Las nuevas atracciones de los cruceros están en tierra firme

Está previsto que el Paradise Island Beach Club de Royal Caribbean, aún en construcción, abra sus puertas en diciembre. (Erin Schaff/The New York Times)
Está previsto que el Paradise Island Beach Club de Royal Caribbean, aún en construcción, abra sus puertas en diciembre. (Erin Schaff/The New York Times)

Frente al bullicioso Puerto de Cruceros de Nassau Bahamas, donde no es raro ver atracados cuatro o cinco barcos de pasajeros a la vez, hay un trozo de paraíso tropical con kilómetros de playas de arena blanca y aguas turquesas.

Antaño salpicada de mansiones, la extensión de casi 7 hectáreas en el extremo occidental de la Isla Paraíso de las Bahamas, ha sido adquirida por un desarrollador improbable: la línea de cruceros Royal Caribbean.

Tras el éxito de su isla privada de las Bahamas, CocoCay, la empresa está ampliando su oferta en tierra con un club de playa cuya apertura está prevista para diciembre. El proyecto, de 165 millones de dólares, tendrá tres piscinas, el mayor bar acuático del mundo y zonas de playa temáticas.

“Estamos creando el día de playa definitivo con el ambiente, los colores y los sabores auténticos de un club de playa perdido en las Bahamas”, dijo Jay Schneider, director de innovación de productos de Royal Caribbean, durante una visita a las obras. “Habrá arte local, música y cocina de inspiración local equilibrada con las comodidades estadounidenses”.

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Muchas líneas de cruceros poseen islas privadas en el Caribe, pero el concepto de club de playa exclusivo forma parte de una nueva tendencia en medio de la demanda récord de cruceros y el despliegue aparentemente incesante de megabarcos. Carnival también está construyendo un club de playa llamado Celebration Key, cuya inauguración está prevista para julio en la isla de Gran Bahama. Royal Caribbean está desarrollando dos destinos de playa en México que abrirán en 2026 y 2027.

No todo el mundo está entusiasmado con las carteras inmobiliarias de las líneas de cruceros. Algunos bahameños dicen que están hartos de que los inversores extranjeros suban el precio de sus tierras y les preocupa que las nuevas atracciones desvíen los dólares del turismo de las excursiones organizadas por comerciantes locales.

“Los turistas irán del crucero al club privado y volverán al barco sin gastar un céntimo en el auténtico Nassau”, dijo Ray Jacobs, vendedor del mercado y capitán de bote.

Para mitigar estas quejas, Royal Caribbean se ha asociado con el gobierno de Bahamas para su proyecto de club de playa, en una sociedad que dará a los bahameños una participación del 49 por ciento en el capital social. Otro 1 por ciento de las ganancias brutas se destinará a mejorar las atracciones locales, dijo la empresa.

“Queremos conectar a la población local con los grandes proyectos para asegurarnos de que los bahameños de a pie tengan acceso a oportunidades turísticas”, dijo Latia Duncombe, directora general del Ministerio de Turismo, Inversiones y Aviación de Bahamas.

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Entre esas oportunidades están los aproximadamente 400 puestos de trabajo que serán ocupados por bahameños en el club de playa, dijo Royal Caribbean. A las empresas locales se les adjudicarán lucrativos contratos de alimentos y bebidas, excursiones, seguridad, entretenimiento y otros servicios.

La línea de cruceros dijo también que se adheriría a los principios de sostenibilidad de toda la empresa, colaborando con empresas bahameñas en programas de reciclaje, reducción de residuos y protección del medio ambiente.

A pesar del potencial para impulsar el turismo, algunos bahameños piensan que el gobierno ha sido excesivamente complaciente con los extranjeros. Toby Smith, empresario local, solicitó en 2012 el arrendamiento de terrenos públicos en el extremo occidental de Paradise Island para un proyecto de club de playa que incluiría la restauración del faro de Hog Island, en mal estado desde la década de 1980.

Tras un largo proceso, Smith recibió finalmente la aprobación en enero de 2020. Un mes más tarde, tras oír rumores de que Royal Caribbean había mostrado interés por los mismos terrenos, Smith se dirigió al gobierno para aclararlo, pero nunca obtuvo respuesta. En marzo de 2020, la mayor parte de los terrenos prometidos a Smith fueron adjudicados a Royal Caribbean.

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“Me pasé ocho años negociando y esperando el arrendamiento de mi proyecto de club de playa sostenible, a escala y cultural, y ellos simplemente arrasaron y lo consiguieron en seis semanas”, dijo Smith. “Es una vergüenza”.

Dionisio D’Aguilar, ministro de Turismo en aquel momento, reconoció que se había enviado a Smith un contrato de arrendamiento de los terrenos antes de que Royal Caribbean solicitara la misma parcela.

“Royal Caribbean se presentó con una propuesta atractiva para el pueblo bahameño: un acuerdo que pretende crear una serie de empresarios en varias áreas de servicios”, dijo D’Aguilar durante una entrevista televisada en 2021 en Eyewitness News Bahamas.

“Es un entorno duro ahí fuera, y hay que tener muchos dólares”, añadió.

Smith inició una batalla legal contra el gobierno y, el año pasado, se le concedió el derecho a llevar su caso ante el Consejo Privado en Londres, el más alto tribunal de las Bahamas, antigua colonia británica.

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Mientras tanto, Royal Caribbean modificó su contrato de arrendamiento con el gobierno en abril de 2024 para que no incluyera las hectáreas de terreno superpuestos que se prometieron a Smith, y construyó un muro en la obra para separar las dos parcelas.

