Helados de Coppelia, Leyes y música de los 1980, la vida de Alina Rubi antes de ser astróloga

Helados de Coppelia y noches de farra para al día siguiente ir a un examen, la música de los 1980 tan presente hoy como ayer, y una gitana sentada al borde de la cama que viene de mensajera pero le pone el miedo en el cuerpo; el choque con la maternidad en solitario con dos hijas, una de dos años y otra recién nacida; una carrera de Leyes que se quedó en el tintero cuando cruzó el Estrecho de la Florida.

La vida de la astróloga cubana Alina Rubi, de quien se leen sus columnas todas las semanas en el Nuevo Herald, se parece tanto –y a la vez es tan distinta– a la de cualquier inmigrante en esta ciudad. Varios trabajos, estudios paralelos, muchos comienzos y una pasión que al final la lleva por un camino que le hace justicia a sus estudios de varias décadas.

Rubi se graduó en el 2013 en la escuela de Asociación Americana de Astrólogos, de Arizona. Y para no dormirse en los laureles del éxito, acaba de lanzar dos libros que sirven de guía para recibir el 2023, Amuletos y rituales para el éxito 2023 y Horóscopo 2023, predicciones zodiacales y astrólogicas mundiales, ambos disponibles en Amazon y Barnes & Noble.

¿Qué trae ese 2023 que se perfila duro en muchos aspectos?

“El tránsito planetario más importante para el 2023 es el del planeta Plutón entrando en el signo de Acuario el 23 de marzo. “Plutón simboliza el fin y la tragedia, y, como regente de Escorpión, está a cargo del karma, la muerte y el renacimiento. Los tránsitos de Plutón producen derrumbe, aniquilación y, de las ruinas despierta la conciencia. Como representante del destino, cualquier perturbación o catástrofe que produzca son inevitables en favor de la reformas”, dice.

La astróloga comparte aquí con los lectores de el Nuevo Herald sus aficiones, su historia personal y su perspectiva sobre distintos campos de la astrología.

Antes de dedicarte a la astrología, ¿estudiaste alguna carrera? ¿Qué te hizo tomar el camino de la astrología?

Estudié Derecho en la Universidad de la Habana, pero ejercí solamente por un año. Cuando llegué a Miami trabajé en varios restaurantes y oficinas, y paralelamente realicé cursos en materias terapéuticas suplementarias y psicológicas, alcanzando la categoría cuatro como Instructora de Reiki, Sanación bioenergética con cristales, Sanación angelical, Interpretación de sueños, Astrología profesional, Coaching espiritual, y en agosto de este año Astrología China.

Me incliné más hacia la astrología porque me proporcionó técnicas para asistir a otros. Ha sido un camino de descubrimientos porque comprobé que la astrología penetra en lo más profundo del subconsciente, y constituye los vínculos entre los patrones astrológicos y las facultades básicas de los individuos, sus fases de crecimiento, patrones psicológicos, procesos cognitivos, luchas, trastornos subconscientes y de la personalidad y las estructuras de protección.

Sinceramente he estudiado más de lo que creía, y cada día sigo profundizando. Mi propósito es que a través de la astrología las personas puedan sanar y evolucionar.

Alina Rubi muestra su libro ‘Horóscopo 2023’, disponible en Amazon, Barnes & Noble, Google Books, Baker and Taylor y Kobo.
Alina Rubi muestra su libro ‘Horóscopo 2023’, disponible en Amazon, Barnes & Noble, Google Books, Baker and Taylor y Kobo.

¿Cómo recuerdas a la Alina adolescente en Cuba, y qué conservas de esa época?

La Alina adolescente era más alegre que la Alina adulta, lo cual es normal porque en esa etapa todos tenemos menos responsabilidades. Si miro esa fase me veo feliz, tratando de combinar los estudios con la diversión. Añoro esos tiempos en la beca, tratando de ver qué inventaba para no trabajar en el campo a las 7 de la mañana, saliendo todos los fines de semana al Coppelia o al cine Yara, o regresando de madrugada del Café Cantante o del Cabaret Parisien, y estudiándome un libro de más de 200 páginas para un examen ese mismo día.

Conservo los momentos con mis amigos, todo lo que espiritualmente me enseñó mi abuela, la música que todavía es la que me gusta hoy y la experiencia del primer amor.

