Así es cómo la NASA se imagina el fin de la civilización occidental

La agencia espacial norteamericana no solo está pendiente de lo que ocurre en el cielo y en los confines del universo. También tiene un ojo puesto en lo que podría ocurrir a ras de suelo. Y para los problemas terrenales, aplica la misma filosofía que para el espacio: no hay mejor manera de solucionar un problema que anticiparse a ello.

Y para la NASA uno de los problemas más graves sería el fin de la civilización occidental. Y esta catastrófica realidad ha sido imaginada en un estudio financiado con dinero de la organización. En el trabajo se analizan los motivos que acabaron con otros imperios en el pasado, como el romano. Y la conclusión es clara: la historia se puede volver a repetir perfectamente.

“Dos importantes realidades se dieron en varias sociedades que colapsaron”, se puede leer en la investigación. “La explotación de los recursos debido a una excesiva tensión sobre la capacidad de producción ecológica y la estratificación de la sociedad en élites y clases”. Es decir, que las civilizaciones que se vinieron a bajo eran básicamente injustas y sobreexplotaron los recursos naturales hasta agotarlos. ¿Les suena a algo?

Los investigadores aseguran que en las sociedad poco igualitarias es difícil evitar el colapso: “en ellas las élites crecen y consumen mucho, lo que ocasiona la hambruna entre las clases más bajas, algo que finalmente causa el colapso”.

En estos casos, los más ricos siguen disfrutando de los recursos, mientras que los demás pasan penurias, “exacerbando el problema”, tal y como subrayan los expertos.

Y aunque en los últimos años el tema de la ecología y de la preservación de los recursos se ha tomado muy en serio, los investigadores creen que está generando un problema añadido, en vez de solucionar de raíz la situación: “La tecnología para aumentar la eficiencia en el consumo de combustible en los coches ha hecho que las ventas de vehículos se disparen, que estos sean más pesados [y por lo tanto, consuman más] y aumente la velocidad con la que son conducidos”.

Todas estas situaciones ‘se comen’ el supuesto avance verde la eficiencia en el consumo: los coches necesitan menos gasolina para funcionar, pero como cada vez hay más, son más pesados y encima van más rápido, se termina consumiendo lo mismo que hace años.

Los autores dedican unas palabras a todos aquellos que piensen que todas estas palabras son exageradas, y que la sociedad actual es inmune a problemas del pasados: “Un vistazo rápido sobre todas las sociedades que han colapsado en los últimos siglos demuestra no solo la ubicuidad del fenómeno, sino también la realidad de que sociedades fuertes, ricas y poderosas también se vienen abajo”.

Los investigadores cierran su demoledor informe con una conclusión clara que puede solucionar todos los futuros problemas: “El colapso puede ser evitado y la población puede llegar a un estado de máxima capacidad si el ratio de explotación de la naturaleza se reduce a un nivel sostenible, y si los recursos son compartidos de una manera equitativa”.