Atentado contra Cristina de Kirchner agita mar de tensiones en Argentina

El fallido atentado el jueves contra la vicepresidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner vierte más gasolina a un ya enrarecido ambiente social que se había tornado muy tenso en días recientes con la introducción de cargos de corrupción contra ella.

Analistas consultados dijeron que el atentado también acentúa las enormes presiones a las que están siendo sometidas las instituciones democráticas del país, en momentos en que el gobierno argentino cuestiona la motivación detrás del accionar de los fiscales al presentar los cargos de corrupción y la propia Fernández de Kirchner alega que es víctima de persecución política.

“Argentina es un barril de pólvora”, dijo Benjamin Gedan, director del Programa Para América Latina del Wilson Center en Washington, D.C,, al agregar que el descontento de la población ya era elevado en vista de su aguda crisis económica y las divisiones sociales del país.

Tan solo en base a la crisis económica, “uno puede decir que este es un país que puede ver la agitación social que hemos visto en años recientes en Chile, Colombia y Ecuador y que puede explotar en cualquier momento. Ahora, a eso, le agregaron un juicio criminal muy polarizante del personaje político más importante del país y un atentado”, advirtió Gedan, quien actualmente se encuentra en Argentina.

Las autoridades argentinas se encontraban el viernes investigando el atentado y trataban de determinar si Fernando Andre Sabag Montiel, un vendedor ambulante de 35 años, actuó por su cuenta o si era parte de una conspiración cuanto intentó abrir fuego contra Fernández de Kirchner, quien fue presidenta del país entre el 2007-15.

El sospechoso, un ciudadano brasileño que tenía antecedentes penales, fue detenido después de apuntar una pistola a la cara de la vicepresidenta, quien se agachó con las manos en la cabeza en medio de los escoltas que la protegían, cuando llegaba a su domicilio en Buenos Aires. Según las autoridades, Sabag Montiel apretó el gatillo para matar a Fernández de Kirchner, pero el arma no disparó.

Videos circulando en las redes sociales sobre el atentado muestran a un hombre que se le acercaba con un arma a la vicepresidenta y que coloca el arma a menos de medio metro de distancia antes de ser apartado.

El ataque generó asombro alrededor del mundo, con muchos gobiernos manifestando su respaldo a la vicepresidenta y condenando enérgicamente el atentado.

“Estados Unidos condena enérgicamente el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Estamos con el gobierno y el pueblo argentinos en el rechazo a la violencia y el odio”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, a través de su cuenta de Twitter.

Las manifestaciones de apoyo también se vieron el viernes en una marcha de miles de personas que comenzaron a concentrarse desde esta mañana cerca de la Plaza de Mayo en Buenos Aires. Con banderas, bombos, pancartas y trompetas, la multitudinaria manifestación tenía previsto llegar hasta el palacio presidencial, la Casa Rosada, mientras que el tránsito se encontraba totalmente cortado en ambos sentidos de la emblemática Avenida 9 de Julio.

Los argentinos habían visto manifestaciones similares a favor de la vicepresidente pocos días antes, pero estos habían sido organizados en protestas del juicio por corrupción que las autoridades argentinas llevan contra ella.

La respuesta de Fernández de Kirchner y del actual presidente, Alberto Fernández, ha sido condenar y restarle seriedad al proceso judicial.

Esa campaña de desprestigio es muy nociva para la democracia argentina, dijo Luis Fleischman, profesor de sociología del Palm Beach State College y co-presidente del Palm Beach Center for Democracy and Policy Research.

Las acusaciones contra la vicepresidenta provienen de un fiscal que había sido nombrado por el propio gobierno y que después de desarrollar la investigación encontró que habían suficientes indicios para presentar los cargos.

Al dejar que se politizara el juicio, Argentina se une a una tendencia global en la que las instituciones democráticas son socavadas por presidentes populistas, dijo Fleischman.

“Apenas se anunció el cargo de la fiscalía, Cristina Kirchner... movilizó a la gente y a los militantes de su partido para que salieran a las calles a manifestar a su favor. En ese acto, ellos salen a desafiar la autonomía del poder judicial, que es crucial para cualquier sistema institucional democrático”, señaló Fleischman.

La vicepresidenta tenía ya tiempo cuestionando la seriedad e independencia del sistema judicial argentino, acusando a sus integrantes de ser en realidad una especie de partido político, comparándolos con los militares quienes en las dictaduras del pasado actuaban como organizaciones de militancia.

Ahora con el atentado surgen preguntas sobre si el sistema judicial podría contar con suficiente fuerza como para seguir adelante y llevar con éxito el juicio contra la ex presidenta, dijo el profesor.

Paradójicamente, los acontecimientos se producen en momentos en que el gobierno atraviesa por un período de gran impopularidad. No obstante, la ex presidenta sigue siendo respaldada por miles de personas que, aún siendo minorías, son capaces de salir a las calles a protestar.

Abhijit Surya, analista senior para América Latina y el Caribe del Economist Intelligence Unit, unidad de investigación de la revista británica The Economist, dijo temer que el atentado aunado al juicio ayuden a incrementar las tensiones políticas dentro del país sudamericano.

“Argentina ya era un país altamente polarizado. Poco antes de que todo esto sucediera, Argentina se vio en el centro de una investigación judicial por presunta corrupción y eso la llevó a movilizar sus bases y a sacarlas a las calles y eso a su vez condujo a enfrentamientos entres manifestantes que la apoyaban y manifestantes que la critican, así como con agentes de seguridad”, dijo Surya.

Ahora con el atentado, pueda que haya una especie de tregua de muy corto plazo en torno a la vicepresidenta, pero esta no va a durar.

“La polarización en el país simplemente es demasiado alta y no va a desaparecer con esto, y es probable que se torne mucho peor”, agregó Surya.