Los ataques de delfines arruinan el verano en una popular zona de playas japonesas
TOKIO.- En las playas de una idílica franja costera del centro de Japón, los guardavidas revisan el agua, preparados para llamar a la orilla a la gente que nada en el mar al menor atisbo de alguna aleta. Los afilados dientes que se muestran en los afiches advierten a los nadadores que tengan cuidado porque, por tercer año consecutivo, hay peligro en el agua.
No, no son tiburones. Son delfines. Posiblemente un solo delfín solitario y sexualmente frustrado.
En la bahía de Wakasa, a más de 300 kilómetros al oeste de Tokio, los ataques de delfines han herido al menos a 47 personas desde 2022. Muchas de ellas sufrieron mordeduras superficiales en las manos, pero unas cuantas fueron trasladadas de urgencia a hospitales con huesos rotos o heridas que necesitaron puntos de sutura.
En 2022, 21 personas denunciaron lesiones por ataques de delfines en un tramo costero cerca de la ciudad de Echizen, según la policía de la prefectura de Fukui. La mayoría fueron denunciadas en lo que un medio de comunicación japonés llamó el “verano de la amenaza de los delfines”. Un hombre relató a los medios locales que estaba nadando cerca de la orilla cuando un delfín le mordió el brazo e intentó abalanzarse sobre él, casi sumergiéndolo en el agua.
Al año siguiente, los ataques se concentraron en las playas de la costa cercana a la ciudad de Mihama. En 2023, 10 personas resultaron heridas, dijo un vocero de la policía de Fukui. En un caso, un hombre resultó con las costillas rotas.
Desde el 21 de julio de este año, 16 personas han resultado heridas en ataques de delfines, principalmente en las playas cercanas a Mihama y la aledaña ciudad de Tsuruga, según las autoridades locales. Dos de ellas sufrieron heridas graves en las manos que necesitaron decenas de puntos.
¿Por qué se han acercado tanto los delfines a la orilla? ¿Son agresivos o simplemente juguetones? ¿Por qué han continuado estos ataques durante tanto tiempo?
“¿Quién sabe la razón? Tenemos que preguntárselo a los delfines”, dijo Hiromu Nohara, funcionario de la ciudad de Mihama.
Sin embargo, hay algunas teorías.
Por un lado, podría tratarse de un solo delfín. Ryoichi Matsubara, director del Acuario Echizen Matsushima de Fukui, dijo que las fotos y videos que revisó de algunos de los ataques de 2022 y 2023 parecían mostrar al mismo delfín mular macho de la región del Indo-Pacífico.
Matsubara dijo que el mismo delfín puede haber sido también responsable de los ataques de este año, aunque todavía no había obtenido imágenes recientes.
El delfín podría estar exhibiendo un comportamiento de apareamiento, dijo, y agregó que en 2022 y 2023, se observó tratando de “presionar sus genitales contra la gente”. Pero en muchos casos, los bañistas eran mordidos cuando se acercaban o intentaban tocar al delfín, dijo Matsubara.
Putu Mustika, profesora e investigadora marina de la Universidad James Cook de Australia, dijo que los delfines pueden herir inadvertidamente a los humanos cuando realizan conductas de apareamiento debido a su enorme fuerza.
“Los delfines, cuando se aparean, pueden ser muy salvajes”, dijo, y añadió que abalanzarse sobre un humano podría ser un acto sexual y una señal de que se trataba de un “delfín libidinoso y solitario”.
Este delfín también podría ser agresivo por naturaleza y agravarse por los humanos que intentan tocarlo, añadió Mustika. Los delfines suelen ser animales sociales que se mueven en manada, pero los delfines solitarios que buscan el contacto humano no son inusuales.
En la década de 2000, un delfín mular llamado Moko visitó el mismo tramo costero de Nueva Zelanda durante tres años. Se convirtió en una celebridad nacional por sus interacciones juguetonas con los nadadores. Pero su comportamiento a veces viró hacia lo inquietante, como cuando se negó a dejar que una mujer regresara a la orilla.
En 2018, una ciudad francesa prohibió temporalmente nadar en el océano después de que un delfín mular macho solitario, apodado Zafar, comenzara a mostrar un comportamiento sexual, incluido frotarse contra nadadores y barcos.
Medidas
En Japón, las autoridades de la prefectura de Fukui han aplicado una serie de medidas para intentar detener los ataques, con distintos grados de éxito.
Han instalado decenas de dispositivos acústicos submarinos que emiten un ruido de alta frecuencia diseñado para disuadir a los delfines. Han colocado afiches y distribuido folletos advirtiendo a los bañistas de que los delfines pueden morder e incluso arrastrar a los nadadores mar adentro. Algunas playas han limitado el horario de meterse al mar y han comenzado a hacer rondas de vigilancia de salvavidas.
Sobre todo, quieren que las personas dejen de intentar interactuar con los delfines.
“La gente huiría si fuera un oso. No hay diferencia entre delfines y osos en cuanto a capacidad destructiva”, dijo Matsubara, el director del acuario.
“Los profesionales como nosotros les tenemos miedo”, añadió, “pero la gente que no lo sabe cree que son adorables”.
Por Hisako Ueno y Yan Zhuang