Los animales de granja se transportan por todo el país, al igual que sus patógenos

Se carga ganado en un camión para transportarlo desde una unidad de engorde en Hereford, Texas, el 20 de septiembre de 2020. (George Steinmetz/The New York Times)
Se carga ganado en un camión para transportarlo desde una unidad de engorde en Hereford, Texas, el 20 de septiembre de 2020. (George Steinmetz/The New York Times)

El virus de la gripe aviar que se está propagando entre las vacas lecheras estadounidenses es probable que se pueda rastrear a un único episodio de contagio. Los científicos creen que, a finales del año pasado, el virus pasó de las aves silvestres al ganado vacuno en el Mango de Texas. Para esta primavera, el virus, conocido como H5N1, había viajado cientos de kilómetros o más, para aparecer en granjas de Idaho, Carolina del Norte y Míchigan.

El virus no recorrió esas distancias por sí solo. Más bien, viajó gratis sobre sus huéspedes, las vacas, y se desplazó a nuevos estados conforme el ganado era transportado desde el epicentro del brote a las granjas de todo el país.

El transporte de animales vivos es esencial para la ganadería industrial, la cual se ha vuelto cada vez más especializada. Muchas instalaciones se enfocan en un solo paso del proceso de producción —por ejemplo, la producción de nuevas crías o el engorde de adultos para su sacrificio— y luego los animales son despachados.

La cantidad exacta de pollos, vacas y cerdos que se transportan en camiones, barcos, aviones y trenes dentro de Estados Unidos es difícil de precisar porque no hay un sistema nacional universal de seguimiento de sus movimientos.

Sin embargo, estimados de fuentes oficiales y de defensores de los animales ofrecen una idea de la escala: en 2022, unos 21 millones de reses y 62 millones de cerdos fueron enviados a los estados para su cría o alimentación, según el Departamento de Agricultura (USDA, por su sigla en inglés); estas cifras no incluyen las aves de corral, los desplazamientos dentro del mismo estado ni los viajes al matadero. Ese mismo año, más de 500.000 terneras lecheras jóvenes, algunas de apenas unos días de edad, fueron enviadas desde tan solo seis estados, según el Instituto de Bienestar Animal, un grupo sin fines de lucro. Algunas viajaron más de 2400 kilómetros.

“El desplazamiento puede contribuir al transporte de patógenos a larga distancia y complicar los brotes y su manejo”, afirmó Colleen Webb, experta en epidemiología ganadera de la Universidad Estatal de Colorado.

Es difícil de precisar la cantidad exacta de pollos, vacas y cerdos que se transportan en camiones, barcos, aviones y trenes dentro de Estados Unidos porque no existe un sistema nacional de monitoreo del traslado del ganado. (Rory Doyle/The New York Times)
Es difícil de precisar la cantidad exacta de pollos, vacas y cerdos que se transportan en camiones, barcos, aviones y trenes dentro de Estados Unidos porque no existe un sistema nacional de monitoreo del traslado del ganado. (Rory Doyle/The New York Times)

Muchos patógenos del ganado, incluida la gripe aviar, son zoonóticos, es decir que pueden pasar de los animales a las personas. Los brotes ganaderos de mayor envergadura y duración pueden aumentar las probabilidades de que las personas entren en contacto con animales infectados o productos alimenticios contaminados y crear más oportunidades para que los patógenos evolucionen.

Desde marzo, la gripe aviar se ha confirmado en 51 rebaños lecheros de nueve estados y ha infectado al menos a un trabajador del sector. El mes pasado, en una iniciativa por frenar el brote, el USDA empezó a obligar a que se realicen pruebas de influenza A a las vacas lactantes que cruzan las fronteras estatales.

“Pero esto solo es abordar una pequeña parte del problema”, mencionó Ann Linder, subdirectora del programa de derecho y política animal de la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard.

Según los expertos, Estados Unidos impone pocas restricciones al transporte de animales de granja, lo cual representa una amenaza para la salud animal y humana que a menudo se pasa por alto. El traslado de ganado constituye lo que Linder llamó “una mezcla perfecta de factores que pueden facilitar la transmisión de enfermedades”.

Fiebre del transporte

Cada paso del proceso de transporte ofrece oportunidades para la propagación de patógenos.

Los camiones y los centros de almacenamiento pueden meter a animales de varias granjas en espacios pequeños y mal ventilados. En un estudio aleatorizado, los investigadores descubrieron que el 12 por ciento de los pollos sacrificados en granjas albergaban la bacteria Campylobacter, una causa común de intoxicación alimentaria. Después de ser transportadas, se encontró la bacteria en el 56 por ciento de las aves.

Las condiciones de transporte también llegan a cobrar factura a nivel físico. Según expertos, los animales a veces están sometidos a calor y frío extremos, son trasladados cientos de kilómetros sin descanso y están privados de alimentos, agua y atención veterinaria. Casi no hay datos sobre cuántos enferman o mueren en los viajes.

