Argentina se enfrenta con Bahamas con la necesidad de no poner en riesgo el pasaje al Mundial 2023
MAR DEL PLATA.- Estaba dentro de los planes, pero la sensación de haber estado lejos de inquietar a su rival dejó un sabor extraño en la boca. Se advierte aquí, en el búnker de la selección de la Argentina de básquetbol en esta ciudad. Hace unos días tuvo un golpe de realidad en su excursión por Victoria, en Canadá, y en el semblante de los jugadores que pasan por el lobby del hotel Sheraton se advierte que está en la antesala de una empresa que para cualquiera puede lucir accesible, pero que encierra demasiados interrogantes y tiene mucho en juego de cara a la clasificación a la Copa del Mundo de Japón, Indonesia y Filipinas de 2023. El choque de este lunes, desde las 21.40, frente a Bahamas obliga al conjunto de Che García a dar señales alentadoras para no sentir que el acceso a la cita mundialista puede entrar en zona de riesgo.
Desde el desembarco de García en la conducción, se buscó recuperar parte de la mística que llevó al equipo al subcampeonato del mundo en China 2019. Mostró algunas buenas intenciones en la ventana anterior, las victorias ante Venezuela y Panamá, ambas de visitante, permitieron ver algunas señales. Sin embargo, la diferencia que mostró Canadá, con varios jugadores de la NBA, expusieron como nunca al equipo argentino. Y en la intimidad, los jugadores lo sienten.
Incluso, los propios protagonistas advirtieron que estuvieron lejos de poder sostenerle la mirada al seleccionado canadiense: “Ellos tienen jugadores muy buenos, muy inteligentes. Creo que dominaron el juego por completo”, dijo el técnico de la Argentina. No se trató sólo de esa mirada, sino que uno de los referentes, Carlos Delfino, fue muy claro en su mensaje: “Ellos (por Canadá) fueron más rápidos y son más grandes que nosotros y lo hicieron notar en la cancha. Debemos levantar la cabeza, continuar trabajando y pensar en el próximo desafío que tenemos con Bahamas”.
La urgencia por ganar este lunes no sólo obedece a querer mostrar otra versión del equipo, que está prácticamente completo (el único jugador de la base del grupo subcampeón del mundo que no está en esta convocatoria es Luca Vildoza, que recibió el permiso de continuar sus entrenamientos con Milwaukee Bucks), sino que también necesita sumar para no quedar tan incómodo de cara a las ventanas de noviembre y febrero, en las que deberá enfrentarse con República Dominicana, en el Palacio de los Deportes, en Santo Domingo (10 de noviembre), ante Bahamas, en el Sir Kendal Isaac, de Nassau (13 de noviembre), y nuevamente ante Canadá y República Dominicana, ambos como local (23 y 27 de febrero, respectivamente).
Lo más inquietante es que esos cuatro juegos serán sin Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola, Gabriel Deck, Leandro Bolmaro y Luca Vildoza, ya que actúan en la NBA y en clubes de Europa que participan de la Euroliga. Y para entender el peso de estas ausencias, sólo hace falta repasar el último juego de Canadá: entre Campazzo, Laprovittola, Deck y Bolmaro, anotaron 68 de los 87 puntos que anotó la Argentina.
Por eso cada detalle que pueda ajustar la Argentina para este duelo con Bahamas puede resultar determinante. El equipo argentino todavía está buscando las herramientas para suplir el retiro de Luis Scola, una misión imposible. Pero algo más sencillo que debe lograr es comprender es que hay determinados comportamientos del equipo colectivamente que no se puede permitir: 15 pérdidas de balón ante Canadá que le costaron 20 puntos en contra, una situación que no está a la altura de un equipo que quiera ser parte de la elite mundial.
Se anima con alguna broma de Campazzo al pasar por el hall central del Sheraton, se suman a las risas Garino y Delfino. Sueltan una pequeña risa Deck, entra Laprovittola en escena, camina a paso apurado Che García. Nada de histerias frente a una cita vital, mucha concentración y trabajo para un futuro incierto. El seleccionado sólo se enfoca en recuperar las buenas sensaciones.