“Siempre está ahí el alcohol”: a qué edad empieza el consumo en los adolescentes bonaerenses y por qué pone en alerta a los médicos

El relevamiento se realizó entre el 18 de agosto y el 9 de septiembre de 2021
El relevamiento se realizó entre el 18 de agosto y el 9 de septiembre de 2021

“Siempre está ahí el alcohol. Entre mis compañeros es habitual su consumo, toman todos los fines de semana, cada vez que salen y se juntan, seamos muchos o pocos, en una fiesta o en algo más tranqui”, detalló Sofía, de 16 años, que vive en Merlo, en la zona oeste bonaerense.

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Las estadísticas son alarmantes. Un informe del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires indica que el 21,2% de los jóvenes inicia su consumo de alcohol entre los 12 y los 13 años. No obstante, la edad en la que se registra el mayor indicador de comienzo de la ingesta es a los 14 años (30,06%), seguido por los 15 (27,49%). Los especialistas consultados por LA NACIÓN alertan sobre las consecuencias irreversibles que este tipo de hábitos puede ocasionar en la salud de los niños y adolescentes.

“Al ingresar a la vida adulta, en el inicio de estudios universitarios o de incorporación al mercado laboral, los jóvenes llegan con una amplia experiencia en el consumo de alcohol, conducta que fue adquirida durante la adolescencia”, destaca el informe en sus primeras observaciones.

El estudio cuantitativo y aleatorio elaborado por el organismo bonaerense, a cargo de Guido Lorenzino, fue instrumentado a través de una encuesta por medio de una plataforma digital con un cuestionario cerrado, voluntario y anónimo, distribuido a una población de 1000 alumnos de entre 12 y 18 años de establecimientos educativos de la provincia gobernada por el oficialista Axel Kicillof. La recolección de los datos se realizó entre el 18 de agosto y el 9 de septiembre de 2021.

A pesar de que las estadísticas indican una baja en todos los indicadores de consumo de alcohol en adolescentes respecto de la última encuesta realizada, en 2019, la Defensoría, en las conclusiones del estudio, y los especialistas consultados advierten que estas cifras no debieran tomarse como un cambio de hábito dado que los números podrían estar sesgados por las restricciones de circulación durante la pandemia de coronavirus. Sin embargo, el organismo comparó ambos períodos, con la aclaración de que en los dos relevamientos se usaron metodologías diferentes y en contextos sanitarios distintos. Así concluyó que la edad de inicio de la ingesta de alcohol se mantuvo estable tanto en 2019 como en 2021: entre los 12 y los 15 años.

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Los daños

“Comencé a tomar alcohol a los 15, más o menos”, precisó Sofía. Y señaló que su consumo es esporádico, “cada dos o tres meses”, y que lo hace en situaciones específicas como alguna fiesta o cuando sale con sus amigos.

“Mientras más temprana es la edad de comienzo de la ingesta de alcohol, mayor es el daño que puede provocar a nivel cerebral. El alcohol es una sustancia psicotrópica y psicoactiva, que provoca modificaciones estructurales en el cerebro”, alertó en diálogo con LA NACIÓN Francisco Dadic, médico especialista en medicina interna y toxicología, y director del sitio web Toxicología Hoy, que además precisó que más del 50% de las personas que tienen un consumo problemático han probado estas sustancias durante la adolescencia o la niñez.

Juan Gossen, integrante del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la provincia, calificó esta situación como “extremadamente peligrosa”, y explicó: “La enzima que metaboliza el alcohol recién se termina de desarrollar en el organismo después de los 18 años. Es decir, las consecuencias que puede sufrir un niño o adolescente a partir de una borrachera son realmente muy graves”.

Al respecto, el médico pediatra especialista en adolescencia del Hospital Alemán, Pablo Bonacci, destacó la política pública argentina de no expendio y venta de alcohol a los menores de 18 años y la justificó: “Desde lo neurobiológico el cerebro de los adolescentes está en desarrollo, inclusive hasta los 20 años, y el consumo de alcohol puede desencadenar alguna alteración”.

Otros datos

Los resultados obtenidos en el relevamiento muestran, además, que el 78,5% de los jóvenes entrevistados tomó alcohol alguna vez en su vida, el 65,2% bebió en el último año y el 52,8% en el último mes. También detecta una mayor prevalencia de vida de consumo de alcohol por parte de mujeres respecto a los hombres: 80,97% y 74,75%, respectivamente. Algo similar se verifica en la mensual y la anual.

“Entre mis amigos toman más las mujeres que los hombres, pero conozco otros grupos en los que toman más los varones. Sin embargo, es más o menos igual, no hay mucha diferencia”, señaló Sofía.

Tomás tiene 16 años y vive en Lomas del Mirador. Si bien comentó que consume alcohol desde los 15, precisó que lo hace de manera moderada. “No tomo con frecuencia, y si lo hago es cuando salgo con amigos, o algo así”.

