Atenas se recupera del incendio forestal de agosto entre colinas ennegrecidas, coches incendiados y negocios destruidos

En los restos ennegrecidos de su taller, el escultor Vangelis Ilias apila lo poco que queda de años de trabajo. Un feroz incendio forestal arrasó las montañas al norte de Atenas en agosto, adentrándose en la capital griega y acercándose al lugar donde Ilias creaba lápidas, estatuas y otros objetos de mármol blanco por encargo.

Las llamas prendieron un generador de gasolina de su taller, que ardió durante dos días antes de poder acercarse a la propiedad. El busto de un santo ortodoxo griego se salvó y ahora descansa frente al lugar destruido y cubierto de hollín en el suburbio de Halandri.

"No es el coste económico. He perdido mi trabajo, algo espiritual", dice Ilias. "Llevo 35 años haciendo esto, desde que era un niño, con 14 años".

Miles de personas obligadas a huir por las llamas

El incendio forestal de los días 11 y 13 de agosto arrasó más de 100 kilómetros cuadrados de bosques y matorrales, y calcinó las orillas del principal depósito de agua de la ciudad, en Maratón, donde una antigua batalla inspiró la carrera de fondo moderna.

Tras alcanzar la periferia urbana de Atenas, las llamas obligaron a huir a miles de personas. El fuego destruyó viviendas, comercios, zonas verdes y un pabellón deportivo en los suburbios del norte de la ciudad, y dejó profundas cicatrices en el paisaje de la capital griega, donde vive más de una cuarta parte de los 10,4 millones de habitantes del país.

El Observatorio Nacional de Atenas dijo que el incendio aumentó hasta más de 700 kilómetros cuadrados el área de tierra quemada en la región de Ática desde 2017. Eso representa el 26% del total de la región y el 37% de sus bosques, lo que subraya la creciente frecuencia y gravedad de los incendios forestales en los últimos años.

Aumenta la dificultad de la lucha contra los incendios

"Sabíamos que este año sería el más difícil que se recuerda en materia de lucha contra incendios", declaró a la televisión privada Skai Vassilis Kikilias, ministro de Crisis Climática y Protección Civil. "Desde el inicio de la temporada de incendios, el 1 de mayo, se han declarado unos 4.000 fuegos, una tasa un 50% superior a la del año pasado".

Las colinas ennegrecidas, los coches calcinados y las vistas aéreas de la devastación recuerdan con crudeza la intensidad de las llamas, que desafiaron un despliegue masivo de bomberos, así como de aviones y helicópteros cisterna. Grecia contó con la ayuda de otros países para aplacar las llamas.

El gobierno ordenó evacuaciones rápidas a lo largo de la ruta hacia el sur, pero también impuso multas a los propietarios de viviendas que desobedecieran las normas de seguridad contra incendios.

"El fuego se inició y los fuertes vientos lo impulsaron; esa parte fue un fenómeno natural", explica Ilias. "Pero muchos residentes ignoraron las órdenes de despejar el terreno de sus casas, así que no podemos culpar sólo a los políticos de la respuesta. También depende de nosotros".