

De bajísimo perfil pero con enorme influencia en el mundo de las vacunas, Aurelia Nguyen saltó desde su posición en el laboratorio GSK a las grandes ligas planetarias cuando se convirtió, en 2011, en la Directora Ejecutiva de GAVI, la organización creada con ayuda de Bill Gates para proveer vacunas a los países más pobres del mundo.

Hoy, Aurelia encabeza un desafío aún mayor: es la Directora General de la iniciativa COVAX, un consorcio global público-privado creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), GAVI y CEPI (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations) para brindar acceso equitativo a las futuras vacunas contra el Covid-19 a países grandes y pequeños, desarrollados y en vías de hacerlo, todos en igualdad de condiciones. Un proyecto muy ambicioso que algunos tildan de ingenuo.

Con estudios en Política Sanitaria, Planeamiento y Financiación en las prestigiosas London School of Hygiene & Tropical Medicine y London School of Economics, Aurelia enfrenta actualmente el reto de conseguir fondos para invertir en el desarrollo rápido, la fabricación a gran escala y la distribución de 2000 millones de dosis de vacuna para inmunizar, al menos, al 20% de la población mundial en mayor riesgo de enfermar y morir durante la pandemia.

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La Unión Europea ya ha contribuido con 400 millones de euros, independientemente de los acuerdos que firmaron muchos países de la región con laboratorios para que les provean vacunas específicas. Más de 170 países enviaron cartas de interés y COVAX ya reunió unos 1800 millones de dólares de países y donantes privados para poder vacunar a la población en riesgo de 92 países con bajos y medianos ingresos a fines del 2021. Pero todavía faltan 5000 millones de dólares el año que viene. Y hay muchos países que apuestan todo a acuerdos bilaterales privilegiados. Otros, como la Argentina, han puesto sus huevos en distintas canastas: participan en COVAX pero, también, negociaron con países como Rusia o China.

Con la incorporación de China a COVAX el 8 de octubre pasado, Aurelia puede reclamar un triunfo resonante en el mundo de la diplomacia multilateral. Pero todavía Estados Unidos y Rusia se mantienen afuera del acuerdo, por lo que se quedarían sin vacunas para su población si no funcionan aquellas a las que apostaron. Otros países no depositaron aún el dinero que se les solicita como una suerte de seguro para garantizar un acceso mínimo a las nueve vacunas del portfolio COVAX. En estas aguas turbulentas nada hoy Aurelia Nguyen, según cuenta en una entrevista mantenida por mail con LA NACION.

-Usted ha participado en numerosas campañas de vacunación en países pobres durante los últimos años. ¿Cómo se comparan con el esfuerzo que requerirá vacunar a todo el mundo contra el coronavirus que causa el Covid-19?

-El desafío de asegurar el acceso a vacunas durante una pandemia es diferente al de cualquier época, porque la vacuna es necesaria en todas partes en un mismo momento. Los países ricos y pobres están afectados y, por lo tanto, las cuestiones de precio, fabricación y suministro global son mucho más complejas. Hasta el momento no existe un sistema global para supervisar la asignación de la vacuna y muchos de los países que tienen la capacidad para fabricarla a la escala requerida enfrentan presiones para suministrarla primero a su propia población. Es precisamente por esto por lo que GAVI, con sus socios, ha creado el mecanismo de asistencia COVAX, que es la única solución global verdadera para terminar con la fase aguda de la pandemia de Covid-19.

-¿Cuántas dosis de vacuna facilitará COVAX, y cuándo?

-El objetivo es garantizar 2000 millones de dosis de una vacuna segura y efectiva para fines del 2021. El suministro de vacunas, una vez licenciadas y aprobadas, será guiado por la OMS siguiendo el principio de acceso justo y equitativo, asegurando que ninguno de los países que participan sea dejados atrás. Las políticas para determinar quiénes tendrán acceso prioritario dentro de los países serán guiadas por recomendaciones del Grupo Asesor de Expertos en Vacunas (SAGE, por sus siglas en inglés) de la OMS.

-¿Será suficiente vacunar al 20% de la población más vulnerable para detener la pandemia en el mundo?