Los ávidos cruceristas de Royal Caribbean están entusiasmados con el club de playa y en su mayoría no son conscientes de las tensiones locales que ha creado.

“Probablemente hemos estado en Nassau más de 20 veces y hemos hecho todas las excursiones, así que normalmente nos quedamos en el barco cuando paramos allí”, dijo Alan Rivera, de 47 años, vendedor de coches de Tampa, Florida, quien recientemente celebraba su aniversario con su esposa a bordo del Utopia of the Seas.

“El club de playa es una gran idea, porque cuando has hecho todas las excursiones, lo único que te provoca es tumbarte en la playa”, dijo Rivera. “Volveremos para probarlo”.

Un día antes, el Utopia of the Seas atracó en la isla privada de Royal Caribbean para su “Día Perfecto en CocoCay”. La experiencia da una idea de cómo podría ser la oferta del club de playa. Cuando la pasarela tocó el muelle a las 8 a. m., una avalancha de huéspedes se dirigió a través de la isla hacia las secciones temáticas que aparentemente ofrecían algo para todos los gustos.

Muchas de las atracciones están incluidas en el pasaje: las playas inmaculadas, la piscina de agua dulce y los restaurantes. Por una tarifa extra, está la playa Hideaway, solo para adultos; el Coco Beach Club, con cabañas sobre el agua y mayordomos privados; y un parque acuático con el tobogán más grande de la región.

“Las islas privadas suelen estar reservadas para el 1 por ciento”, dijo Priscilla McKenzie, de 33 años, sorbiendo un margarita sentada en las aguas cristalinas de Hideaway Beach.

Aunque CocoCay parece casi una extensión de los barcos de Royal Caribbean, la empresa afirma que el nuevo Paradise Beach Club tendrá un aire bahamense y se centrará exclusivamente en la experiencia del club de playa. La capacidad se limitará al 40 por ciento del volumen del crucero, y las entradas se ofrecerán por orden de llegada. El límite, dijo la compañía de cruceros, garantizará que las excursiones y las atracciones locales sigan atrayendo a los pasajeros.

Schneider, de Royal Caribbean, dijo que la empresa se fijaba en dos parámetros fundamentales a la hora de diseñar itinerarios e invertir en destinos: “gran atractivo y gran satisfacción”.

La isla griega de Santorini, por ejemplo, tiene un atractivo muy alto, pero su satisfacción es baja debido al turismo excesivo.

Nassau, con un índice generalmente bajo de satisfacción y atractivo entre los pasajeros, sigue siendo estratégicamente un destino importante para Royal Caribbean. Encuestas recientes de la empresa han revelado que Nassau había perdido atractivo para los cruceristas que ya habían experimentado los principales lugares de interés y actividades; quienes daban un bajo índice de satisfacción buscaban una mayor variedad de actividades.

“Con el club de playa y los ingresos que recaudará para inversiones turísticas más amplias en Nassau, creemos que contribuirá a aumentar su atractivo y la satisfacción de nuestros huéspedes”, dijo Schneider.

Pero muchos bahameños de a pie que trabajan en el puerto, el mercado local y los restaurantes no están convencidos.

“La única oportunidad que tenemos de vender excursiones es cuando los cruceristas salen del puerto”, dijo Doug Nance, guía turístico y conductor independiente. “Cuando abra el club de playa, se subirán a otro barco e irán en dirección contraria”.

Jacobs, el capitán del bote, visitó recientemente las obras en bote y dijo que le sorprendió ver que el terreno había sido arrasado y los árboles arrancados. Royal Caribbean dijo que había eliminado el 75 por ciento de las plantas consideradas especies invasoras por el gobierno y que estaba conservando el 30 por ciento de los árboles autóctonos durante la construcción. La empresa dijo que todas esas plantas y árboles se replantarían junto con nuevas especies autóctonas.

Mientras conducía por la costa, John McPhee, presidente de la empresa de transporte Ride Bahamas, dijo que, a pesar de los esfuerzos del gobierno por asociarse con Royal Caribbean, el hecho de que no se permitiera a Smith llevar a cabo su visión demuestra los fallos sistemáticos del modelo turístico del país, que tiende a favorecer la inversión extranjera.

“Cuando era un chico aprendí que siempre que un trozo de tierra se adentra en el océano, se crea un conflicto”, dijo McPhee. “Una alteración en las corrientes, donde los peces más pequeños quedan atrapados, y los peces más grandes vienen y se alimentan de ellos”.

“Royal Caribbean se ha aprovechado de ello”, añadió.

Pero algunos son optimistas. Derek Schofield, de 55 años, quien trabaja en logística para varias empresas de excursiones, dijo que la creación de nuevos puestos de trabajo es beneficiosa para el crecimiento de la industria turística.

“Puede que algunos de nosotros volvamos a casa con menos dólares en la cartera al final del día”, dijo. Pero, añadió, “si miramos el panorama general, este proyecto impulsará la economía del turismo y abrirá oportunidades para muchos bahameños, poniendo más comida en la mesa de las familias bahameñas”.


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Ceylan Yeğinsu
es una reportera de viajes para el Times que escribe con frecuencia sobre la industria de los cruceros y Europa, donde radica. Más de Ceylan Yeğinsu


Erin Schaff
es fotoperiodista del Times y cubre historias en todo el país. Más de Erin Schaff

c. 2025 The New York Times Company

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