Yahoo Noticias AMLO y su sucesor en 2024: ¿simulación o cambio histórico en el relevo de poder en México?
La sucesión presidencial adelantada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) continúa. Su partido Morena y sus designados para sustituirlo se reunieron para “acordar” las reglas que previamente les había dictado. No movieron ni una coma. Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal aceptaron el método con el que Morena dice que terminó el dedazo.
Los cuatro aspirantes al supremo poder estuvieron de acuerdo en dejar su cargo en el gabinete presidencial. Es el caso de Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. Pedirán licencia a sus puestos de elección popular Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal. Asimismo, aceptaron privilegiar el contacto con la gente y realizar asambleas informativas en su promoción, no emplear recursos públicos, privados o de origen ilícito, se comportarán de manera austera en sus gastos publicitarios, no llevarán a cabo debates, polémicas ni campañas de desprestigio entre ellos y por último evitarán el contacto con los medios “reaccionarios o conservadores”.
Una vez que aceptaron las reglas que normaran su conducta, como fórmula para garantizar la “unidad” al interior de Morena, pactaron realizar una encuesta del 28 de agosto al 3 de septiembre, misma que en paralelo será comprobada en sus resultados por otras cuatro encuestas “espejo”, una por cada candidato. El resultado final será divulgado el 6 de septiembre y el ganador será nombrado “Coordinador de Defensa de la Transformación”, giro utilizado para darle “vuelta” a la ley electoral y “evadir” los múltiples actos anticipados de campaña en los que incurrirán.
La omisión de los debates entre los aspirantes es negar a los posibles electores, la oportunidad de conocer la forma de pensar de los candidatos, cuando se encuentren bajo presión, para resolver los problemas del país. Muchos recordarán la forma en la que gobernaron sus estados, pero ese será un recuerdo local que en nada se parece a la realidad de la Nación.
El efecto de haber adelantado la sucesión presidencial implica la violación de las reglas y los tiempos previstos en el artículo 226 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales que establece que los procesos internos de selección de candidatos y candidatas iniciará en noviembre del año previo a las elecciones. Lo que indica que, para cuando llegue el tiempo legal, el candidato de Morena habrá promovido su imagen por más de dos años, significa gran ventaja sobre los candidatos de los partidos de oposición.
En su discurso López Obrador insiste en que ya no habrá “dedazo”, ahora será el pueblo el que elija al candidato de Morena, afirma que terminó la era del “tapado” y el ganador de la encuesta será su relevo. A pesar de sus palabras y su repetición a cargo de sus incondicionales, incluyendo los cuatro aspirantes, vienen a la memoria diferentes escenarios que en el pasado puso en práctica el PRI para “depurar” la lista de los aspirantes al poder.
Antes, como ahora, se filtraron los nombres desde presidencia, se desataba el rumor sobre el “tapado”, se planteaba su perfil, los problemas nacionales servían para mencionar al más apto para resolverlos, se argumentaba la cercanía al presidente, el partido organizaba alguna “pasarela” con los posibles sucesores, lo mismo hacían los empresarios, hasta que un día inesperado el pueblo, representado por los sectores obrero, campesino y popular del PRI “destapaban” a quien sería su candidato.
En el pasado cada presidente manipuló y decidió la modalidad de la sucesión que le correspondió ejecutar, así fue antes y así es ahora. La diferencia radica en que en esta ocasión López Obrador dice públicamente que no hace lo que todos vemos que está haciendo. Desde hace muchos meses puso en operación su modelo de sucesión, designó a sus incondicionales y erosionó políticamente el papel del INE en el proceso que, en su personal percepción, es solo de él.
Su dedito será el gran elector. La encuesta tiene la doble función de “legitimar” el discurso de que el pueblo “designó” al candidato, disfrazado de “Coordinador de Defensa de la Transformación” y para descalificar al inconforme con los resultados del sondeo de opinión.
La metodología de una encuesta nacional, dependiendo del tamaño de la muestra, puede ser tan compleja que su compresión podría ser inaccesible para los no expertos en el tema, es decir, la casi totalidad de los mexicanos. Significa que la aceptación o rechazo de los resultados dependerá de la palabra y credibilidad de quien los haga públicos el 6 de septiembre, al día siguiente, posiblemente en la mañanera, será la oportunidad para que López Obrador felicite al favorecido por el “pueblo bueno y sabio”.
Los no elegidos podrán ejercer su derecho al “pataleo” entre el 3 y el 6 de septiembre. Será cuando les den a escoger su próximo nombramiento o la aplicación en su contra de la fuerza del Estado” y afrontar una campaña de desprestigio en la que lo menos que le dirán será traidor.
Esas son las reglas del juego no escritas, están latentes, pero se pueden escuchar en cada mañanera, gracias al estilo personal de gobernar de Ya Sabes Quien.
Para los cuatro es la oportunidad para disputar el poder. En su conciencia y astucia evaluarán si respetan las reglas que les impusieron o se van por la libre. El que no arriesga no cruza el rio.
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