Así es como el taco mexicano conquistó Alemania e hizo de Berlín su capital

Taquería afuera de una estación del metro en Berlín | Foto: Yetlaneci Alcaraz
Taquería afuera de una estación del metro en Berlín | Foto: Yetlaneci Alcaraz

Por Yetlaneci Alcaraz

Berlín.- Cuando llegué a vivir a Berlín hace justo diez años encontrar muy de vez en cuando un aguacate en el supermercado era un motivo de celebración. Sí, una celebración que terminaba en el momento en que veía su precio. En automático mi cabeza sacaba cálculos, convertía los euros a pesos y me asustaba e indignaba el hecho de que lo que pagaría por una sola pieza de aguacate me serviría para comprar, en México, cuando menos un kilo del preciado producto.

Algunas otras “rarezas” vinculadas a nuestra gastronomía con las que esporádicamente tenía la suerte de toparme eran limones y cilantro. Era sabido que uno podía encontrar estos artículos en las tiendas especializadas en productos asiáticos pero no en ningún otro sitio.

Así que durante mucho tiempo tuve que conformarme con estirar y estirar mis reservas de tortillas, salsas, mole, frijoles y demás exquisiteces que cada año lograba traer de México.

Recuerdo el chasco que me llevé cuando, recién llegada, en un brote de nostalgia se me hizo imperativo comer comida mexicana. Busqué en internet y encontré con sorpresa que, de hecho, había varios restaurantes “mexicanos”. Nunca olvidaré el nombre de alguno de ellos: ¡Qué pasa!, Zapata, La Paz… y la tremenda decepción que me causó llegar y descubrir que de mexicanos sólo tenían en ese momento a la ingenua clienta que era yo.

Después, y gracias a Yaotzin, mi primer amigo mexicano en esta ciudad, supe que en realidad había en toda la ciudad sólo dos restaurantes-taquerías que eran dignas de tener ese nombre: el Santa María y el María Bonita. Así que cuando mis provisiones se me acababan y tenía ganas de comer algo original me iba a echar unos buenos tacos a una o a la otra.

Pero el tiempo pasó. Y durante estos diez años me ha tocado ver una transformación maravillosa. Poco a poco, cada vez con más frecuencia, comenzó a haber más aguacates (los alemanes, mejor dicho los berlineses, son amantes de la comida exótica y sana y gracias a ello la importación de aguacates se disparó en los últimos años), cilantro, limones y hasta tortillas en los supermercado “normales”.

Pero no solo eso. Al mismo tiempo fueron surgiendo nuevos restaurantes comandados por mexicanos que buscaban no sólo satisfacer la demanda de todos los compatriotas que vivimos acá (2,175 oficialmente registrados en Berlín hasta el 2019), sino llegar al gusto de los berlineses. Junto a “las Marías” se establecieron el Ta´cabrón, Dolores, La Pulquería, Papálotl, TinTan, A huevo, La Tortilla Atómica… Algunos sobreviven hasta ahora, otros no.

Pero en los últimos dos años y contrario a lo que se pensara en tiempos de pandemia (que sin darnos cuenta ya duró un año y lo que corre) se ha disparado la oferta y demanda de productos y comida mexicana de una forma no antes vista por estos lares.

Nunca imaginé, por ejemplo, que a la salida de una estación del metro berlinés pudiera echarme unos tacos antes de llegar a casa al puro estilo chilango. O hacer una fila de más de cuarenta minutos para poder comprar productos en una pequeña tienda que ya no se da abasto de la demanda tan grande que tiene de artículos Made in México.

Fila para comprar productos mexicanos en un local de Berlín, Alemania, antes de la pandemia. | Foto: Yetlaneci Alcaraz
Fila para comprar productos mexicanos en Chile&Paprika, un local ubicado en Berlín, Alemania, antes de la pandemia. | Foto: Yetlaneci Alcaraz

Este caso es poco común. El dueño de Chile&Paprika, así se llama la tienda, es un alemán del Este que hasta antes de abrir este negocio apenas conocía sobre México. Pero su olfato empresarial le alertó que ésta podría ser una buena inversión. Con asesoría de muchos mexicanos que han pasado por ella, Matias ha hecho de su pequeño local un lugar imprescindible para los que amamos la comida mexicana. Y sí, aunque no se pueda creer, cada día hay una enorme fila de gente que espera cuando menos media hora para poder hacer sus compras ahí.

Al tiempo que ha llegado una segunda oleada de pequeños y medianos locales que, como hongos, han brotado por toda la ciudad para comer tacos (Los Trómpiras, Oh la queca, Santa Cantina, Mucha Muchacha, Chaparro, Tacorino, Sandunga, Mezcaloteca, Tortilla Meta, Tacombi y otros más que escapan de mi radar) aparecieron también mexicanas y mexicanos que comenzaron a cocinar al más estilo tradicional para entregas a domicilio (TacoTales, El Apapacho Berlin, Itacatl, Der Deutsche Taco).

Una de ellas es mi amiga Ivette Pérez de Wenkel, quien por cierto prepara los tamales de mole más ricos que he comido dentro y fuera de México. Dedicada desde hace mucho tiempo al tema de la cocina, esta norteña considera que esta revolución que se está viviendo en Alemania en torno a la comida mexicana tiene que ver con varios factores.

Por un lado el hecho de que hoy hay mucha más variedad de productos mexicanos al alcance lo que facilita la preparación de alimentos auténticos. Olvidé mencionar que hoy en día uno puede encontrar un sin fin de ingredientes en muchos supermercados: tortillas, salsas, chiles. Y en las especializadas: desde chiles poblanos hasta granos de maíz para pozole, pipián, moles de todos colores, flor de calabaza, nopales, huitlacoche, dulces, frituras. Además de empresas que ya se dedican desde acá a sembrar maíz orgánico y producir tortillas.

Un segundo factor que desde el punto de vista de mi amiga ha fomentado el Boom mexicano es el hecho de que la venta de comida y productos alimenticios es una fuente de ingresos real que se puede realizar más allá de factores como el idioma, complicado en este país, que si se suma al carácter emprendedor del mexicano da como resultado la variada oferta que hoy hay.

Tacos de María Bonita, uno de los primeros negocios de auténtica comida mexicana en Berlín. | Foto: Yetlaneci Alcaraz
Tacos de María Bonita, uno de los primeros negocios de auténtica comida mexicana en Berlín. | Foto: Yetlaneci Alcaraz

Un tercer punto tiene que ver con que cada vez somos más y más. Según los datos oficiales más recientes, en la capital alemana vivimos dos mil 175 mexicanos con pasaporte mexicano, sin contar a los que tienen doble nacionalidad. Y me parece que la gran mayoría somos fieles a nuestra comida y no perdemos cualquier oportunidad de consumirla cuando se nos presenta.

Finalmente, me dice Ivette porque además es así su caso, los mexicanos quieren demostrar en este mercado extranjero lo que realmente es la auténtica comida mexicana, representada de manera errónea y por muchos años por estos restaurantes con los que me topé a mi llegada a Alemania.

Como sea, no puedo dejar de sentirme agradecida de que a pesar de vivir a 10 mil kilómetros de distancia de mi casa, en noviembre pasado pude acompañar mi Ofrenda de Día de Muertos con un pan auténtico; el 6 de enero tuve una verdadera Rosca de Reyes que partir con mi hijo y este 2 de febrero último comí los mejores tamales de mole. Y todo eso, sin salir de Berlín.

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