El arco de La Villita en Chicago será declarado sitio histórico

El emblemático arco de La Villita que da la bienvenida a los visitantes al bullicioso distrito comercial de 26th St. y actúa como un símbolo importante para la comunidad de inmigrantes mexicanos de Chicago se encuentra en la cúspide del estatus histórico luego de una votación de los concejales el martes.

El Comité de Zonificación del Concejo Municipal aprobó la designación histórica y la sometió a la aprobación del pleno del concejo el miércoles.

El concejal George Cardenas (D-12) dijo que espera que la designación del arco de dos pisos que atraviesa 26th St al este de Kedzie Ave. facilitará la obtención de fondos para protegerlo y repararlo.

El arco presenta una rejilla de hierro forjado con una pancarta de metal que dice “Bienvenidos a Little Village”. Alberga un reloj mecánico.

Hablando ante el Comité de Zonificación el martes, Cárdenas dijo que ya era hora de que la ciudad “reconociera finalmente las contribuciones de artistas y arquitectos fenomenales” como el difunto arquitecto nacido en México, Adrían Lozano, quien diseñó el arco, construido en 1990.

Y el concejal Michael Rodríguez (D-22), que representa gran parte del vecindario de La Villita, dijo que el arco es una especie de faro para los mexicoamericanos de todo el Medio Oeste que vienen al área a comprar, trabajar y vivir.

Rodríguez también se refirió a la reciente muerte a tiros de Melissa Ortega, de 8 años, quien fue abatida el sábado por una bala perdida mientras caminaba con su madre sobre 26th St., unas ocho cuadras al oeste del arco. La Villita ha sufrido por la violencia y por el impacto del coronavirus, dijo Rodríguez.

“Pero para arrojar una luz positiva sobre nuestro vecindario, y observar y desarrollar esas fortalezas para abordar algunos de esos problemas, parte de lo cual es reconocer el tesoro arquitectónico y el impacto económico que tiene 26th St. con el tesoro arquitectónico que representa el arco”, dijo Rodríguez.

jebyrne@chicagotribune.com

Twitter @_johnbyrne

  • Este texto fue traducido por Octavio López/TCA