¿Cuál es la parte de la astrología que más te interesa y qué aspectos rechazas?

Me gustan todas, sobre todo la Astrología Natal, pero realmente la Astrología Vocacional me fascina, ya que es única en su potencial de ver el cuadro completo de la capacidad para la prosperidad y el triunfo de una persona. Me atrae mucho también la Astrología Kármica, una rama que descifra la carta natal en conexión con el karma de una persona, para posibilitar su evolución.

No rechazo ninguna rama de la astrología, pero discrepo de las personas que piensan que la Astrología se puede usar como herramienta predictiva, y digo “predictiva” entre paréntesis, ya que la astrología no es un instrumento predictivo. La astrología opera como un método de relaciones, por consiguiente, logramos ver etapas, esquemas y el equilibrio en el caos. Realmente no me atrae pronosticar lo que va a suceder, y aunque estudié astrología predictiva, me he apartado de esa tendencia porque no conecta con mi comprensión de la vida. La astrología estudia el pasado para no repetir los mismos errores y patrones en el futuro.

Si las ‘estrellas inclinan, pero no obligan’, qué queda de parte de las personas para cambiar lo que marca la fecha, hora y lugar de su nacimiento.

Pienso que el día que nacemos comienza a cumplirse nuestro destino, venimos con un contrato a esta vida, pero también venimos con libre albedrío. Nuestro destino está escrito detalladamente en la carta natal, la cual nos dice cuáles van a ser nuestros desafíos, pero también con qué herramientas contamos para enfrentarlos y solucionarlos.

Creo en el destino, o en el karma, pero también en nuestra capacidad para cambiarlo y decidir nuestro camino, porque los patrones astrológicos de nuestras cartas natales tienen una infinidad de probabilidades las cuales dependen de nuestra libertad de elegir. Es muy fácil echarle la culpa a los planetas, u otras personas, para no aceptar responsabilidades.

¿Alguna vez encontraste un obstáculo que pensaste no podías superar? ¿Cómo lo hiciste?

Como todo ser humano he tenido miles de obstáculos en mi vida. Siempre digo que puedes tener un plan y de pronto la vida, o el destino, te lo cambia. El más difícil fue quedarme sola con mis hijas cuando una tenía 2 años y la otra, 45 días de nacida. Mi plan nunca fue ser madre soltera, y te digo plan porque yo planifiqué cuándo tenerlas. Sucedió, y en ese momento exacto me paralicé porque no sabía cómo iba a enfrentar esa responsabilidad.

Lo superé gracias al apoyo de mi familia, pero sobre todo a mi espiritualidad y capacidad de aceptación y resiliencia. Yo me recuerdo en esa etapa repitiendo en mi mente diariamente la frase de San Francisco de Asís: ‘Empieza por hacer lo necesario, luego haz lo posible y de pronto estarás logrando lo imposible’. Y así fue, como por arte de magia ese desafío se convirtió no solo en una oportunidad de aprendizaje, sino en mi aliado y en una confirmación que todo es parte de un plan más grande que el mío.

Una vez me contaste de una ‘gitana’ por allá en tu ascendencia. ¿Alguna vez has tenido experiencias sobrenaturales, algo que te indique que no estamos solos?

Mi vida ha estado llena de experiencias sobrenaturales. Desde pequeña esa ‘gitana’ que te conté se me sentaba en la cama y yo me moría de miedo. Ahora no me gusta llamarlas sobrenaturales, les digo experiencias agradables y maravillosas. He vivido experiencias increíbles para muchos, tales como estar en presencia de eruditos “maestros” del mundo etéreo que te guían.

En regresiones he visto sorprendentes escenas de mis vidas pasadas, he visitado los registros akáshicos o etéricos, míos y de otras personas que hablan de tiempos pasados y futuros, y he recibido mensajes o avisos de mis familiares ya fallecidos, y de mi “gitana” a través de mis sueños que después se han cumplido, o me han servido para prepararme con anticipación a un evento.

Reconozco que la ciencia nos ha regalado muchos beneficios, pero hay eventos que retan las definiciones científicas. Yo siempre digo que tengo mi mente abierta a todo y nunca atada a nada, porque no me considero una fanática.