Estas condiciones estresantes “ponen en peligro la salud y el bienestar de los animales y debilitan su sistema inmunitario, lo cual obviamente aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades”, comentó Ben Williamson, de Compassion in World Farming, una organización sin fines de lucro dedicada al bienestar de los animales.

Varios estudios sugieren que el transporte puede suprimir el sistema inmunitario de las vacas y las vuelve vulnerables a una enfermedad respiratoria bovina, a menudo conocida como “fiebre del transporte”.

Mientras viajan, los animales de granja también pueden dejar patógenos a su paso. En un estudio, los científicos descubrieron que las bacterias causantes de enfermedades, incluidas algunas resistentes a los antibióticos, salían volando de los camiones de las aves de corral en movimiento y llegaban a los autos que iban detrás. Los camiones simplemente “diseminaban estas bacterias resistentes a los antibióticos”, afirmó Ana Rule, experta en bioaerosoles de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins y una autora del estudio.

Los vehículos de transporte contaminados también han sido notorios por propagar patógenos mucho después de que los animales infectados desembarcan y pueden estar involucrados en el brote en las vacas lecheras, según las autoridades.

Los animales infectados pueden desencadenar brotes en sus destinos, incluidas las subastas de ganado, que a menudo atraen a animales demasiado viejos, enfermos o pequeños para el suministro comercial de alimentos. Estas subastas “serían un muy buen sitio para que el virus H5N1 pase del ganado vacuno al porcino”, afirmó Linder.

Diferencias y vacíos legales

El Departamento de Agricultura tiene la autoridad para restringir el movimiento interestatal de ganado, pero en la práctica hay pocas barreras para el transporte que atraviesa el país. “Creo que, en su mayor parte, el USDA quiere que el viaje del ciclo de vida sea lo más fluido posible”, comentó Linder.

Conforme una ley federal aprobada por primera vez en 1873, el ganado que se transporta más de 28 horas consecutivas debe ser descargado al menos 5 horas para alimentarse, beber agua y descansar. Sin embargo, hay críticas hacia esta ley de 150 años de antigüedad pues se le considera más laxa que las normativas de otros países similares y casi no se aplica. En los últimos 15 años, el Instituto de Bienestar Animal descubrió tan solo doce investigaciones federales de posibles infracciones.

La ley también exime los envíos por agua o aire. Compassion in World Farming ha documentado el uso de “contenedorres” que transportan terneros desde Hawái al territorio continental de Estados Unidos, en viajes en barco que pueden durar cinco días o más.

El ganado que viaja de un estado a otro debe llevar un certificado de inspección veterinaria, expedido por el departamento de agricultura del estado o por un veterinario autorizado, quien declare que los animales están sanos. No obstante, esas inspecciones visuales no detectarían animales infectados pero asintomáticos y es probable que esto haya influido en la propagación de la gripe aviar a nuevos rebaños lecheros.

Muchos países europeos ahora cuentan con sistemas obligatorios de identificación y monitoreo del ganado, los cuales registran los movimientos de cada animal a lo largo de toda su vida. “Es algo evidente en el mundo moderno, donde estamos tan conectados”, opinó Dirk Pfeiffer, investigador de salud pública veterinaria de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.

Aunque un puñado de estados, entre ellos Míchigan, han creado sistemas similares, no existe ninguno a escala nacional. Un vocero del USDA defendió el sistema estadounidense en un correo electrónico, en el que señaló que la industria ganadera de Estados Unidos es mucho más grande que la de cualquier nación europea.

Según científicos, un sistema nacional de monitoreo pudo haber permitido que las autoridades siguieran rápidamente los traslados de las vacas lecheras infectadas con la gripe aviar, identificar las granjas afectadas y, tal vez, contener el brote.

“Mientras más rápido se tengan los datos sobre dónde pueden estar los animales infecciosos, más rápido se ponen en marcha los controles”, comentó Webb. “Cuando se intenta controlar un brote, en verdad es una carrera contrarreloj”.

Los defensores del bienestar de los animales instan a que se apruebe una nueva normativa sobre el transporte del ganado. Un proyecto de ley, que propuso Cory Booker, senador demócrata de Nueva Jersey, reduciría la ley de 28 horas a 8 horas y exigiría un registro más estricto. La representante Dina Titus, demócrata de Nevada, planea presentar otro proyecto de ley que refuerce la aplicación de la ley y exija el cumplimiento de las normas internacionales de transporte.

“Los consumidores y los estadounidenses deberían preocuparse por la forma en que se transporta a los animales de granja porque son seres sensibles, capaces de sufrir”, afirmó Dena Jones, del Instituto del Bienestar Animal. “Pero también porque su bienestar impacta en la seguridad de nuestros alimentos y nuestra salud”.

c.2024 The New York Times Company