Estos artículos en tu hogar están lastimando a los animales marinos de Estados Unidos
Aún no se comprende del todo la magnitud del efecto de la crisis mundial de desechos plásticos en la vida marina, a pesar de décadas de investigación y de imágenes horrendas de vientres de ballenas repletos de plástico y tortugas con pajillas alojadas en sus fosas nasales. Un nuevo informe de Oceana, un grupo dedicado a la conservación, ilustra parte de lo que sabemos sobre cómo el plástico afecta a las tortugas marinas y a los mamíferos marinos en las aguas de Estados Unidos.
Los hallazgos vislumbran un problema mayor.
Los autores se centraron en las tortugas marinas y en los mamíferos marinos por razones prácticas. Estos animales están protegidos por el gobierno federal, por lo que cada vez que se les encuentra en peligro o aparecen muertos en una playa, los socorristas están obligados a documentarlo. Al recopilar datos de agencias gubernamentales y organizaciones de vida marina de todo el país, los autores encontraron casi 1800 casos de enredos o ingestión de plástico en 40 especies desde 2009.
Sin embargo, el informe señala que esa cifra es “una subestimación enorme” porque los humanos solo observan una mínima fracción de las muertes de animales en el océano. Aun así, de los 23 estados costeros del país, se hallaron casos en 21.
“Esta es la primera vez que analizamos el problema desde la perspectiva de Estados Unidos”, dijo Kimberly Warner, autora del informe y científica principal en Oceana. “Esto trae el problema a casa”.
En 2016, Estados Unidos produjo más desechos plásticos que cualquier otra nación, y más cantidad de ese plástico ingresó al océano de lo que se pensaba, según un estudio reciente. Desde 2015, se ha reciclado menos de la décima parte de los residuos plásticos acumulados en el mundo.
El informe de Oceana encontró que, en los casos reportados, el 90 por ciento de los animales habían ingerido plástico y el resto se había enredado en él. Las necropsias mostraron que con frecuencia los animales habían muerto a causa de obstrucciones o laceraciones. Otras veces, la ingestión de plástico pudo simplemente haber debilitado al animal o no haber contribuido a su muerte en absoluto. En general, en el 82 por ciento de los casos, los animales murieron.
Los culpables van más allá de los sospechosos habituales.
En la década de 1980, los activistas ambientales advirtieron sobre los devastadores efectos de los anillos de plástico de las bebidas en paquetes de seis que atrapaban e inmovilizaban a los animales marinos. La gente comenzó a cortarlos de manera diligente antes de desecharlos, y en 1994 la Agencia de Protección Ambiental ordenó que los anillos de los paquetes de seis debían ser degradables, aunque el proceso pudiera tardar meses. A los consumidores también se les ha advertido sobre la liberación de globos, los cuales pueden perjudicar a los animales marinos.
Recientemente, algunos municipios, condados y estados han prohibido las bolsas de plástico de un solo uso, uno de los mayores factores contribuyentes en los casos de ingestión y enredos, según el informe. Se encontraron correas de plástico para embalaje apretando los cuellos o cuerpos de focas y leones marinos, animales curiosos por naturaleza que pudieron haberse enredado mientras intentaban jugar. Los manatíes ingirieron una gran cantidad de hilo de pesca.
Sin embargo, el informe también descubrió que muchos más elementos sorprendentes causaban daño. A lo largo de la costa del golfo se encontraron bolsas de malla en los estómagos de tortugas marinas, así como enredados en sus cuerpos. En 2015, se encontró a una tortuga boba en Georgia con un cepillo de dientes y un tenedor en su tracto digestivo, entre otros artículos. Dos años más tarde, se encontró a otra tortuga en Nueva York con hilo dental de plástico en su interior. Entre los artículos descubiertos estuvieron envoltorios de comida, bolsas resellables, esponjas e incluso pasto de plástico decorativo de Pascua. Un delfín mular en Carolina del Norte tenía la cabeza atascada en el agujero de un disco volador. En Virginia, un estuche de DVD laceró el estómago de un rorcual norteño.
Muchas de las especies víctimas están amenazadas o en peligro de extinción.
Más de una docena de especies en riesgo de extinción —incluidas las tortugas marinas, las focas monje de Hawái y los rorcuales norteños— ingirieron o se enredaron en plástico. Los manatíes, esos gigantes amables y lentos que pastorean en la pradera marina, conformaron 700 casos. El informe cita a Brandon Bassett, un biólogo de la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida, quien describe parte de lo que encontró dentro de un manatí muerto: “Imaginen una bola de bolsas de plástico del tamaño de un melón en el estómago, y luego un montón de bolsas plásticas envueltas como una cuerda de casi 1 metro de largo”.
Los científicos están aprendiendo más sobre por qué los animales consumen plástico. Para las tortugas marinas, una bolsa de plástico flotante puede parecerse a una medusa, pero eso no explica las tapas de botellas ni los fragmentos de plástico duro que se encontraron en sus tractos digestivos o heces. Un estudio sugirió que el plástico comienza a oler apetitoso cuando se reviste de algas y microorganismos.
En Carolina del Sur, Una tortuga boba convaleciente pasó casi 60 piezas de plástico por su sistema digestivo durante su rehabilitación en un centro de tortugas marinas. Las más jóvenes corren mayor riesgo debido a su tamaño y tracto gastrointestinal en desarrollo. Más del 20 por ciento de las tortugas marinas que habían ingerido plástico tenían solo meses de edad. Algunas tenían solo unos pocos días. Un reciente estudio australiano reveló que solo la presencia de 14 piezas de plástico en sus tractos digestivos aumentaba de forma significativa el riesgo de muerte de las tortugas marinas.
Aun así, los desechos plásticos no son la principal causa de muerte de la vida marina.
Los seres humanos han creado toda clase de problemas graves para los animales marinos: aumento de la temperatura del mar, pescadores que arrastran especies por accidente, barcos que los golpean, otros tipos de contaminación marina y degradación del hábitat.
“El plástico en sí mismo quizá no sea una amenaza tan grande como nos han hecho creer”, afirmó Jesse Senko, profesor adjunto de investigación y científico líder de sostenibilidad en la Universidad Estatal de Arizona. “La comunidad científica no ha hecho un trabajo suficientemente bueno al evaluar de verdad estas preguntas, mirando más allá de cómo afecta a un animal en específico”.
Senko cree que las imágenes de aves marinas en descomposición y con sus estómagos llenos de plástico han llevado al público y a los medios a enfocarse en el plástico incluso cuando existen otras amenazas más relevantes.
En última instancia, los plásticos y el aumento de la temperatura del mar están conectados; después de todo, la gran mayoría del plástico se deriva de combustibles fósiles.
El informe de Oceana les solicita a los gobiernos nacionales, estatales y locales que restrinjan la producción de plásticos de un solo uso y les pide a las empresas que ofrezcan a los consumidores opciones sin plástico.
“Tengo la edad suficiente para recordar una época en la que el plástico no permeaba todo en mi vida”, dijo Warner. “Y sin embargo se ha acumulado a un ritmo alarmante”.
This article originally appeared in The New York Times.
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