Amberes, la mítica ciudad flamenca de los diamantes

Llegué a Amberes, la mítica ciudad flamenca de los talladores y vendedores de diamantes, en tren desde Bruselas. El río Escalda, que nace en Francia y desemboca en los Países Bajos, es navegable e hizo que la ciudad se convirtiera en el segundo puerto de Europa. En el siglo XV era el centro económico y comercial de todo el continente, por donde pasan sedas, diamantes, cristales y otras riquezas. Pero Felipe II de España lanzó en 1776 la guerra contra los protestantes y cerró el puerto. La ciudad se empobreció y Ámsterdam, a donde se marcharon los fugitivos, resultó la gran beneficiada.

El Ayuntamiento de Amberes data del siglo XVI y la fuente monumental de Silvio Brabo, un soldado romano que da nombre, según la leyenda, a la ciudad.
El Ayuntamiento de Amberes data del siglo XVI y la fuente monumental de Silvio Brabo, un soldado romano que da nombre, según la leyenda, a la ciudad.

En 1803, Napoleón describió a Amberes como el pueblo provinciano más depauperado que había visitado. Decidió entonces reconstruir los muelles y ampliar el puerto. Se volvió a dinamizar entonces la vida cultural y económica, hasta recibir las Olimpiadas de 1920 y dos Exposiciones Universales. Hoy en día, 180 millones de toneladas de mercancías transitan por su puerto, el más importante de Europa después del de Rotterdam.

El castillo Steen (“roca” en flamenco), origen del castro medieval del siglo IX y de sus murallas defensivas, construido tras las primeras incursiones vikingas.
El castillo Steen (“roca” en flamenco), origen del castro medieval del siglo IX y de sus murallas defensivas, construido tras las primeras incursiones vikingas.

La ventaja de llegar en tren es que se puede ver inmediatamente su esplendor a través de la Estación Central, construida entre 1895 y 1905 por el arquitecto belga Louis Le Censerie en un estilo neobarroco modernizado gracias a la utilización del hierro y el vidrio. La gente cree que se trata de una catedral y es por eso que se le conoce como “Catedral de los rieles”. A la derecha, saliendo del edificio, se encuentra el Zoológico más antiguo del mundo, fundado en 1843, en donde pueden verse animales en vías de extinción como el okapi y el pavo real del Congo. El templo de las jirafas, por ejemplo, fue construido hace 150 años.

De la estación parte la amplia avenida De Keyserlei y a un lado de ésta, bordeando las líneas del ferrocarril, la mayor concentración de joyerías, especializadas en diamantes y atendidas por judíos ortodoxos, indios, libaneses y armenios. El diamante se convierte en la piedra más cara gracias a que en la Edad Media se pensaba que protegía contra la peste. Desde entonces, Amberes y diamantes han permanecido indisociables durante siglos. El Diamantmuseum, el museo más grande del mundo sobre esta piedra preciosa se encuentra a un lado de la gran plaza Astrid.

El palacete de Rockox, un humanista y mecenas, amigo y protector de Rubens, quien había sido nueve veces burgomaestre y cuya noble residencia ha sido convertida en museo.
El palacete de Rockox, un humanista y mecenas, amigo y protector de Rubens, quien había sido nueve veces burgomaestre y cuya noble residencia ha sido convertida en museo.

La gran avenida De Keyserlei desemboca en la arteria comercial Meir. Son las ramblas amberinas que conducen hasta la Catedral. En el camino, en la plaza Wapper, se encuentra una de las mayores atracciones: la casa de Rubens, un palacete comprado por el maestro e Isabel Brant, su primera esposa, en 1610, tras su regreso de Italia. La casona fue ampliamente remodelada por el propio pintor, quien le añadió un museo semicircular para su colección de estatuas, un taller, un pórtico con arco de triunfo, jardines y pabellón. La casa tiene aires de palacio italiano y en ella Rubens vivió y trabajó hasta su muerte en 1640. Además de obras maestras pintadas por el genio de la pintura flamenca, pueden verse cuadros de Jan I Brueghel, Tiziano, van Dyck, Jordaens o Snijders de su colección personal.

