Yahoo Noticias ANÁLISIS | Por qué los generales ucranianos pueden haber apostado por una incursión en Rusia
(CNN) -- Kyiv necesitaba una victoria, pero no una apuesta.
La decisión de Ucrania de enviar una gran cantidad de sus escasos recursos militares a Rusia a través de la frontera, en busca de titulares pero, hasta ahora, de un objetivo estratégico poco claro, marca un momento de desesperación o de inspiración para Ucrania. Y tal vez anuncie una nueva fase de la guerra.
No porque las incursiones ucranianas en Rusia sean algo nuevo: llevan más de un año produciéndose, en su mayoría por parte de ciudadanos rusos que luchan por Ucrania con la evidente ayuda militar ucraniana, pero sin ningún papel público oficial.
La novedad radica en que, al menos según Rusia, se trata del ejército ucraniano regular montando un ataque contra Rusia, y de una rara jugada de dados por parte de una cúpula ucraniana cuyos movimientos han sido criticados sobre todo en los últimos 18 meses por ser demasiado lentos y conservadores.
El martes, Kyiv tomó recursos muy necesarios y nuevas fuerzas y las lanzó bien dentro de Rusia. El efecto inmediato satisfizo dos necesidades: un titular que implicaba la vergüenza rusa y el avance ucraniano, y otro que las fuerzas de Moscú se dispersaran para reforzar sus fronteras. Tras semanas de malas noticias para Kyiv, en las que las fuerzas rusas han avanzado lenta pero inexorablemente hacia los centros militares ucranianos de Pokrovsk y Sloviansk, Moscú se ha visto obligado a apresurarse para reforzar su línea de frente más esencial: su propia frontera.
Pero incluso cuando Kyiv se negó a decir nada el miércoles sobre lo que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, había calificado de "gran provocación", algunos observadores ucranianos cuestionaron abiertamente la sensatez de esta apuesta.
Puede que haya una estrategia más amplia en juego. Sudzha, ahora al menos parcialmente bajo control ucraniano, está junto a una terminal de gas rusa, justo en la frontera, que es clave para el suministro de gas de Rusia, a través de Ucrania, a Europa. Se dice que ese acuerdo finalizará en enero, y esto puede ser un intento de reducir una lucrativa fuente de financiación para Moscú que ha enfurecido a Kyiv desde que comenzó la invasión a gran escala de Rusia en 2022. (Hasta el jueves, no había indicios públicos de que el suministro de gas se viera afectado).
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Sin embargo, hasta que se conozca la importancia de esta incursión, sigue habiendo un gran interrogante sobre los objetivos estratégicos de Oleksandr Syrskyi, el relativamente nuevo comandante de las fuerzas ucranianas. Recientemente se han hecho públicas algunas divisiones en su mando, en las que los subordinados más jóvenes cuestionan la voluntad de Syrskyi de soportar bajas significativas en batallas de desgaste en primera línea, en las que suele imponerse la superioridad rusa.
Es una mentalidad soviética, y Syrskyi pertenece a esa época. Pero los que mueren o regresan a casa amputados suelen pertenecer a una generación más joven que valora la destreza y la astucia quizá más que la persistencia bruta.
Oleksandr Syrskyi, comandante de las Fuerzas Terrestres Ucranianas, en una imagen del 2 de julio de 2023 en Donetsk Oblast, Ucrania. Crédito: Yuriy Mate/Global Images Ucrania/Getty Images
Durante meses, Ucrania se ha destacado por atacar -a menudo con lo que parece ser ayuda occidental- la infraestructura interna de Rusia, destruyendo pistas de aterrizaje, bases navales y terminales petroleras en un intento de causar daños a largo plazo a la economía y la maquinaria bélica de Moscú. Pero esto es diferente: está enviando una gran fuerza terrestre hacia territorio enemigo, donde las líneas de suministro ucranianas son más precarias y los objetivos son, por definición, más difíciles de alcanzar.
El movimiento se produce en un momento en que el esfuerzo ucraniano ha comenzado a ver un beneficio concreto de las armas occidentales que finalmente llegan a Ucrania.
Los cazas F-16 son nuevos en el frente, pero en los próximos meses podrían hacer mella en la fulminante supremacía aérea rusa. Eso podría significar que menos bombas planeadoras alcanzarían a las fuerzas ucranianas en primera línea y menos misiles aterrorizarían a las comunidades urbanas de Ucrania. Según algunos informes, la munición sigue siendo un problema para Kyiv, pero seguramente los suministros occidentales acabarán por subsanar esa carencia.
Entonces, ¿por qué esta jugada de alto riesgo ahora? Si miramos más allá del ciclo inmediato de noticias positivas para el presidente Volodymyr Zelensky, surgen otros objetivos. Por primera vez en la guerra, se ha empezado a hablar de conversaciones. Rusia podría ser invitada a asistir a la próxima conferencia de paz que celebren Ucrania y sus aliados. La proporción de ucranianos que aprueban las negociaciones, aunque minoritaria, crece marginalmente. Y la posibilidad de una presidencia de Trump se cierne sobre Kyiv.
Es posible que la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris mantenga la misma firmeza que el presidente Joe Biden respecto a Ucrania. Pero es importante recordar que la política exterior occidental es una bestia voluble y fácil de agotar. El persistente respaldo de la OTAN a Ucrania es un caso atípico. Y a medida que la guerra se acerca a su cuarto año, las preguntas sobre cómo terminará se harán más fuertes.
Se aprecian cazas F-16 ucranianos en el aire durante la celebración del Día de las Fuerzas Aéreas Ucranianas, en un lugar no revelado de Ucrania, el 4 de agosto de 2024. Crédito: Valentyn Ogirenko/Reuters
¿Tiene algún mérito real que Ucrania luche y muera sin perspectivas reales de recuperar el territorio ocupado por Moscú? ¿Desea Rusia un avance indefinido, en el que pierde miles de efectivos por el avance de cientos de metros, y ve cómo su capacidad militar más amplia se desgasta lentamente por los ataques ucranianos de mayor alcance?
Con la perspectiva de una solución negociada ahora menos lejana, ambas partes se esforzarán por mejorar su posición en el campo de batalla antes de sentarse a la mesa. No está claro si el avance ucraniano en Kursk está motivado por eso, o si es un simple movimiento para infligir daño donde el enemigo es débil.
Pero supone una apuesta poco habitual y sustancial con los limitados recursos de Kyiv, y puede anunciar la creencia de los ucranianos de que se avecinan grandes cambios.
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