La Arquidiócesis de Nueva York condena el funeral de la activista trans argentina Cecilia Gentili en la catedral de San Patricio

Un desfile frente a la Catedral de San Patricio,
Un desfile frente a la Catedral de San Patricio,

NUEVA YORK.- La Arquidiócesis Católica Romana de Nueva York criticó fuertemente el funeral de una activista trans que tuvo lugar la semana pasada en la Catedral de San Patricio, calificando el evento de “comportamiento escandaloso” y expresando su indignación.

Más de mil personas se congregaron en la icónica catedral de Nueva York el 15 de febrero para rendirle homenaje a la activista trans Cecilia Gentili, que falleció el 6 de febrero a los 52 años. La argentina Gentili fue una figura clave en la comunidad trans de Nueva York y una ferviente defensora de los trabajadores sexuales y las personas con VIH/SIDA. A pesar de haber crecido asistiendo a servicios católicos en su Argentina natal, Gentili también se identificaba como atea.

Amigos y seres queridos de Gentili describieron el servicio fúnebre de la semana pasada como “histórico” y “emblemático”. Los organizadores del evento afirmaron que Gentili fue la primera persona trans en ser honrada con un funeral en la catedral. Los asistentes llegaron vestidos con atuendos llamativos, incluyendo vestidos rojos adornados con plumas, medias de red y velos de encaje. Durante la celebración, la comunidad expresó sus deseos de protección divina para las personas trans en cuanto a acceso a atención médica y vivienda. Durante un momento emotivo de la ceremonia, Gentili, quien alguna vez fue trabajadora sexual, fue recordada con el apodo de “Santa Cecilia, Madre de todas las trabajadoras sexuales”.

Sin embargo, luego de que los videos del funeral y los informes de noticias se difundieran, algunos líderes católicos destacados y grupos conservadores respondieron violentamente. Un alto funcionario de la Catedral de San Patricio, que es la sede de la Arquidiócesis de Nueva York, declaró después del evento fue engañado para que el servicio se llevara a cabo en ese lugar.

El activismo de Gentili

Nació en la ciudad de Gálvez, Santa Fe, donde entre los 6 y los 10 años fue abusada sexualmente por un vecino. Se declaró homosexual a los 12 años; fue en la universidad de Rosario donde conoció por primera vez a una persona trans y empezó a identificarse como transgénero.

La activista se trasladó a los 26 años a Nueva York, donde cofundó la organización DecrimNY, que logró despenalizar el trabajo sexual y derogar una ley que penalizaba el vagabundeo con fines de prostitución que los críticos habían denunciado durante mucho tiempo como una herramienta para atacar a las personas transgénero únicamente en base a su apariencia.

Asimismo, tuvo cargos destacados en organizaciones sin fines de lucro como LGBTQ GMHC y APICHA, que trabajaban en la prevención del VIH. También cofundó una clínica gratuita para trabajadores sexuales y fundó Trans Equity Consulting en 2019.

Los mensajes de organizaciones defensoras de los derechos del colectivo LGBTQ+ se multiplicaron por la muerte de este “icono del movimiento trans”, como la definió la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, en su cuenta de X. “Como artista y firme activista del movimiento de los derechos de los trans, ayudó a innumerables personas a encontrar amor, alegría y aceptación”, escribió Hochul.

El departamento de Salud de Nueva York también resaltó que la activista fue una “aguerrida defensora de las comunidades trans y queer y de toda la gente marginada”.

Vuelco artístico

En los últimos años, Gentili había ampliado su trabajo al mundo de las artes ya que decidió publicar sus memorias de 2022 titulada: “Faltas: Letters to Everyone in My Hometown Who Isn’t My Rapist” (“Faltas: Cartas a todos los de mi ciudad natal que no son mis violadores”) y por ello ganó el premio Stonewall Book.

Recientemente había estrenado el unitario “Red Ink” (“Tinta roja”) en un teatro de Broadway, centro de la actividad teatral y musical de Manhattan.

También hizo cameos en la serie de FX “Pose”, que narraba la escena de los salones de baile de Nueva York en los años ‘80.

Agencia AFP