La antigua Bolsa de Comercio (Handelsbeurs), un edificio con influencias góticas y renacentistas que data del siglo XVI, pero que fue reconstruido después del incendio de 1858.
La antigua Bolsa de Comercio (Handelsbeurs), un edificio con influencias góticas y renacentistas que data del siglo XVI, pero que fue reconstruido después del incendio de 1858.

Vale la pena llegarse hasta la antigua Bolsa (Handelsbeurs), un edificio con influencias góticas y renacentistas que data del siglo XVI, pero que fue reconstruido después del incendio de 1858. Aun así, es una de las construcciones más impresionantes de Amberes, por la elegancia de su patio con guiños al arte mudéjar y porque se ha convertido en ágora de conciertos, además de restaurante y hotel cinco estrellas.

Y en las inmediaciones puede visitarse la iglesia San Carlos Borromeo, una de los templos católicos más bellos del barroco, construida por los jesuitas en 1615, de blanco inmaculado con elegantes arcos, motivos dorados, hermosa logia y pinturas religiosas de Rubens decorando la capilla de María. En frente, la vieja biblioteca pública añade un innegable carácter romántico a la plaza Conscience en donde se encuentran ambas edificaciones.

Por último, en ese mismo perímetro, se encuentra el palacete de Rockox, un humanista y mecenas, amigo y protector de Rubens, quien había sido nueve veces burgomaestre y cuya noble residencia ha sido convertida en museo. En su interior, una admirable Virgen y el Niño de Rubens, así como obras de Quentin Metsys, van Dyck, Teniers, Brueghel el Joven, entre otros grandes de la pintura flamenca. Además del mobiliario de la época y objetos que formaban parte del entorno de este gran coleccionista.

Llegamos a la plaza más espectacular de todas, la Grote Markt, rodeada de casas gremiales, de altas y estrechas fachadas dado que el precio del suelo era muy elevado. Allí está el Ayuntamiento del siglo XVI y la fuente monumental de Silvio Brabo, un soldado romano que da nombre, según la leyenda, a la ciudad. En flamenco “Antwerpen” es el nombre de Amberes (ant significa “mano” y werpen “lanzar”). Se dice que un gigante vivía en el río Escalda y le cortaba la mano a los capitanes de navíos que no pagaban el peaje. Un día, Silvio se cansó de esta situación y se enfrentó al gigante, cortándole también su mano y lanzándola al río.

Al final de uno de los callejones que salen de la plaza, encontramos la gran catedral u Onze-Lieve-Vrouwekathedraal, el mayor edificio gótico de los Países Bajos, construido entre 1352 y 1521, con un carillón de 47 campanas. En su interior, numerosos lienzos de Rubens y admirables retablos. Delante del edificio, el llamado pozo de Quentin Metsys, cuyas rejas realizó el pintor, descendiente de una vieja familia de herreros de Lovaina (Louvain).

Llegamos al río y, en su orilla, el castillo Steen (“roca” en flamenco), origen del castro medieval del siglo IX y de sus murallas defensivas, construido tras las primeras incursiones vikingas. En esa época era la prisión de la ciudad, y el crucifijo de la entrada permitía a los reos decir sus últimos rezos. La fortaleza actual data de 1220 y Carlos V lo amplió y reforzó en el siglo XVI. Es uno de los paseos preferidos de los habitantes.

En cuanto a las especialidades gastronómicas, las galletitas de mantequilla y chocolate rellenas de mazapán, la tarta amberina a base de almendras y mermelada de albaricoque y los panes secos rellenos de pasas, así como las cervezas color ámbar o rubias, forman parte de las especialidades de la ciudad.

William Navarrete es escritor franco-cubano establecido en París.