Alta fidelidad. Al gran sample argentino salud

Las declaraciones de un artista de free-style (estilo derivado del rap) llamado Trueno acerca de que el trap era el "nuevo rock and roll" clavaron semanas atrás una puñalada en el corazón medio del rocker argentino medio que sostiene al soundtrack de la contracultura (que se estiró hasta el regreso de la democracia) como el estilo auténtico por excelencia dentro la música pop. Por obvias razones generacionales, y cierto agotamiento de la forma, el rock en Argentina ha dejado de tener ese lugar hace tiempo y, como el tango antes, vive en buena parte de sus memorias. Es por eso, por ejemplo, que la circulación de una entrevista ligeramente incisiva a Spinetta en La Noticia Rebelde (con Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya del otro lado de la mesa) levantó una exagerada urticaria. Como si al neo surrealista de Bajo Belgrano hubiera que contemplarlo en el bronce, boca chiussa. Lo mejor que se puede hacer con Spinetta, o cualquier otro pionero, es usarlo, escucharlo y resignificarlo (eso es mejor que proponerlo para un billete de 500 pesos como quería el pintor Daniel Santoro). Y eso es lo que pasó a principios de 2020 cuando nos despertamos escuchando un sample (el uso de un fragmento musical en otra composición vía collage digital) de "Amame petiribí" de Pescado Rabioso en "Stepdad", otra pieza de crueldad autobiográfica de Eminem en su último álbum "Music to be murdered by". Eminem puede seguir sin saber quien es Spinetta pero el temprano rock argentino, una maravilla de culto, había penetrado el universo sonoro del hip hop, que es la cultura que define este tiempo ya en lo visual como en lo sonoro. Es curioso: el descubrimiento del catálogo del rock argentino como biblioteca de samples del hip hop (que fue del jazz al heavy metal) central, el que se hace en Estados Unidos, crece mientras acá se discute al trap como recambio del rock en la cultura joven. En marzo, apareció la voz de Litto Nebbia circa "El bazar de los milagros" (1976) en la base de "The neverending story" del rapper Jay Eletrónica y ahora le tocó a Charly García cuyo "Tango en segunda" (1975) forma parte de la base de "Whole world" de Earl Sweatshirt en un loop opiáceo. Detrás de todos estos sampleos aparece un productor conocido como The Alchemist (el alquimista) quien salió en busca de vinilos vintage cuando visitó Buenos Aires con Eminem para el festival Lollapalooza de 2016.

******

El sampleo, aunque no en la forma del cut & paste digital, de la cultura argentina tuvo otro episodio notorio este año con el boom de Parasite, la película coreana que parece neorrealismo italiano adaptado a la idiosincracia oriental. En su trama se revelaba un notorio parecido con Rabia, la novela de Sergio Bizzio que lleva diez ediciones desde 2004 y fue editada en Brasil, Chile, Uruguay, Holanda, Israel, Alemania, Francia, Italia y Kuwait. Pero Bong Joon Ho ya se había fijado en la cultura argentina en su anterior película Okja (2017) donde en una de sus escenas más esmeradas, en el cruce nocturno de un puente, suena "A Evaristo Carriego", un tango instrumental de Eduardo Rovira (1925-1980) por la orquesta de Osvaldo Pugliese, nada menos. Juan José Saer sostenía también que el guión de Taxi Driver, Scorsese quintaesencial, estaba demasiado inspirado en su cuento "El taximetrista" y aseguraba que el guionista Paul Schroeder había pasado un año trabajando en Buenos Aires y era posible que lo hubiera leído. Este pandémico 2020, también, circuló por todo el mundo la imagen de un cuarteto de cuerdas tocando Puccini para 2300 plantas en el Teatro Liceu de Barcelona. Otro invento argentino: en 1995 el grupo avant garde Reynols había realizado un "concierto para plantas" para presentar "Gordura Vegetal Hidrogenada" su legendario disco sin disco. Lo hicieron en la sala de conciertos de una academia de música, hoy demolida, en Caballito. Después, en Recoleta, enchufaron diez guitarras a una calabaza gigante en una performance que la policía siguió atónita.

******

Quizás una política cultural sea promocionar a la Argentina como un destino de sampleo. Mientras se discute al trap y el free-style (ya absorbido como commoditie por la publicidad) en su reemplazo generacional del rock, la textura de nuestros viejos discos, esas baterías delgadas y sus bajos escuálidos, se vuelve una novedad a oídos de productores que no reparan en el contexto y en esta reutilización en mosaico reescriben, aunque sea en la letra chica de los samples, la leyenda del viejo soul de Plaza Francia.