-La vacunación del 20% ayudará a detener la fase aguda de la pandemia. Espero que, a medida de que más vacunas estén disponibles para la población global, se conviertan en rutina de los servicios de salud. La pandemia ya ha causado la pérdida de más de un millón de vidas y ha desorganizado la vida de muchos más. Además de salvar vidas y reconstruir sociedades, la introducción de una vacuna podría prevenir la pérdida de 500.000 millones de dólares de la economía global cada mes. Asegurar un acceso global equitativo a la vacuna, empezando por la protección de los trabajadores de la salud, es una de las mejores maneras de mitigar el impacto de esta pandemia en la salud pública y la economía.

-¿Cuál es el rol de la industria farmacéutica en la iniciativa COVAX?

-La industria farmacéutica está trabajando a una velocidad sin precedente para lograr una vacuna efectiva porque todos sabemos que, si siguiéramos el curso tradicional de desarrollo de vacunas, tardaríamos años en tenerla. El trabajo de GAVI en COVAX permitirá contar con inversiones de riesgo para aumentar la capacidad de producción de distintas candidatas, de modo de garantizar que las vacunas estén disponibles inmediatamente cuando sean aprobadas.

-¿Qué significa invertir a riesgo en vacunas?

-Es importante aclarar que "producción a riesgo" significa fabricar una vacuna mientras está siendo evaluada en ensayos clínicos, antes de que reciba una licencia. Le pedimos a las compañías que fabriquen dosis a riesgo, de modo tal que, si alguna resulta exitosa, tengamos dosis inmediatamente. Si una vacuna no resultara aprobada, esas dosis no serán utilizadas. Si no implementáramos la fabricación a riesgo, pasaría alrededor de un año entre la aprobación y la disponibilidad de la vacuna a escala industrial. Necesitamos la colaboración de los fabricantes para cumplir con nuestro objetivo, no solo en términos de precio sino también de compartir el riesgo.

-¿Cuánto dinero han conseguido y cuánto les falta?

-Todavía no sabemos exactamente cuánto dinero necesitaremos, ya que eso dependerá del precio que le ponga el fabricante a cada vacuna, cuántas dosis harán falta para lograr inmunidad y muchos otros aspectos, como la necesidad de contar con una cadena de frío. Para investigación y desarrollo de nueve vacunas, a través de CEPI se consiguieron hasta el momento 1300 millones de dólares, y necesitaremos en total 2100 millones. Para garantizar el acceso de 92 países con ingresos bajos y medios, a través de GAVI ya reunimos 1800 millones de los 2000 millones que precisamos antes de fin de año. En el 2021, necesitaremos al menos 5000 millones de dólares más para garantizar la producción de dosis. Es fundamental conseguir el financiamiento para asegurar que la capacidad de pagar no sea una barrera para el acceso a las vacunas contra el Covid-19, una situación que dejaría desprotegida a la mayor parte del mundo.

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-Algunos países, como Estados Unidos, han desarrollado estrategias nacionalistas para obtener vacunas para su propia población. Otros negocian acuerdos bilaterales mientras se comprometen a respaldar la iniciativa COVAX. ¿Qué impacto tendrán los enfoques individualistas de los países en los esfuerzos solidarios globales para acceder a una vacuna?

-Ya hay 89 países de altos ingresos que se sumaron oficialmente a COVAX. China ahora es parte, lo cual es una buena noticia. Actualmente, COVAX cuenta con la participación de 180 economías [países], y los acuerdos por las vacunas están en marcha.

-¿Qué requisitos sobre seguridad y eficacia requerirá COVAX para las vacunas?

-Es importante entender que no hay compromiso posible a la hora de la seguridad de las vacunas. La velocidad en la producción de vacunas se está consiguiendo mediante inversiones tempranas para escalar la fabricación, no a expensas de las evaluaciones de seguridad necesarias.

-¿Le preocupa la desconfianza en las vacunas y, en especial, la que se ha generado respecto de la OMS?

-A lo largo de la historia, las vacunas han estado en la primera línea de la lucha contra las pandemias. Son una de las más grandes historias de éxito de la salud pública en los últimos dos siglos. Gracias a las vacunas, se ha erradicado la viruela y, casi, la polio. Más que nunca, hoy necesitamos seguir los pasos de la ciencia y tomarnos una pausa antes de creer o compartir información.