Desde su perspectiva, la ingesta de alcohol en varones y mujeres es casi igual. “Hay veces que alguna chica toma más que un chico, pero en general toman a la par”, señaló.

“El motivo por el cual se produjo este emparentamiento tiene que ver con fenómenos culturales y sociales, y con una mayor adaptación y aceptación de la mujer al consumo de alcohol. Es decir, se dio por una combinación de menores prejuicios y una profunda desinformación sobre los riesgos del consumo tanto crónico como agudo”, determinó Dadic respecto de la tendencia que muestra el estudio.

Geraldina Peronace, médica psiquiatra y especialista en adicciones, puso el foco en las redes sociales y en cómo estas inciden en la “construcción del yo” de los adolescentes. “La mujer tiene una presión mayor con este rol imaginario que se cimenta en redes como Instagram o Facebook, de cómo tiene que ser esa mujer ideal, con una cara y un cuerpo determinado”, explicó Peronace, y comentó los casos con lo que se encuentra en el consultorio: “En las chicas hay un montón de cuadros de alcohorexia, en el que no comen, pero toman un montón de alcohol para suprimir el hambre”.

Por su parte, Gossen apuntó contra las estrategias publicitarias de la industria de las bebidas alcohólicas y remarcó que va dirigida a los jóvenes por igual, sin distinción de género: “Los datos muestran un rasgo de época en cuanto al consumo problemático. Hace unas décadas parecía ser una cuestión que se registraba principalmente en hombres. Esta situación encuentra múltiples explicaciones, no hay una sola causa. Una de ellas la podemos encontrar en el impacto de las estrategias publicitarias de la industria del alcohol, que apuntan a atraer consumidores jóvenes y que asocian directamente la ingesta de sus productos con el éxito, con los logros deportivos, con las relaciones sociales, con la amistad y hasta con ciertos modelos estéticos de corporalidad”.

Modalidad atracón

El binge drinking o consumo episódico excesivo de alcohol (CEEA), es una de las formas más peligrosas en la que los adolescentes toman. Los especialistas la llaman “modalidad atracón”, que definen como la ingesta de más de cinco tragos en una sola ocasión, y advierten sobre sus riesgos, que en los casos más extremos puede derivar en la muerte. Según los datos arrojados por el estudio de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, este tipo de ingesta en 2021 fue de un 10,7% en jóvenes.

Para Dadic, esta tendencia es muy peligrosa porque lleva a cuadros importantes de intoxicación. “Las concentraciones de alcohol en sangre que llegan a tener estos chicos es muy elevada y esto provoca primero una desinhibición, después trastornos en el habla, en la coordinación (ataxia), dificultades motoras, somnolencia, y pueden llegar a cuadros de coma, con pérdida de la consciencia, o cuadros de hipoglucemia severa, pudiendo provocar convulsiones e hipotermia y en algunos casos pueden terminar en la muerte”, detalló.

“En diciembre es cuando más se toma porque es cuando se organizan las fiestas de egresados. Ahí es cuando más se consume alcohol, generalmente cosas baratas porque nadie tiene plata: un vodka con jugo, y de vez en cuando también Fernet con coca”, precisó Sofía.

Por su parte, Tomás coincide con ella respecto de las bebidas más populares entre los jóvenes. Los llamados de atención y alarma ren relación a la mezcla de bebidas azucaradas con alcohol en jóvenes abundan. De hecho, Gossen denominó a esta tendencia como la “saborización del alcohol”.

“La gaseosa hace más digerible el consumo de la bebida de alta graduación alcohólica y facilita que sea una opción que gana terreno entre los jóvenes”, indicó.

Cómo concientizar

Sofía y Tomás aclararon que están al tanto de los riesgos que supone la ingesta de alcohol. Además, detallaron que en sus hogares se aborda la problemática, e indican que sus familias apuntan a que sus hijos consuman de manera moderada. “Este tema en casa se trabaja muy bien, mis papás me dicen que si tomo no lo haga en exceso, siempre en la menor cantidad posible”, indicó Tomás.

Sobre la concientización de la juventud respecto de los riesgos que se derivan de la ingesta de alcohol, Peronace realizó una autocrítica e hizo hincapié en la falta de actualización respecto de lo que conmueve e interpela a los jóvenes: “La prevención que hacemos está pasada de moda. Si no hacemos una prevención moderna, atractiva para la juventud actual, el mundo nos lleva puesto”.

Dadic, en tanto, sumó el costado social del consumo de alcohol: “Es la sustancia de abuso socialmente más aceptada. Los chicos ven a los tíos que se emborrachan en las fiestas, a los padres que consumen alcohol en el domicilio y en reuniones. Todos esos son mensajes al subconsciente del niño o adolescente, que lo lleva a pensar que el alcohol no es una sustancia tan peligrosa”.