El nuevo auge de los ultranacionalistas define la campaña electoral en Austria

Viena, 27 sep (EFE).- Austria celebra este domingo elecciones legislativas con el partido ultranacionalista FPÖ, miembro del grupo "Patriotas por Europa" en el Parlamento Europeo, liderando las encuestas con una retórica xenófoba y antisistema en la que muchos analistas ven un riesgo para la democracia.

Aunque el Partido Liberal (FPÖ) encabeza desde hace año y medio los sondeos, que le dan ahora el 26 % de los votos, la gobernabilidad requerirá de una coalición en la que la clave es si el conservador Partido Popular (ÖVP), su único socio posible, aceptaría ceder la presidencia del Gobierno al líder ultra, Herbert Kickl.

El FPÖ, fundado por antiguos nazis tras la II Guerra Mundial, se presenta como una formación de patriotas que rechaza la inmigración y dice defender las tradiciones y la identidad germana del país bajo el lema de 'Austria primero' y con un llamamiento a la "homogeneidad" de la sociedad.

Además, asume el controvertido concepto de la 'remigración', una idea promocionada por el extremista Movimiento Identitario, una ideología etnonacionalista que aboga porque los ciudadanos de origen no europeo sean expulsados a sus países para asegurar la homogeneidad racial y cultural del continente.

Apoyo de los trabajadores

Pese a tener Austria unas de las rentas per capita más altas de Europa, el FPÖ acusa a la actual coalición de conservadores y ecologistas de causar una "extrema inflación" que, según ellos, perjudica a la clase trabajadora y favorece a los migrantes, que en su opinión reciben excesivas ayudas públicas.

Kickl atrae a partidarios de endurecer la política migratoria, pero también a desencantados con los partidos y medios de comunicación tradicionales, opositores a las medidas sanitarias y la vacunación durante la pandemia.

Los seguidores del FPÖ son, en general, más bien temerosos del futuro y nostálgicos con el pasado, cuenta a EFE Nina Horaczek, redactora jefe del semanario progresista Falter.

El FPÖ fue la fuerza más votada en Austria en las últimas elecciones europeas en junio pasado, con un apoyo significativo entre hombres mayores de 30 años y entre trabajadores de bajo nivel académico.

Odio a las élites

Horaczek explica que los ultras captan votos en varios espectros sociales. Por ejemplo, entre la población rural, que ve en las políticas contra el cambio climático una amenaza a su modo de vida.

Pero también en sectores más urbanos y progresistas en temas sociales y de migración, que siguen al FPÖ porque su oposición a las vacunas contra la covid encaja, entre otros, en su defensa de la medicina natural y las supuestas libertades individuales.

Kickl explota la inseguridad y el descontento de diferentes sectores ante la crisis económica o la guerra en Ucrania, para presentarse como defensor de la libertad frente a unas supuestas élites que -en su relato- quieren imponer un pensamiento único y controlar a la ciudadanía.

Esa incertidumbre sirve al FPÖ "para desacreditar a partidos dominantes y promover el odio hacia minorías, sobre todo musulmanes, extranjeros, solicitantes de asilo y personas LGBTQI+", dice a EFE Daniela Pisoiu, directora científica de SCENOR, un instituto en Viena que estudia la radicalización en la Europa germanoparlante.

El FPÖ se postula además como defensor de la paz en Ucrania, acusando a la UE de fomentar la guerra sin incidir en que ésta fue causada por la invasión rusa.

La migración como amenaza

Pisoiu mantiene que estas ideas son "esencialmente nazis" y están envueltas de una retórica moderna que presenta la migración como una amenaza para las tradiciones austríacas.

El FPÖ ha recuperado términos del nazismo, como 'Volkskanzler' (canciller del pueblo), un término que usaba el propio dictador nazi Adolf Hitler, y ahora usado para plantear que Kickl sería el líder legítimo del país incluso si no reúne los apoyos parlamentarios para ser primer ministro.

De hecho, Pisoiu advierte de que los seguidores más radicales del FPÖ podrían provocar "incidentes violentos" si el resultado electoral no cumple con sus expectativas.

Horaczek recuerda que este nacionalismo de extrema derecha tiene una gran aceptación social en Austria desde 1986 cuando Jörg Haider se hizo cargo del partido.

Desde entonces, el FPÖ ha estado tres veces en el Gobierno, siempre como socio menor en una coalición con el ÖVP.

La última se interrumpió en 2019, cuando un escándalo de corrupción rompió el ejecutivo e hizo que se desplomara el apoyo electoral al FPÖ a menos del 10 %.

Pero bajo el mando de Kickl, y gracias a su retórica antivacunas y contra las medidas sanitarias durante la pandemia, el FPÖ ha logrado en apenas cuatro años recuperar posiciones y a pocos días de las elecciones lidera con escaso margen los sondeos delante del ÖVP.

Marina Sera

(c) Agencia EFE